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Pedro Sánchez renuncia a los Presupuestos de 2024 y ordena trabajar ya en los de 2025

El presidente reacciona después del adelanto electoral en Cataluña, que complicaba mucho las negociaciones

Pedro Sánchez, este miércoles durante su intervención en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso.Foto: ÁLVARO GARCÍA | Vídeo: CADENA SER
Carlos E. Cué

La legislatura aún no está en el aire, según el análisis extendido dentro del Gobierno, pero el adelanto electoral en Cataluña ya ha tenido la primera consecuencia de calado en la política nacional. Esta tarde, poco después de conocer el anuncio de Pere Aragonès, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha tomado la decisión de renunciar a los Presupuestos de 2024, tal y como ha avanzado EL PAÍS. Sánchez ha ordenado a su equipo, con la vicepresidenta María Jesús Montero al frente, que empiece a trabajar ya en los de 2025, con calma y cuando esté clarificada ya la situación política en Cataluña. La idea sería, en ese caso, aprobarlos en el momento habitual, a finales de año, comenzando su tramitación en septiembre u octubre. Los Presupuestos de 2023 se prorrogarán así todo 2024.

Según fuentes del Gobierno, Sánchez cree que no tiene sentido negociar las cuentas con los partidos pendientes de las elecciones catalanas. La negociación iba a ser muy complicada en plena precampaña catalana porque cada partido querría sacar el máximo posible, y subiría el precio con la vista puesta en unos comicios muy abiertos. El presidente, según señala su entorno, está convencido de que el PSC tendrá un muy buen resultado y se podrá reabrir esta negociación ya con la disputa entre ERC y Junts más clarificada. Hasta hace unas horas, el Gobierno estaba seguro de que podría sacar los Presupuestos de 2024 y los estaba negociando, pero el adelanto electoral ha trastocado todos los planes.

“La convocatoria electoral en Cataluña altera el tablero político. Los Presupuestos están prorrogados. Siendo realistas, hay que aprovechar estos trabajos y estos preacuerdos para trabajar en los Presupuestos de 2025″, ha ratificado Montero poco después en la Cadena SER. Con tres elecciones en los próximos tres meses —vascas en abril, catalanas en mayo y europeas en junio— el Gobierno se pone así ya en modo campaña electoral y asume que la consolidación de la legislatura que esperaba para las próximas semanas tendrá que esperar algo más. Aun así, fuentes del Ejecutivo señalan que los pactos con ERC y Junts para algunas cuestiones siguen vigentes. De hecho, el jueves se aprobará en el Congreso la ley de amnistía, la clave de bóveda de la legislatura, y por eso confían en que no se vivirá un infierno parlamentario en las próximas semanas.

Este último giro de la política española, siempre imprevisible —hace pocos días, durante su viaje a Brasil y Chile, Sánchez daba por hecho que habría Presupuestos en 2024 y 2025 y la idea de unas elecciones en Cataluña no estaba en el radar— deja algunas heridas internas también en el Gobierno. La ruptura se ha producido finalmente entre los comunes, que reclamaban la retirada del proyecto de megacasino de Hard Rock en Tarragona, y el PSC, que insistía en que no iba a retirar el apoyo a ese plan y que su pacto con ERC para los Presupuestos ya estaba cerrado. Comunes y PSC son los representantes en Cataluña de Sumar y el PSOE, los dos aliados de la coalición.

La Moncloa, según fuentes del Gobierno, intentó que Yolanda Díaz, vicepresidenta y líder de Sumar, presionara a los comunes para que no tumbaran los Presupuestos. Y, a su vez, Sumar intentó que Sánchez presionara a Salvador Illa, líder del PSC, para que cediera algunos aspectos del megaproyecto, especialmente la reducción de la fiscalidad del juego, y así poder encontrar un acuerdo. Mientras en La Moncloa se extendió la idea de que Díaz no controla a su formación, y no ha impedido que los comunes pusieran en riesgo indirectamente la estabilidad del Gobierno al tumbar los Presupuestos de un aliado, en Sumar se instaló la sensación de que Illa quería ir a elecciones y por eso forzó la situación y Sánchez no se lo impidió.

En ambos sectores queda un resquemor con el otro lado que puede afectar a la coalición. Además, ahora se abre la rivalidad entre ellos en Cataluña, donde el PSC culpa a los comunes del fiasco y viceversa. También hay una tensión evidente entre los comunes y ERC, que son rivales electorales. Toda esta competencia sin duda generará unos meses nada pacíficos para el Gobierno, pero en La Moncloa insisten en que la legislatura no está en riesgo porque Sánchez sigue teniendo una mayoría, no hay posibilidad de moción de censura y es el único que podría adelantar las elecciones, algo que no entra en sus planes.

Al contrario, ya está pensando en que tras la recomposición política que dejarán las elecciones en Cataluña podrá empezar a trabajar con más calma en los Presupuestos de 2025. De hecho, en La Moncloa señalan que si salían los de 2024, los de 2025 se iban a ver muy contaminados por la precampaña de las catalanas, que como máximo tendrían que celebrarse en febrero de 2025. Las elecciones ahora tumban los de 2024, pero pueden hacer más fáciles los de 2025.

La pregunta ahora es a quién convienen más las elecciones en Cataluña, y qué consecuencias podrían tener en política nacional una vez que concluyan. Parece evidente que ERC ha entendido que era un buen momento, porque la convocatoria solo dependía de ellos —podían seguir perfectamente con los presupuestos prorrogados— y ahora quieren jugar la baza de unas elecciones, aun sin la posibilidad de que Carles Puigdemont sea el candidato. El expresident sostiene que sí podrá serlo, porque cree que la amnistía llegaría para la investidura, pero los cálculos que se manejan en el Gobierno señalan que es muy poco probable que eso sea así. ERC además cree, según fuentes de este partido, que el PSC está ahora más débil por el caso Koldo. Mientras, desde el PSOE y el PSC están convencidos de que Illa tiene mucha fuerza como candidato y están seguros de que será con comodidad el partido más votado, aunque no está claro si podrá gobernar, como le pasó en las últimas elecciones.

En otras palabras, tanto ERC como el PSC parecen confiar mucho en sus bazas, no en vano son los dos que han asumido esta decisión —ERC convocando y el PSC aguantando el pulso de los comunes, que sabían que podían conducir a este adelanto—. Los que quedan más descolocados aparentemente son los comunes y Sumar, que no querían el adelanto electoral. Fuentes de este grupo señalan que las encuestas no les dan malos resultados, aunque asumen que ahora todos los demás intentarán culparlos a ellos del fracaso de los Presupuestos.

Junts también parece llegar con el pie cambiado a este adelanto, porque aún no tiene candidato definido y está esperando el regreso de su líder, Puigdemont, o la retirada de la inhabilitación de su secretario de organización, Jordi Turull. El PP se ve bien colocado porque puede aspirar a recuperar todo el voto de Ciudadanos y también una parte de Vox, que está en horas bajas. Aun así, los populares, incluso mejorando mucho, tienen muy poco peso en Cataluña y no entran en ninguna ecuación para decidir el Gobierno. En cualquier caso, son unas elecciones muy abiertas, como todas las catalanas, y de su resultado dependerá también la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez. De momento, ya ha tenido una consecuencia inmediata: lo ha dejado sin Presupuestos todo este año.

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