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Una conexión exprés para llevar agua del Ebro a Barcelona: los expertos la fijan en ocho meses

El Observatorio Intercolegial defiende la infraestructura como una de las soluciones estructurales contra la sequía

Sequia Cataluña
El pantano de Sau, al 5% de su capacidad, con varias edificaciones al descubierto.Albert García
Dani Cordero

El Govern defiende que llevar agua en barcos desde Sagunto a Barcelona es la opción más rápida y segura para garantizar el suministro en el área metropolitana, una vez los pantanos agudicen su actual déficit hídrico a partir del verano. Es uno de los argumentos, además de la oposición existente sobre todo en Tarragona, que utiliza para obviar una posible interconexión del Ebro con la red de Aguas Ter-Llobregat (ATL). El Observatorio Intercolegial del Agua, en el que participan colegios de ingenieros y economistas, continúa sin embargo presionando para sacar adelante esa infraestructura. Ha elaborado un estudio que asegura que esa tubería de 65 kilómetros, con sus estaciones de bombeo, podría estar lista en apenas ocho meses si el Ejecutivo abriera un proceso urgente para el proceso de estudio, expropiación de terrenos y licitaciones para sacarla adelante.

En su opinión, se trata de una de las soluciones esenciales para acabar con los capítulos estructurales de sequía a los que se enfrenta Cataluña con la crisis climática. Y consideran que puede ser la salvación para ambos territorios, ya que la posibilidad de enviar flujos de agua tanto en una dirección como en la otra permitiría salvar ahora al área barcelonesa con los excedentes hídricos del Ebro y, si se invirtieran las tornas, también la zona de Tarragona que ahora bebe del Ebro podría beneficiarse de un presunto sobrante de agua de la red Ter-Llobregat. Según sus cálculos, las obras tendrían un coste de 275 millones de euros (expropiaciones e impuestos aparte) y unas 32 semanas de duración.

La propuesta del observatorio del agua —que aglutina a ingenieros industriales, de caminos y agrónomos, además de economistas— considera que su propuesta es viable a efectos de calendario siempre y cuando se efectúe un reparto de lotes de trabajos y de compras de suministros y se evite la licitación por concurso, que dilataría mucho el proceso. El proyecto constructivo definitivo podría estar listo a la décima semana de iniciar los trabajos y mientras tanto se habría podido ir trabajando en el encargo de todo el material necesario.

“Es una solución estructural, si pensáramos en crear una red desde cero, haríamos esta misma propuesta”, afirmó este miércoles Carles Conill, presidente del ente intercolegial, que calificó la interconexión con el Ebro como “la solución” ante futuras sequías y advirtió que los pantanos de las cuencas internas catalanas, de las que se surte la red Ter-Llobregat, continúan reduciéndose y ya están por debajo del 15% de su capacidad, lo que limita todavía más la capacidad de aguante de Barcelona sin nuevas lluvias. Si existiera, podría aportar en torno a cuatro hectómetros cúbicos diarios de agua, más de la mitad de lo que está saliendo ahora de los embalses del noreste catalán.

El proyecto en el que han trabajo los ingenieros, que ha contado con empresas especialistas en este tipo de obras, supone unir la red de agua del Consorcio de Aguas de Tarragona (que depende de pozos y del minitravase del Ebro) y la red de ATL. El inicio de las obras se sitúa en Tarragona en un depósito, donde se instalaría la primera bomba que permitiera hacer llegar el agua hasta Santa Miquel d’Olèrdola, situado a una cota 200 metros superior. Desde allí se llegaría a Masquefa, a través de una tubería que ya está construida y que acabaría siendo la conexión con la red de Barcelona. El pantano de Mequinenza, de donde llegaría el agua, está hoy al 84% de su capacidad, con 1.166 hectómetros cúbicos, 11 veces más que en todos los pantanos de las cuencas internas catalanas.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 
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