¿Cómo remontar PISA?
Un 25% de alumnos comienza la ESO con un nivel insuficiente de lecto-escritura que les aboca al fracaso
Tras asimilar los resultados PISA 2022 en Cataluña y metabolizar la catarsis generada, toca hacerse la gran pregunta y responderla. ¿Cómo remontar este panorama? Las 10 propuestas presentadas por el Departament parecen tan improvisadas como inmaduras dado que cuatro de ellas son redundantes (inclusión y refuerzo de lo básico) y ninguna concreta qué hay que hacer a partir de septiembre. Apuntaré aquí tres sugerencias de un debate que será amplio.
Primero. Hoy un 25% empieza la ESO con un nivel insuficiente de lecto-escritura que les aboca hacia el fracaso. Hay que reducirlo a cero con planes de mejora evaluables (de centro y zona) así como enriquecer el entorno educador y la equidad extra-escolar. La mirada de atención ha de ser más longitudinal y cuidar mejor las transiciones a lo largo de primaria, en 1º de ESO, en la ESO y hacia la post-obligatoria titulada.
Segundo. Adecuarse rápidamente a las necesidades especiales in crescendo de una nueva adolescencia digitalizada que requiere de más apoyos inclusivos, multi-profesionales, mentorías y planes personalizados, pero sin rebajas compasivas ni agrupamientos por nivel (streaming). Definir una nueva política para la ESO que rebaje ratios según los contextos, cierre brechas de aprendizaje, estabilice plantillas y pague más al profesorado en entornos desafiantes. Para ello se debe revertir la jornada intensiva en los institutos y ofrecer una educación a tiempo completo de calidad que integre lo formal y lo no-formal como fija la LOMLOE.
Tercero. Cataluña tiene la mayor dispersión de resultados entre centros de toda España, pero aun así está mucho mejor que el abismo de Holanda o Francia. Tiene el centro público con mejor resultado en España (573 puntos) siendo de renta media pero el peor público catalán del mismo nivel de renta está 3 cursos por debajo (478 puntos). Lo mismo pasa entre centros de renta baja: mucha dispersión entre los mejores y los peores. Cada servicio territorial tiene mapeados sus centros, pero parece que no les ayudan lo suficiente. Tampoco comparte los datos ni la co-responsabilidad por elevar resultados con los municipios y el entorno.
Toca descentralizar. Aplicar las zonas educativas de la LEC (2009) que liquidó la consellera Rigau y profesionalizar la gerencia zonal eliminando la burocracia que sufre el profesorado es una medida urgente y funcional. Dar autonomía de zona y que ésta decida ratios más bajas, comparta objetivos estratégicos con los municipios, centros y familias y aplique soluciones de lo que se sabe que funciona ante cada desafío que tenga cualquier equipo docente.
Se ha abusado de una retórica vacía y frívola de transformación educativa que ha estresado el sistema. Toca más humildad, aprender más de Estonia, Irlanda o Navarra y rentabilizar los 1.300 millones de inversión transferidos desde el Ministerio.
El profesorado no ha de ser un héroe ni un burócrata. Es el pilar público del conocimiento y la socialización y requiere menos tiempo lectivo y más para trabajar en equipo, formarse y coordinarse. Se puede y vamos a remontar sabiendo que el techo de la calidad del sistema depende de la profesionalidad de su gobernanza.
Xavier Martínez-Celorrio es profesor de Sociología de la UB
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