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El centro de preproducción de chips de Cataluña: un salto tecnológico para el que ya hay una red

El impulso de esta planta, que abrirá en 2026 con 200 empleados y supondrá una inversión de 360 millones de euros, quiere ser una pieza clave para avanzar en la soberanía europea en semiconductores

Josep Catà Figuls
cataluña
Vista del parque del Alba en Cerdanyola del Vallès, donde está el Sincrotrón Alba y donde se situará la fábrica de prototipaje de chips Innofab.

Hay saltos sin red y saltos con red. Los segundos más calculados y preparados, pero no por ello menos espectaculares. La cuestión es saltar y sacar el máximo provecho, llegar a lo más alto. El impulso para instalar un centro de preproducción de chips, acordado el pasado jueves entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonès, es el salto tecnológico que toda la red de innovación —universidades, centros de investigación y empresas tecnológicas e industriales— espera acoger y estaba reclamando. El centro, que se llamará Innofab, se construirá en Cerdanyola del Vallès, al lado del sincrotrón Alba, y tiene que estar listo en 2026 para que empiecen a trabajar 200 empleados de muy alta cualificación. Con el acuerdo para su financiación —la infraestructura costará 360 millones de euros que saldrán de los fondos europeos Next Generation— se da el pistoletazo de salida a una infraestructura que quiere ser clave en la estrategia europea para lograr la soberanía en la fabricación de semiconductores.

Pero, ¿qué es un centro de preproducción? El centro Innofab será una infraestructura donde se podrán fabricar prototipos o series cortas de microchips recién diseñados y que necesiten ponerse a prueba antes de enviarse a fabricar a gran escala en las fundiciones de China, Taiwán o Estados Unidos. Es el paso intermedio entre la investigación o el diseño, y la fabricación. La estrategia de la Unión Europea es conseguir depender menos de estos pocos países que fabrican semiconductores, y fabricarlos en suelo europeo. Pero aunque hay una competición en marcha para ver dónde se sitúan estas grandes fundiciones, hay un paso previo, que es dar la oportunidad de que los chips diseñados en Europa puedan desarrollarse. Y Barcelona, uno de los territorios con más potencial en el diseño de estas tecnologías, es el lugar ideal para esta planta de prototipaje.

El mismo día que Sánchez y Aragonès acordaban dar impulso y financiación a este proyecto, ambos fueron al Barcelona Supercomputing Center (BSC) a encender el superordenador Marenostrum 5. El director del BSC, Mateo Valero, se felicitó por el gran avance en la computación que supone este hito, pero recordó que esta máquina no tiene chips diseñados ni fabricados en Europa: “La mala noticia es que Europa no diseña chips de alto rendimiento. Es algo que hay que cambiar y es el momento”, dijo Valero. El director asociado del centro, Josep Maria Martorell, cree que el centro Innofab es una muy buena noticia en este sentido. “En la microelectrónica hay cuatro fases: formación, investigación, diseño y producción. En Barcelona estamos muy bien en las dos primeras y estamos mostrando mucho potencial en la tercera. Y este proyecto nos acerca ya a la última fase de producción”, explica Martorell, que cree que lo importante es ser fuertes en toda la cadena de valor. Detalla que será de gran utilidad: “Cuando diseñas un chip tienes que hacer un tape-out, un prototipo para ver cómo funciona, antes de empezar la producción comercial. En Europa hay algún centro para hacerlo, pero pocos, y en España ninguno. Y en el campo de los chips para superordenadores, solo se puede hacer en la TCMC, en Estados Unidos. Como mucho, puedes enviar alguna prueba al Centro Nacional de Microelectrónica del CSIC, en Bellaterra”, resume.

El Govern anunció ya el pasado mes de mayo su intención de situar esta planta de prototipaje de chips en Cerdanyola del Vallès. Trasladó su propuesta al Ministerio de Industria para que pudiese optar al Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de semiconductores, el proyecto sectorial financiado con fondos europeos Next Generation que más dinero prevé repartir, 12.250 millones de euros. Aleix Cubells, director general de fondos europeos de la Generalitat, explica que aún está por ver si toda la inversión necesaria, 360 millones de euros, vendrá por esta vía, pero confirma que el acuerdo con el Gobierno es financiar toda la infraestructura, y terminarla en el periodo que marca el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia, es decir, como muy tarde en 2026. De las 200 personas que trabajarán en el Innofab, la mitad serán científicos, y la otra mitad tecnólogos o ingenieros, “gente extremadamente cualificada”. “Cataluña está muy bien posicionada para atraer y retener talento desde hace años, porque tenemos el BSC, el Centro Nacional de Microelectrónica y grandes universidades, y esto ha permitido que exista este ecosistema. El centro lo que hará será crear más talento, inspirar a las nuevas generaciones y generar aún más ecosistema”, explica Cubells.

Colaboración en red

La clave de todo es trabajar en red. Por eso se situará al lado del sincrotrón Alba, una infraestructura que permite investigar el comportamiento de los materiales. De hecho, ambos centros estarán conectados: en el Innofab se podrán prototipar chips cuya oblea será de 200 milímetros de un material semiconductor como el silicio o materiales híbridos o alternativos —lo que incluirá aplicaciones como la computación neuromórfica y la computación cuántica—, y el sincrotrón permitirá entender cómo son estos materiales y cómo se pueden hacer funcionar los chips del futuro.

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La Generalitat ha trabajado de la mano de todo el sector, y detrás del proyeco están el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2), el Sincrotrón Alba, el Institut de Microelectrònica de Barcelona, el Institut de Ciències Fotòniques y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), entre otros. “Todos pedían esta infraestructura, porque donde tenemos más potencial es en el diseño”, explica Cubells, que recuerda que será el primer centro de este tipo en España, y uno de los pocos que hay en Europa. La infraestructura se integrará en una red estatal de diferentes actores en investigación y desarrollo de semiconductores, y estará a disposición de universidades, centros de investigación, startups, pymes y grandes empresas industriales, tanto de España como internacionales. “Esto creará mucho ecosistema, porque mucha gente querrá venir a utilizarlo, o se crearán empresas que surjan de los centros de investigación con el propósito de diseñar chips”, apunta Cubells.

La titularidad del centro será pública, y aunque todavía está por ver cómo será el modelo de negocio, en especial la relación con las empresas, colaborará de forma flexible con distintos actores. Cubells insiste en dos aspectos: en la vocación de conectarse con otros centros de diseño e investigación en España y Europa —”Para estar bien situados dentro de 10 años necesitamos esta infraestructura, que tiene que contribuir a acompañar y desarrollar talento”, dice— y en el hecho de que si se ha elegido Cataluña es porque aquí existe una red que le sabrá sacar jugo: “Es porque existe un Marenostrum 5 que existirá un Innofab. Ha habido un trabajo muy bueno entre todos los actores y niveles, y por eso estamos en disposición de hacer esta inversión, que es el primer paso para contribuir a la soberanía tecnológica europea”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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