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‘Titanas’ en el Mercat de les Flors de Barcelona: una exhibición de madurez artística de Sol Picó, Natsuki y Charlotta Öfverholm

El baile de las tres veteranas bailarinas y coreógrafas fue de diferentes intensidades

Mercat de les Flors de Barcelona
Una imagen de Titanas.Fabian Kriese

Dinámico, original, a la vez que caótico y brillante fue Titanas, un espectáculo estrenado en Valencia en 2022 a cargo de las bailarinas y coreógrafas Sol Picó, Natsuki y Charlotta Öfverholm. Esta presentación en Barcelona, concretamente en el Mercat de les Flors, la noche del jueves, y que permanecerá en cartel hasta esta próximo domingo 5 de noviembre, reunió a numeroso público, entre los que se encontraban muchos compañeros de profesión, e incluso la directora de cine Isabel Coixet.

No es la primera vez que la Picó se reúne en escena con otros artistas, solo hay que recordar el exitoso espectáculo de 2016 La piel del huevo te la da, junto a Candela Peña y la Shica. En esta ocasión ha contado con la colaboración de la catalana Anna Ventura, Natsuki, que desarrolla su carrera profesional desde 1988 en Francia y cuyo baile es un cruce de danza moderna, el flamenco y el butho, la sueca Öfverholm, que ha trabajado en numerosas compañías internacionales de danza contemporánea como DV 8 Physical Theatre y Bill T. Jones, por citar dos.

Al igual que Sol Picó han superado los 50 años de edad y siguen trabajando con una energía arrolladora, como se pudo ver en este espectáculo. En él encarnan a tres diosas poderosas y libres, que bailan juntas o en solitario. Cada una de ellas tiene su personalidad, el gesto en ocasiones coincide y en otras es totalmente dispar, resultando atrayente al espectador por los contrastes. Otro elemento clave en este espectáculo es Judith Farrés, creadora de la música que va jugando en directo con ritmos electrónicos, y el video que se proyecta en las paredes del escenario, obra de artista visual Milosh Luczynski, que combina las líneas geométricas con dibujos barrocos. El vestuario en lame dorado o plateado, combinado con el color rojo, da el espectáculo un matiz intemporal.

Desde el principio las tres artistas tienen la cara tapada con un velo de lame o con una máscara. El coro femenino Actea es otro elemento decisivo en este montaje, de 75 minutos de duración, que empieza con una fuerza inaudita. Lo mejor es el solo de Picó, con las puntas rojas y tirada de una cintas por el coro, en el que baila al son de un ritmo flamenco. Sin embargo los momentos brillantes se intercalan con otros en los que reina el caos y se pierda la fuerza de estas diosas de la escena. Alrededor de los 60 minutos de la pieza hay una imagen hermosa con el coro en escena, que no es estático sino que participa activamente en el espectáculo y se proyectan imágenes de las bailarinas en el video. Es una final poético y de gran belleza. Si bien entonces el encanto se rompe y se añaden15 minutos sin interés y que rozan lo esperpéntico. Lástima.

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