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DANZA

Brillante baile de Sol Picó hacia sus raíces

La coreógrafa presenta ‘Animal de séquia’ en el Mercat, en la Quinzena Metropolitana de Dansa

Una imagen de 'Animal de séquia'.
Una imagen de 'Animal de séquia'.

En el marco de la programación de la Quinzena Metropolitana de Dansa, el Mercat de les Flors de Barcelona ha abierto sus puertas a un fascinante y colorista trabajo de Sol Picó, titulado Animal de séquia. Una pieza que gracias a la producción del Institut Valencià de Cultura, se convierte es un espectáculo de gran formato que ofrece una relectura contemporánea de la cultura popular valencia desde sus raíces. El trabajo de Picó destila la fuerza, el color y la magia de las tradiciones valencianas.

En esta singular aventura la bailarina y coreógrafa valenciana ha contado con excepcionales compañeros de viaje. Primero la vibrante y descriptiva música del compositor, Jesús Salvador Chapi, que interpreta en directo y bajo su batuta la Banda Chapicó, compuesta por 28 músicos, que forman parte activa del espectáculo. Bailan y se mueven con una gran soltura. El fragmento en que la banda toca un pasodoble con todos sus componentes tumbados en el suelo resulta inolvidable. Y el segundo acierto son los 8 magníficos bailares, con una gran calidad técnica a la que se suma una fuerte personalidad escénica. Picó ha creado para ellos un vocabulario coreográfico rudo y ancestral con un gesto contundente muy arraigado a la tierra. Son hombres y mujeres fuertes con una gran fiereza en su mirada.

En Animal de séquia su autora muestra todos los elementos que forman a tradición valenciana pero no de forma explícita sino esquemática, contemporánea. En la pieza hay falleras, fiestas de moros y cristianos, la albufera, el macho cabrío y la fuerza del agua, pero sin caer en los tópicos.

A lo largo del espectáculo abundan los momentos brillantes. Por ejemplo, la procesión del Pa Beneit, que tiene lugar en la pequeña localidad valenciana de la Torre de les Maçanes y en la que las mujeres, el día de San Gregorio, desfilan con unos grandes panes sobre su cabeza, es de una gran expresividad.

Sol Picó no baila durante el espectáculo, pero sí se ha reservado unos minutos casi al final donde interpreta un solo en el que despliega todo su encanto y madurez interpretativa. El final del montaje es de una gran belleza plástica, los músicos, los cantantes y los bailarines se unen en una apoteósica fiesta en la que los tomates juegan un papel importante junto a la delicada forma en que se van desnudando los danzarines.


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