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Niños futbolistas en La Mina: “Si no estuviera el equipo, estaría toda la tarde en la calle”

El barrio se vuelca en su torneo de fútbol anual entre 12 equipos infantiles de toda Barcelona

Varios jugadores del Club de Fútbol Tramontana de la Mina de Barcelona celebran una victoria durante el torneo amistoso de este sábado.
Varios jugadores del Club de Fútbol Tramontana de la Mina de Barcelona celebran una victoria durante el torneo amistoso de este sábado.MASSIMILIANO MINOCRI

Niños solos deambulando por la calle durante el día en horario lectivo, muchos jugando al fútbol. Esta imagen preocupa a muchos vecinos de La Mina actualmente, lejos del estigma de la delincuencia quinqui que pesa sobre este barrio a las afueras de Barcelona. Toni Porto, residente de esta zona de Sant Adrià del Besòs de toda la vida, decidió revertir esta escena a través de un club para todos los chavales que querían chutar el balón más allá de las plazas. 23 años después de crear El Tramontana, en honor al bar donde se fundó, este club ha vuelto a vivir este sábado una de sus épocas doradas, clausurando una buena temporada con la segunda edición de su torneo anual entre 12 equipos infantiles de toda Barcelona.

Porto tuvo muy clara la vocación de este proyecto, que ahora cuenta con 120 jóvenes de La Mina desde los seis a los diez años: “Que todos los chicos del barrio tengan la oportunidad de jugar en un equipo, inculcarles unos valores y sacarlos de la calle”, cueste lo que cueste. A falta de patrocinios privados y ayudas públicas, él mismo pone dinero de su bolsillo para aquellas familias que no puedan pagar la cuota mensual de 30 euros, además del apoyo de quienes colaboran gratis en la directiva o como entrenadores. Continuar los estudios es uno de esos valores fundamentales que quieren transmitir: si los colegios del barrio les notifican que algún jugador del Tramontana no acude a clase, no le permiten jugar. “Hay que acabar los estudios”, comenta José, que jugó en el Benjamín y que a sus 15 años aspira a jugar en la Kings League Gipsy, inspirada en el espectáculo diseñado por Gerard Piqué, mientras acaba la ESO.

José (izq) y Toni Porto, presidente y fundador del CF Tramontana, en el  campo de futbol del Pabellón Olímpico Municipal La Mina durante el entrenamiento previo al torneo.
José (izq) y Toni Porto, presidente y fundador del CF Tramontana, en el campo de futbol del Pabellón Olímpico Municipal La Mina durante el entrenamiento previo al torneo. MASSIMILIANO MINOCRI

“Si no estuviera en el equipo estaría toda la tarde en la calle”, admite Manuel Porto, nieto de Toni y una de las estrellas del equipo, a quien le esperan unos cinco partidos por delante en el campo Besòs-Trajana. Entrena con el Tramontana en otras instalaciones que comparten con otro equipo dos días a la semana ya que no tienen campo propio. Algunos de sus compañeros llegaron al club sin sus padres y sin ropa deportiva; otros incluso en pijama. Ahora todos juegan con equipación y botas conseguidas por donaciones o compradas por el propio club. En esta segunda familia, “no solo se pega cuatro patadas a un balón”, defiende Porto: “Muchos niños vulnerables no saben a quién contarle sus problemas y nos los cuentan a nosotros, es una vía de escape”.

José anima a su hijo desde la grada en uno de los partidos de alevines. Es empleado del tranvía. Sus padres nacieron en el Campo de la Bota, el asentamiento chabolista ahora extinto donde trasladaron a muchas familias gitanas como la suya a pisos en los años 70. “Ha cambiado mucho”, explica este vecino. Aunque lamenta que los nuevos pisos acabaron con los campos de fútbol que había dentro del barrio, se alegra de que cuentan con nuevos equipamientos como la Biblioteca o el centro cívico. Aún así, el fútbol sigue reinando entre la juventud: “Si pudieran entrenar más de dos días a la semana irían. Cuando acaba el entrenamiento solo piensan en el siguiente”, señala José.

José Antonio Gallego también ha venido a ver a su hijo, que juega en el Cornellà. En el torneo han participado otros clubes barceloneses como el Badalona o el Espanyol. “Cuando sabíamos que iríamos a Besós, teníamos un poco de prejuicios sobre la zona, pero el ambiente es fantástico”, comenta sorprendido. También destaca la cordialidad del evento. “En los partidos de liga hay muchos nervios a flor de piel: padres nerviosos, falta de respeto al árbitro… aquí se aplaude al contrario, se le da la mano después de la falta e incluso he oído algún ‘El año que viene ya les ganaremos’”.

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Los niños de CF Tramontana celebran un título conquistado esta pasada temporada en el campo de fútbol del Pabellón Olímpico Municipal La Mina.
Los niños de CF Tramontana celebran un título conquistado esta pasada temporada en el campo de fútbol del Pabellón Olímpico Municipal La Mina. MASSIMILIANO MINOCRI


Javi Márquez, exjugador del Espanyol, es uno de los que más apoya la causa del club. El año pasado entregó los trofeos del torneo organizado por la entidad junto a Joan Capdevila. “Lo que más me ha llamado la atención es la unidad que tienen, son una familia sobre todo en una zona muy vulnerable y desestructurada. Y dentro de lo que puede hacer el club pues inculcan unos valores a través del deporte que son muy buenos porque les ayuda a los chicos a desconectar”, asegura.

El artífice de que este torneo transcurra con completa normalidad es el exdeportista David Torres, que parece un realizador de televisión. No para de atender llamadas y rellenar papeles para que fluyan dos partidos simultáneos cada 20 minutos desde primera hora hasta las ocho de la tarde. Él es una de las figuras imprescindibles para que el club siga creciendo. Su idilio con la entidad empezó hace un año cuando un entrenador le presentó el proyecto. Una vez llegó al campo municipal de la Mina lo tuvo claro: “Yo me quiero quedar aquí con vosotros”, les confesó Torres. Además considera que la Mina no se merece su fama: “Desde que estoy aquí no me ha ocurrido nada, muchas veces paseo por el barrio y estoy tranquilo. Además he tenido una gran aceptación desde el primer día. No he tenido ningún problema”.

En la imagen los niños participantes del torneo juegan con agua durante una pausa.
En la imagen los niños participantes del torneo juegan con agua durante una pausa. MASSIMILIANO MINOCRI

Después de todos estos meses, a Torres le preocupa la evidente falta de recursos del Tramontana para consolidar el proyecto. “El ver que tu hijo se pueda comprar algo de comer después de jugar y que otro niño sólo pueda mirar, te rompe”. Estas dificultades económicas de muchas familias complican que el sus equipos infantiles pasen de jugar la liga amateur, que se les queda pequeña, a federarse: “Un arbitraje en cadeca te cuesta 35 euros y en catalana te cuesta entre 65 Y 70. Y la ficha de cadeca son 10 euros con mutua y en catalana son 120 por jugador”, comenta Torres mientras están a la espera de que el Ayuntamiento de Sant Adrià les conceda algún tipo de subvención.

Además, la próxima temporada no solo aspiran a jugar en otra liga, sino en incluir la categoría infantil para incorporar a sus jugadores cuando crezcan, además de crear el primer equipo femenino de Tramontana. José Porto, actual presidente del club, desea derribar prejuicios de algunos sectores de la cultura gitana para “animar a las niñas a jugar”: “Queremos romper ese vínculo, ¿qué problema hay en que las niñas quieran jugar al fútbol?, más ahora con el auge que está teniendo el fútbol femenino en Barcelona y en España”.

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