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JUNTS PER CATALUNYA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De Junts a Trias

El futuro de la formación pende de un hilo y el capítulo de las elecciones municipales puede ser capital

Josep Ramoneda
Xavier Trias en su acto de presentación como alcaldable, en febrero pasado.
Xavier Trias en su acto de presentación como alcaldable, en febrero pasado.MASSIMILIANO MINOCRI

¿Se presenta Junts a las elecciones de Barcelona? ¿Quién se disputa la alcaldía? Los comunes, el PSC, Esquerra y Trias por Barcelona. ¿Y Junts? El eclipse de la coalición, escondida tras la pancarta del candidato, expresa muchas inseguridades estructurales que le llevan a buscar la alcaldía, desde un segundo plano, sin haber resuelto ninguna de ellas.

La apuesta Trias expresa la eterna incomodidad de ciertos sectores del independentismo con Barcelona, enganchados a la paranoia de que el poder seductor de la ciudad puede desdibujar la dimensión nacional, como si la fuerza de la capital pudiera engullir al resto del país en vez de potenciarlo. De esta inseguridad surge una duda, ¿es posible ganar Barcelona con la apuesta por la independencia en primer plano? Y la respuesta es ponerse de perfil. ¿Cómo? Asumiendo el papel de alternativa conservadora al gobierno actual de la ciudad, es decir, el liderazgo público de la lucha más o menos soterrada que ciertos sectores económicos y sus terminales mediáticas vienen llevando contra la gestión de la alcaldesa Colau. Junts cede el primer plano a Xavier Trias, dando vacaciones a los furores independentistas y volviendo al eje político tradicional: derecha-izquierda. Junts vuelve así a sus orígenes, buscando atraer a todos aquellos sectores, derechas, centros y atributos diversos que miren con recelo a las izquierdas.

Xavier Trias asumió el reto y, con buen sentido estratégico, fue directo a colocar el envite en el centro del paisaje mediático. Antes de empezar la batalla, el candidato y la alcaldesa se encontraron para definir, en interés común, los términos del reto: O Colau o Trias. Este ha sido el primer éxito del candidato. Desde la aparición pública conjunta de los dos rivales, el duelo se ha convertido en el orden del día de la campaña, con sus adversarios sumidos en la incomodidad de verse señalados como outsiders. Collboni salió por piernas del gobierno de Colau, del que los socialistas siguen formando parte, entrando en la disputa –con Trias- del espacio liberal conservador. El PSC, como se ha visto en la negociación de los presupuestos de la Generalitat, viene siendo fiel portavoz de las propuestas que vienen del mundo empresarial. Y Esquerra, que con Ernest Maragall siempre ha mantenido en alto la bandera de Barcelona, se encuentra en riesgo de caer en el fuera de juego, tal como están definidas las líneas del campo barcelonés.

Este barullo coincide con un momento de confusión en el seno de Junts. Que el independentismo pierda protagonismo en la elección barcelonesa puede dar un respiro o puede elevar la tensión interior. En todo caso, las municipales llegan en fase de deflactación del independentismo, después de la gran confusión que siguió a la pérdida del sentido de los límites en octubre de 2017. Los términos en que se plantea la elección de Barcelona, quizás sean una simulación de retorno a la realidad. La apuesta por Trias pretende recuperar al amplio espacio de la moderación que legó Pujol, ¿cómo responderá el sector independentista sin complejos del electorado de Junts? El futuro de la formación pende de un hilo y este episodio puede decantarlo.

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