Núria Espert encabeza una familia teatral en ‘La isla del aire’ en el Romea de Barcelona

Hace 74 años, una niña de 13 años se presentó en el Teatre Romea de Barcelona a una prueba para que la seleccionaran para trabajar en el montaje de un cuento infantil. La escogieron y de ella dijo en aquel entonces el escritor Josep María de Sagarra: “Aquesta nena te mes collons que un toro” (esta niña tiene más cojones que un toro). La misma niña, pero ahora con 87 años y con una de las carreras escénicas más brillantes de toda Europa, contó el otro día la anécdota sin remilgos, rubores, ni metáforas. Era la gran Núria Espert dejando claro que esperaba que se piense que sigue en la misma línea. Y es que en vez de haber escogido hacer a su edad un texto confrontado y de valía probada, se ha lanzado a un estreno absoluto de un autor desconocido como dramaturgo, aunque no como novelista: Alejandro Palomas, barcelonés de 56 años, que ha versionado y adaptado para la escena su novela de 2005 La isla del aire, una historia en femenino sobre el duelo, la familia, los secretos que nos separan y un cierto humor.

Eso sí, para levantar el aventurado proyecto, que ha iniciado ya su andadura en el Teatre Romea de Barcelona en unas funciones que acaban con el público en pie (estreno oficial el jueves día 30) Espert ha contado con un sólido equipo encabezado por el reconocido director Mario Gas y otras cuatro mujeres de solvencia más que conocida: Vicky Peña, Teresa Vallicrosa, Candela Serrat y Miranda Gas. Se conocen tanto profesionalmente que son una familia teatral en la que todos confían entre sí. Un equipo que se extiende al resto de profesionales que participan en la puesta en escena como el escenógrafo Sebastià Brossa, el figurinista Antonio Belart, el iluminador Paco Ariza y el músico Orestes Gas, este último hermano de Miranda Gas y ambos hijos de Gas y Peña.

“Encerrarme con estas cinco mujeres requiere una cierta valentía, aunque la recompensa es importante”, señala Mario Gas en referencia a esta pieza que define como “poema sinfónico teatral lleno de dolor y de esperanza”, y en la que una madre, sus dos hijas y sus tres nietas, una de ellas fallecida, pero con gran presencia en la obra, viven prácticamente incomunicadas. “Ahí radica la belleza oscura y luminosa de una realidad esperanzada y libre”, apunta Gas, que aunque muchas veces ha pensado que el mejor autor es el muerto, por aquello de que no plantea exigencias al director, en esta ocasión no tiene elogios suficientes para Palomas, del que asegura que siempre ha confiado en el equipo que ha montado su obra.

Espert, que considera que son los espectáculos los que deciden “quién eres”, señala que La isla del aire tiene aromas de las dramaturgias escandinavas del norte de Europa. La octogenaria actriz afirma: “Dar guerra es el eje de mi vida, que siempre ha girado alrededor de dificultades que me han empujado hacia un teatro que no sé cuál es, aunque algunas noches creo saberlo. Esta obra también me define, como lo hace el hecho de haberla escogido frente a otras ofertas menos peligrosas que tenía”.

Candela Serrat apuntó que si algún día llega a tener “un tercio de los cojones de Núria Espert” se dará por contenta: “Y si hay algo que voy a llevar siempre grabado es lo que afirma Nuria acerca de que su vida se basa en las elecciones, y siempre son estas las que te definen como persona”

Peña, por su parte, piensa que además de ser un poema escénico, la obra también tiene algo de concierto de cámara para cinco instrumentos, “esas cinco mujeres aisladas en su dolor”. Vallicrosa, su hermana en la obra, dice que trabajar con estas compañeras ha supuesto una lección constante, y en términos similares se expresan las dos jóvenes, Miranda y Candela.

La acción transcurre en Menorca, pero el director aclara que tan sólo es una metáfora para hablar de una suerte de Ítaca y el retorno a esa isla. Palomas, que se encuentra de gira por sus libros recién publicados, compagina el periodismo con la traducción, la poesía y la narrativa. Fue Premio Nadal 2018 con la trilogía Una madre, Un perro y Un amor. La isla del aire es la primera parte de la trilogía El tiempo que nos une.

“Todos estamos conmovidos por esta extraña y honda historia de amor”, subraya Gas; “por esta historia que nos habla de frustración, dolores callados y esperanza. Sólo depurando el pasado se puede avanzar libremente. Y los personajes femeninos de Palomas están dispuestos a hacerlo. Alcanzar la libertad personal en una epifanía renovadora, y en esta pieza lo hacen y juntas”.

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal