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El salario para vivir de forma digna en Barcelona sube hasta los 1.447 euros

Las necesidades de los ciudadanos se encarecen 102 euros en un solo año

barcelona
Personas comprando en el mercado de la Boqueria, en una fotografía de archivo.GETTY IMAGES

El salario mínimo para que una persona y su familia pueda vivir dignamente en el Área Metropolitana de Barcelona se situó el pasado año en 1.447,49 euros, un aumento de 102 euros con respecto a 2021, según un estudio del AMB. El estudio Actualización del Salario de Referencia Metropolitano 2022 busca determinar la remuneración que se considera suficiente para que un trabajador y su familia pueda cubrir sus necesidades básicas.

El estudio, que ha sido elaborado por los equipos técnicos de las consultoras Daleph y KSNET en base a datos del 2022, tiene en cuenta el coste de la vivienda, el transporte, la educación, el vestuario y otros gastos familiares. Desde 2016, año en que se inició este estudio, el salario de referencia ha aumentado un 38%, desde los 1.048,87 euros el primer año, a los actuales1.447 euros, mientras que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha pasado de 655 euros a 1.080 en 2023, un incremento del 65%.

Según ha explicado la vicepresidenta del área de Desarrollo Social y Económico del AMB, Montserrat Ballarín, este estudio se ha efectuado para tres ámbitos territoriales diferentes: el área metropolitana en su conjunto, la ciudad de Barcelona y el resto del AMB, excluyendo la capital catalana. “Sabemos que el Área Metropolitana de Barcelona tiene realidades diferentes, no son iguales los costes en Barcelona que en otras ciudades, y hemos querido tener en cuenta estas diferencias”, ha explicado Ballarín.

El principal gasto dentro de las familias es el de la vivienda (46%), que incluye la hipoteca o alquiler, con un gasto del 32% en el coste familiar, y otros gastos del hogar, que suponen el 12%, aunque según el Banco de España, lo recomendable sería que no superase el 35% delos ingresos familiares. Tras la vivienda, los gastos con más peso dentro de una familia son la alimentación (22%) y otros gastos extraordinarios (15%).

Ballarín ha concluido que, mientras gastos como la educación, por la gratuidad de la educación infantil hasta los 2 años, y el transporte, por los descuentos y abonos, se han reducido, otros gastos como la energía y la vivienda, se han visto afectados por la inflación y han aumentado su peso en el presupuesto familiar.

Casi el 70 % de las personas sin hogar que viven en la calle en Barcelona no ven esperanza en tener una vivienda

El 70 % de las personas que viven en la calle en Barcelona no ven con esperanza poder acceder a un espacio digno en el que vivir y solucionar así su situación de sinhogarismo y cuatro de cada diez aseguran que no cuentan con nadie a quien pedir ayuda.

Así lo reflejan los datos del informe "Vivir en la calle en Barcelona. Radiografía de una ciudad sin hogar", elaborado por la Fundación Arrels en base a la encuesta que realizaron medio millar de voluntarios la noche del 15 de junio del pasado año a 354 personas sin hogar que viven en las calles de la ciudad condal.

El informe ha sido presentado este jueves en rueda de prensa por el director de Arrels, Ferran Busquets, y la jefa del equipo de acogida de la entidad, Marta Maynou, en Barcelona, y en el mismo se indica que se localizaron a un total de 1.231 personas viviendo en la calle pero que hay, como mínimo 4.899 sin hogar (2.803 alojadas en recursos institucionalizados, 865 en asentamientos y los citados 1.231).

Los datos confirman, según los responsables de Arrels, que si no se da una respuesta rápida y adaptada a las necesidades de cada persona, su situación se deteriora rápidamente a partir de los seis meses de vivir en la calle y se dificulta aún más que esta persona pueda mejorar y salir de la situación de sinhogarismo.

La falta de recursos económicos, a pesar de que en los últimos años se ha dedicado más presupuesto de la ciudad a servicios sociales, la saturación que padecen éstos y un enfoque basado en la temporalidad "perpetúan la situación y la cronifican", han considerado.

De media, las personas que viven en la calle en Barcelona lo hacen 4 años y 4 meses, un periodo de tiempo elevado y que aún no ha recuperado la media de antes de la pandemia, de tres años y cinco meses, pero menor que la que se registró durante la covid, con cinco años.

Según los resultados de la encuesta, más del 70 % de las personas preguntadas sólo ha vivido en la calle en la ciudad de Barcelona, lo que evidencia, ha considerado Busquets, que su proyecto de vida se ha roto en la ciudad y han pasado a vivir en la calle.

Por primera vez, Arrels ha preguntado cuál ha sido el último alojamiento y por qué lo han perdido y, en el 21 % de los casos, el último hogar de las personas encuestadas ha sido una vivienda de alquiler y en un 5 %, una vivienda de propiedad.

"Llama la atención que, para dos de cada diez personas entrevistadas (19 %) su último alojamiento ha sido un servicio institucionalizado y luego han debido dormir en la calle", ha indicado el director de Arrels.

En la mayoría de estos casos, un 12 %, se trata de albergues, pero también "encontramos personas que han salido de la prisión, de viviendas que gestionan servicios sociales o entidades sociales, residencias y centros sociosanitarios y centros de protección a la infancia y la juventud", ha añadido.

Casi el 70 % no espera poder ir a vivir a alguna vivienda o alojamiento próximamente, mientras que un 20 % afirma que sí está a la espera de que le concedan esta oportunidad.

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