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Siurana, el pueblo de Tarragona que rechaza entrar en un listado de lugares con encanto

El pequeño núcleo, en la comarca del Priorat, rehúsa figurar en un ‘ranking’ de aldeas más atractivas del Estado

El pueblo de Siurana es uno de los rincones más característicos de la comarca del Priorat, Tarragona.
El pueblo de Siurana es uno de los rincones más característicos de la comarca del Priorat, Tarragona.Carles Ribas
Marc Rovira

En el pueblo de Siurana (Tarragona) viven apenas una treintena de personas, pero hay fines de semana y festivos en los que se cuentan hasta 400 coches circulando por la retorcida carretera que se encarama hasta la aldea, un privilegiado balcón natural sobre la comarca del Priorat. “La masificación no trae nada de bueno”, manifiesta Salvador Salvadó, alcalde de Cornudella de Montsant, de cuyo ayuntamiento depende Siurana. El consistorio ha rechazado una propuesta de la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España para figurar en la lista que reconoce a los destinos con más encanto del país. “No tenemos capacidad para absorber a más gente”, alega el alcalde, que representa a Esquerra Republicana.

“Aparecer en la lista conlleva una importante subida de turismo, pero es un turismo desestacionalizado. No se trata de reventar el pueblo”, replica Francisco Mestre, presidente de la asociación. “Topar con un rechazo tan claro de entrada no nos había pasado nunca”, explica. La entidad es de iniciativa privada pero mantiene convenios con administraciones públicas, como el Ministerio de Cultura y varias Diputaciones Provinciales. Recientemente, recibió una subvención de 30.000 euros del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, según revela Mestre. Ha distinguido a 105 pueblos de toda España que, según las bases de la asociación, han pasado con nota una “carta de calidad” que evalúa más de 45 puntos, como la distribución del cableado en las calles, la jardinería, el equilibrio urbanístico o la gestión de las basuras. Cada uno de los destinos distinguidos abona una cuota anual de 1.000 euros en concepto de promoción y publicidad. “Nuestra web tiene tres millones de visitantes”, justifica la asociación.

“En la lista solo entra un pueblo de cada cuatro que lo piden”, asegura Mestre. “Nosotros nunca lo pedimos, vinieron aquí unos señores y nos lo propusieron, pero no veo qué de bueno nos puede aportar”, defiende Salvadó, antes de sacar a relucir una lista con demandas para el pueblo, que incluye desde una mejora de la cobertura telefónica hasta un cajero automático. En 2019, el mismo alcalde recibió la distinción de “Pueblo con encanto” que concede la Generalitat.

El fabuloso promontorio rocoso sobre el que se eleva Siurana es un imán para los viajeros curiosos, también para los escaladores, y con el objetivo de esponjar la afluencia de visitantes incluso se cobra una tasa por aparcar. “La orografía de esta zona es como es, y no queremos que quien vaya a Siurana se sienta agobiado”, argumenta el alcalde de Cornudella. Pone de relieve que entre el consistorio y la Diputación de Tarragona se han gastado 100.000 euros para habilitar aparcamientos disuasorios que eviten el colapso de los accesos a Siurana. “No podemos cargarnos más terreno de parque natural para que los coches puedan aparcar”, señala.

Andreu Bartolomé es vecino de Siurana, donde además atiende un restaurante. “La promoción nunca es mala, cualquier entendido en publicidad te lo dirá. Otra cosa es la gestión que luego se haga del turismo”, analiza el restaurador. “Es como si Coca-Cola decidiera no hacer más anuncios”, ilustra. Considera que el consistorio de Cornudella desvía la atención de un problema crónico en Siurana: “No hay un proyecto para gestionar los visitantes que recibimos. El problema no es que Siurana sea bonito, el tema está en que no se ha hecho nada para resolver el volumen de visitantes, y ya vamos tarde”.

“A nadie le sobra el turismo, y muchos pueblos estarían muertos si no fuera por el turismo”, razona Francisco Mestre. “Pero no hay que enfocarlo solo desde la perspectiva turística, porque al final tratamos de funcionar como un lobby de pequeños pueblos que comparten problemas muy similares”, añade.

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Mestre indica que la sede social de la asociación está en Cataluña, pero la presencia catalana en un listado que alude expresamente a “pueblos de España” es muy baja. Solo hay dos: Beget, en Girona, y Bagergue, en el Valle de Arán. Marc Tarrau es el alcalde de los 105 vecinos que residen en Bagergue. “A nosotros, la lista nos metió en el mapa turístico y hemos tenido un aumento de visitantes”, explica. En 2019, Bagergue apareció por primera vez dentro de Los Pueblos Más Bonitos de España y durante el mes de agosto recibió, según el registro que facilita el propio alcalde, 14.334 visitantes. “En agosto de 2015 habíamos tenido 3.146 visitas”, concreta, para explicar la evolución.

Tarrau representa a una lista de Unitat d’Aran-PSC y opina que “un alcalde de Esquerra, de Junts o de la CUP difícilmente pondrá un cartel donde se señala que aquel es uno de los pueblos más bonitos de España”. Él dice que nunca tuvo dudas al respecto: “Mi pueblo no es lugar de paso porque queda apartado de la carretera que va de Vielha a Baqueira, pero hay seis restaurantes y la gente tiene que trabajar para vivir”.

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