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La vacunación se acelera en Cataluña en pleno auge de contagios e ingresos

Las colas en el vacunódromo de Fira Barcelona persisten durante el primer fin de semana en el que se exige el pasaporte covid para acceder a restaurantes, gimnasios y otros establecimientos

Fira de Barcelona vacunacion
Largas colas en el punto de vacunación contra la covid en la Fira de Barcelona.Carles Ribas (EL PAÍS)
Jessica Mouzo

El ritmo de pinchazos sigue al alza en Cataluña. Tanto de primeras dosis como inoculaciones de recuerdo para los colectivos prioritarios —mayores de 60 años, sanitarios, inmunodeprimidos y ancianos de residencias—. El auge de la curva de contagios (315 casos por 100.000 habitantes a 14 días) y la implantación del pasaporte vacunal para acceder a restaurantes, gimnasios y otros establecimientos públicos, ha avivado las prisas por vacunarse. La administración de primeras dosis han aumentado un 45% en la última semana respecto a la anterior y el trajín ha vuelto a vacunódromos como el de la Fira, que este domingo registraba de nuevo colas con decenas de personas esperando para pincharse y en pocas horas se agotaron las 1.500 dosis disponibles para personas sin cita previa. El incremento de ingresos, el goteo ascendente de entradas en cuidados intensivos y la amenaza de la nueva variante ómicron, que preocupa a los expertos por su potencial de transmisibilidad, virulencia y escape vacunal, alientan también en la calle la urgencia de protegerse. El Departamento de Salud pidió esta semana programar una cita de vacunación para ordenar la demanda y evitar las colas.

Decenas de personas se agolpaban este domingo, en una sinuosa fila india, a las puertas del recinto Fira Barcelona, habilitado como punto de vacunación sin cita previa. Y no es la primera vez. Las colas para vacunarse sin cita ya recorrían el jueves todo el paseo María Cristina y el miércoles, incluso se vivieron momentos de tensión en el centro comercial La Maquinista, también punto vacunal sin cita previa, ante el aluvión de personas que querían pincharse. “Se produjeron situaciones desagradables y los profesionales admitieron que pasaron miedo”, admitió el consejero de Salud, Josep Maria Argimon y recomendó pedir cita previa: “Ahora toca pedir cita y no hacer colas innecesarias porque hay mucha disponibilidad, es más eficiente y nos lo demandan los profesionales”. La directora del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Gemma Craywinckel, también admitió el miércoles que Salud estaba “teniendo problemas para gestionar la demanda en los puntos sin cita”.

En la última semana, se administraron cerca de 36.700 primeras dosis en Cataluña, tres veces más que a principios de noviembre. Y también el ritmo de administración de las segundas dosis —más de 50.000 la última semana— casi se han cuadruplicado respecto a los inicios del mes pasado. Cataluña ya ha inyectado, además, más de 600.000 dosis de recuerdo, 125.000 de ellas en la última semana de noviembre. El auge de la vacunación de primeras dosis y el incremento progresivo de grupos poblacionales para recibir la dosis de recuerdo ha precipitado la reapertura de algunos puntos de vacunación en toda la comunidad.

Una especie de tormenta perfecta ha alentado la urgencia de vacunarse. Para empezar, el auge de contagios en la comunidad, que sigue al alza: si bien la velocidad de transmisión del virus (Rt, que mide a cuántas personas contagia, de media, un positivo) está aminorando (1,29), sigue por encima de 1, que es el umbral que fijan las autoridades sanitarias para poder controlar la transmisión. Según los datos de Salud, la incidencia ha crecido un 33% en los últimos días de noviembre respecto a la semana anterior y, aunque la presión asistencial sigue contenida, gracias, especialmente, a los efectos de la vacunación, los ingresos y las entradas en la UCI van al alza: hay 720 pacientes con covid ingresados, 177 en estado crítico.

Por otra parte, la ampliación de los usos del pasaporte covid, hasta ahora limitado al ocio nocturno, ha espoleado la necesidad de completar la pauta vacunal si se quiere acceder al interior de restaurantes, gimnasios, celebraciones con baile en recintos cerrados o residencias de mayores. También se puede conseguir el certificado covid si se tiene una prueba diagnóstica negativa entre 48 o 72 horas antes o si uno puede certificar, con una PCR positiva, que ha pasado la covid en los últimos seis meses. Pero estas dos opciones tienen fecha de caducidad a corto plazo —sobre todo, la de la prueba diagnóstica— y obliga a renovarlo cada poco tiempo.

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Este es el primer fin de semana con los usos del certificado covid ampliados —Salud tuvo que retrasar la entrada en vigor de la directriz debido a un colapso en el sistema de descarga del documento— y ya se han batido récords de descargas en un día. El viernes, inicio del largo puente de la Constitución, se descargaron más de medio millón de certificados digitales y este sábado, otros 458.000. En total, el Departamento de Salud ha generado 12,7 millones de certificados en Cataluña.

El último factor que también incita a la vacunación es la aparición de la variante ómicron, descubierta en Sudáfrica hace menos de dos semanas. La comunidad científica todavía investiga si es más transmisible, virulenta o escapa a las vacunas, pero los primeros indicios han encendido las alertas de medio mundo. Europa, Estados Unidos y otros países, como Israel y Marruecos, han cerrado fronteras con el sur de África para atajar una eventual transmisión, pero la ómicron ya se ha colado en, al menos, 16 países de la UE (a 2 de diciembre, se habían detectado 111 casos en territorio europeo, según el Ministerio de Sanidad). En España se han confirmado seis infectados con la variante ómicron, dos de ellos en Cataluña.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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