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David Armengol busca internacionalizar La Capella

El director del centro de arte emergente de Barcelona aspira a un mayor presupuesto y a ganar más espacios mientras todavía puede verse ‘Agrilogística’, en la que se cuestiona la industria agrícola

David Armengol, durante la presentación de su mandato en La Capella.
David Armengol, durante la presentación de su mandato en La Capella.Pep Herrero

Agrilogística es la última exposición de La Capella, el centro municipal de Barcelona dedicado a la escena artística emergente de Barcelona, enmarcada en la dirección de Oriol Gual, que dejó el cargo hace un año tras su jubilación. En su lugar, David Armengol (Barcelona, 1974), que lo sucedió a comienzos de este mes, toma el relevo durante los próximos cuatro años, con posible prórroga de un año más, tras haber ganado el primer concurso de dirección artística que se ha convocado para llevar la batuta de La Capella. Este martes, en la presentación de su proyecto, Armengol ha destacado la voluntad de que La Capella se mantenga como un espacio dedicado a dar a conocer a artistas emergentes mediante los concursos públicos de Barcelona Producció, el programa que “continuará siendo su eje vertebrador”.

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Pero Armengol presentó novedades. La principal, la voluntad de internacionalización de los proyectos que se desarrollen en La Capella con ciudades que Armengol califica como “afines” y que tengan un vínculo de “contexto artístico y emocional” con Barcelona. Entre las urbes destacadas se encuentran Montpellier, Londres, Lisboa, Estocolmo y Montevideo, todas ellas con programas de creación emergente de carácter similar.

La intensificación de las relaciones internacionales conllevará una necesidad de incremento del presupuesto para todos aquellos proyectos al margen de la programación de concurso público. La temporada pasada el centro tuvo un total de 764.000 euros, de los cuales 375.000 se destinaron para las creaciones enmarcadas en Barcelona Producció 2021-2022 (cantidad que cubre los gastos de programación de ambos años), y los otros 389.000 euros, para el equipamiento, una cantidad que se prevé que aumente para poder cumplir con los propósitos del mandato.

La voluntad del proyecto directivo es el “intercambio de experiencias artísticas”, por lo que se van a ampliar los radios de acción para “salir de las paredes de La Capella y dar una segunda vida a las exposiciones y a los proyectos que pasan por aquí” mediante la cooperación con otras entidades culturales de Barcelona, pero también con el objetivo de ampliar fronteras al resto de Cataluña y España. Pese a todo, el barrio del Raval continúa siendo el eje principal en una buena parte de la programación para vincular las creaciones con el barrio barcelonés.

El teniente de alcalde de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, Joan Subirats, ha calificado el proyecto de dirección de Armengol como “un paso adelante en la actualización del espacio y una proyección de La Capella hacia el futuro, gracias a la lógica poliédrica que permite que los proyectos tengan una trayectoria más allá de las paredes del centro artístico”.

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La instalación 'Agrilogística' que puede verse en La Capella de Barcelona.
La instalación 'Agrilogística' que puede verse en La Capella de Barcelona.Pep Herrero (Icub)

El centro de cultura mantendrá las relaciones de programas de formación con la Escola Massana y con los grados universitarios en Historia del Arte, Humanidades y Bellas Artes para llevar a cabo investigaciones artísticas. De hecho, Armengol ha impulsado la apertura de un nuevo espacio expositivo en el centro, llamado Espai Rampa, un “laboratorio” en el que se van a poder poner en práctica proyectos experimentales.

Más allá de las exposiciones, Armengol pretende reivindicar la importancia arquitectónica de la estructura que ocupa el centro cultural, motivo por el cual se está estableciendo una colaboración con el Museo de Historia de Barcelona (Muhba) para profundizar en el conocimiento del edificio. Otra de las propuestas del director es la organización de debates, seminarios y actos performativos para potenciar la actividad cultural y el intercambio de conocimiento dentro del espacio.

Un invernadero holandés en el Raval

La Capella ha adaptado la nave central del edificio para convertirlo en un invernadero en el que se proyecta Agrilogística (hasta el 5 de septiembre), una obra fílmica y expositiva de Gerard Ortín Castellví que analiza el rol de las imágenes en la industria agrícola y plantea perspectivas de futuro alternativas.

Ortín retrata el funcionamiento de un invernadero de la región holandesa de Westland mediante la grabación de los procesos que se llevan a cabo dentro de este. La escena, dominada por el monocultivo extensivo, cuenta con la presencia constante de robots y máquinas que substituyen la mano de obra humana casi en su totalidad.

Según explicaba en la presentación de la obra, el artista parte de una premisa: ¿cuál es el papel de la producción de imágenes en la industria alimentaria? Esta idea surgió después de tres años de investigación en los cuales Ortín constató que parte de la maquinaria que controla el invernadero está dedicada a la recopilación de datos de los productos. “Los datos que se recogen periódicamente mediante la toma de imágenes son procesados por un ordenador central y tienen un claro efecto en la producción de alimentos, ya que a partir del conocimiento que se extrae de estos, se ajustan los procesos de cultivo”, concluía el artista.

Otra imagen del trabajo de Gerard Ortín Castellví.
Otra imagen del trabajo de Gerard Ortín Castellví.

Los invernaderos se convierten, de este modo, en elementos arquitectónicos y, al mismo tiempo, en platós de cine en los que la presencia de la cámara de Ortín se integra de forma natural hasta llegar a convertirse en un elemento orgánico del invernadero. La grabación se complementa con elementos de sonido a cargo de Oriol Campi Solé.

La película “rompe totalmente con la imagen mitificada de los campos holandeses dominados por tulipanes” comentaba la comisaria de la exposición y tutora del proyecto Alexandra Laudo. “La imagen típica de Holanda queda substituida por una escena tétrica que quiere reivindicar la necesidad de un cambio en el sistema alimentario”, añadía Laudo en el acto inaugural.

Las imágenes que conforman la pieza de 30 minutos se registraron en dos rodajes y se pueden diferenciar dos actos en la película: la tecnología en la agricultura y la presencia animal en la industria alimentaria. De hecho, el segundo acto bebe de un sueño del propio artista y se rodó posteriormente, según explicó el creador de la obra en declaraciones para este diario. Ortín pretende, mediante la inclusión de animales en la escena, “recrear una fantasía personal para que la fauna deje de ser un intruso en la industria agrícola con una función residual y se recupere el ciclo formado por animales, vegetación y tecnología”.

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