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En la guarida de ‘K’: 23 móviles, billetes de 500, criptodivisas y armas en la casa de Koldo García

En el momento de su detención, el exasesor de Ábalos dijo que iba a declarar, pero se negó al día siguiente al comparecer junto a su abogado ante la Guardia Civil

Caso Koldo
Koldo García, antiguo asesor del exministro socialista José Luis Ábalos, a la salida de la Audiencia Nacional, el pasado febrero.SERGIO PEREZ (EFE)

Koldo García sabe perfectamente la hora y el minuto en los que cambió toda su vida. Dos agentes de la Guardia Civil lo dejaron apuntado a mano en un acta de seis páginas de color sepia que arranca con un sencillo enunciado: “En Partida de la Alberca de Polop (Alicante), siendo las 08.20 del día 20 de febrero de 2024”. Según el sumario del bautizado como caso Koldo, al que tuvo acceso EL PAÍS, es justo en ese instante cuando el instituto armado detiene al antiguo asesor del exministro José Luis Ábalos y comienza a desatarse una cadena de acontecimientos que, en solo unos días, llegará a poner contra las cuerdas al mismísimo Gobierno de Pedro Sánchez, que dejará caer al ex secretario de Organización del PSOE apenas una semana después, cuando pasa al Grupo Mixto del Congreso. Sin embargo, en la mañana del arresto, el escándalo aún no se ha desatado. Falta casi un día para que trascienda la noticia. Así que todo está en calma cuando los investigadores se adentran a las 09.19 en la casa de Koldo García, en el mencionado Polop, un municipio de 5.000 habitantes de la comarca de la Marina Baja. Va a comenzar un registro clave.

El 20 de febrero fue una jornada especialmente intensa para la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que lleva las pesquisas del caso Koldo que dirige la Fiscalía Anticorrupción. Tras casi dos años de investigación en secreto, el juez Ismael Moreno, instructor de la Audiencia Nacional, les dio luz verde para ejecutar las detenciones de los principales implicados en la presunta trama de corrupción que obtuvo contratos de suministro de mascarillas y material sanitario de la Administración pública a cambio del pago de comisiones ilegales. El magistrado también los autorizó para, durante 32 horas (desde las 07.00 del 20 de febrero a las 15.00 del 21), poder registrar casi una treintena de domicilios, sedes de empresas y naves de los sospechosos. Y, precisamente, uno de los objetivos más jugosos era la casa de Koldo García, a quien otros miembros de la red corrupta se referían supuestamente con el alias de K.

De hecho, el resultado fue bastante satisfactorio. En el domicilio del excolaborador socialista, la UCO encontró una libreta con anotaciones de presuntas entregas en metálico de 10.000 euros —que, según los agentes, afianza la tesis de que la trama hacía abonos “recurrentes” en b al exasesor de Ábalos, que manejaba enormes cantidades de efectivo y a quien se vio pagando con un billete de 500 euros en la marisquería La Chalana—.

Extracto de un cuaderno intervenido en casa de Koldo García, donde se hace referencia a "ingresos" junto a la palabra "metálico", y se reflejan importes de "10.000".
Extracto de un cuaderno intervenido en casa de Koldo García, donde se hace referencia a "ingresos" junto a la palabra "metálico", y se reflejan importes de "10.000".

Y no fue el único material destacable que los guardias civiles intervinieron durante la inspección de la media docena de estancias que recorrieron en esta vivienda. Por ejemplo, según consta en las actas, hallaron la llamativa cifra de 23 teléfonos móviles y 12 discos duros. También se incautaron de “criptoactivos por valor de 586 euros existentes en una cuenta de Binance” vinculada a un presunto email de Koldo García, que “se trasfirieron a una wallet (monedero de criptomonedas) generada por agentes del DC3 [Departamento Contra el Cibercrimen] de la UCO”. Y nueve armas de fuego: cinco rifles (alguno con miras telescópicas), tres escopetas y una pistola de calibre nueve milímetros.

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En el dormitorio principal se produjo otro descubrimiento de calado: 24.000 euros en efectivo. Repartidos así: tres billetes de 500 euros; dos de 200 euros; 54 de 100 euros; 314 de 50 euros; y 50 de 20 euros. A ello se sumó un sobre con “billetes rotos” en su interior. A Joseba García, el hermano de Koldo al que los agentes interceptaron una de las conversaciones telefónica más sugerentes (“pa [sic] ir a trabajar ahora mismo me tienen que poner 60.000 pavos al año porque, si no, no me voy a levantar de la cama”), le hallaron otros 5.850 euros repartidos en un casco guardado en una estantería (100 billetes de 50 euros) y en la funda de una tableta electrónica (17 billetes de 50).

Dos noches en los calabozos

Tras la detención y el registro, el viacrucis del exasesor de Ábalos continúa. Koldo García pasó dos noches entre rejas. Primero, según el sumario, los agentes lo llevaron ese mismo 20 de febrero a las “dependencias de la Compañía de la Guardia Civil de San Vicente del Raspeig (Alicante) para su custodia”. Pero, “dada la alta ocupancia [sic] de los calabozos, fue necesario trasladarlo a dependencias policiales de Alicante” capital.

Al día siguiente, el instituto armado lo condujo hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos (Madrid). Allí, acompañado por su abogado Javier Pimentel, se niega a responder a las preguntas de los investigadores, pese a que cuando fue detenido en la mañana del 20 de febrero en Polop manifestó a los agentes su intención de declarar. Lo mismo ocurrió con su hermano Joseba y con Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF y uno de los empresarios clave del sumario: que, cuando fueron arrestados, le dijeron a los efectivos del instituto armado que iban a hablar; y, sin embargo, se negaron al día siguiente.

Una actitud que los tres mantuvieron el 22 de febrero, ya ante el magistrado Ismael Moreno, cuando se acogieron a su derecho a guardar silencio. A continuación, el juez los dejó en libertad. Y salieron de la Audiencia Nacional sobre las 14.00 del 22 de febrero. Koldo García iba ataviado con una gorra y cazadora negra, y sin hacer declaraciones a la multitud de periodistas apostados allí. Para entonces, la dimensión del escándalo era incalculable.

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