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El menor detenido por yihadismo en Sevilla tenía una bomba “lista para su uso”

El juez destaca en el auto por el que ordena su internamiento que el joven había logrado sintetizar ‘madre de Satán’ y presumía de poder activar una bomba a distancia con un teléfono móvil

Fiscalía de Menores joven yihadismo Sevilla
Calle de la localidad de Montellano (Sevilla) donde vivía el menor detenido por su presunta relación con el yihadismo este domingo.Jose Manuel Vidal (EFE)

La detención el pasado domingo en Montellano (Sevilla) de un menor, de 16 años, ha permitido desbaratar el que, según destacan fuentes policiales, era el plan más avanzado de los últimos años para cometer un atentado yihadista con víctimas en España. Los agentes descubrieron en el domicilio de este adolescente sirio “parte de una bomba ya montada con metralla adosada a la misma lista para su uso” así como pruebas de que el menor no solo tenía productos químicos suficientes para elaborar explosivos sino que los había logrado fabricarlos y probarlos con éxito, incluido el triperóxido de triacetona (TETP), más conocida como madre de Satán, el mismo que había preparado la célula terrorista que cometió los atentados de Barcelona y Ripoll de agosto de 2017 y cuyo estallido accidental mató a tres de sus integrantes. El joven había presumido de ser capaz de activar a distancia una bomba con un teléfono móvil. El juez de la Audiencia Nacional José Luis Castro ha ordenado este martes, a petición de la Fiscalía, el ingreso del adolescente durante seis meses prorrogables en un centro de menores en “régimen cerrado” para “evitar resultados violentos derivados de dicha radicalización yihadista que cause daños a terceros”.

El auto del magistrado detalla que la investigación se inició a mediados de noviembre después de que la Policía Nacional recibiera una llamada en la que se alertaba de que el joven, que vivía junto a su madre y una hermana pequeña en esta localidad sevillana de 7.000 habitantes, había conseguido hacerse con varias sustancias para elaborar explosivos. El denunciante también destacaba que el menor había manifestado públicamente su adhesión al Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) y que compartía sus objetivos. Las pesquisas iniciadas entonces mostraron el proceso de autorradicalización del joven, pero también sus rápidos avances para conseguir elaborar un artefacto explosivo.

“El 13 de noviembre de 2023 mostró a varios de los jóvenes que asisten a un taller organizado por el Ayuntamiento de Montellano un vídeo de un terrorista que hablaba en francés que, al parecer, habría fallecido tras la comisión de un atentado”, se recoge en la resolución judicial, en la que a continuación se destaca que también presumió de haber fabricado “un detonador casero con un teléfono móvil para activarlo a distancia”. Según detalló a sus compañeros, el dispositivo producía una chispa cuando el realizase una llamada. Además, a través de sus perfiles en las redes sociales Facebook e Instagram, el adolescente recibía y difundía propaganda y material del ISIS hasta ser calificado por los investigadores como un “cibersoldado o yihadista digital”. El joven incluso utilizaba como fotografía de perfil una imagen en la que él aparecía vestido “a modo de combatiente islamista, con la cara tapada y portando lo que parecer ser un chaleco táctico”.

Sin embargo, la presunta peligrosidad del joven iba más allá de la propaganda que consumía y difundía. En su domicilio la policía encontró no solo anotaciones con la fórmula para elaborar madre de Satán, sino también los productos necesarios para fabricarlo e, incluso, 34 gramos de este explosivo ya sintetizados. Entre ese material estaban seis botellas de acetona ―supuestamente adquiridas a instancias de él por su madre, que ha sido interrogada por estos hechos―.

Junto a todo ello, la Policía descubrió una botella de plástico de dos litros cortada a la mitad que contenía en su interior un cilindro de metal creado con un lata de conserva recortada, y, entre ambos recipientes, perdigones de plomo. Los agentes concluyen que, una vez rellenado el cilindro metálico de material explosivo, este se convertiría en una artefacto con un importante “poder lesivo” ya que, a los efectos de la deflagración se unía el hecho de que los pequeño proyectiles “harían las veces de metralla”.

En este sentido, la resolución judicial destaca que el joven ya había realizado prácticas con el material explosivo que había elaborado. Así, señala que el pasado sábado, la Policía vio al menor tirar a un contenedor de basura dos bolsas con restos de una caja que supuestamente había contenido azufre, una mascarilla desechable, gafas de protección y otros materiales susceptibles de ser utilizados para preparar explosivos. Al día siguiente, los agentes vieron cómo abandonaba su domicilio con una mochila para dirigirse a un campo en el que ya había estado el 28 de diciembre. Una vez allí, los investigadores escucharon varias detonaciones, lo que les hizo sospechar que el menor estaba haciendo pruebas con los explosivos. Este suceso precipitó su detención horas después.

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Además de los materiales para fabricar explosivo, los agentes han intervenido al joven “un machete de grandes dimensiones, un chaleco militar similar a los que usan los yihadistas para inmolarse, dos mosquetones de acero inoxidable y una imagen de la bandera del ISIS enmarcada”. En el teléfono móvil del adolescente también han aparecido abundante material que “alienta de forma clara la yihad global”, incluidos cánticos ―”alguno entonado por él mismo”―, e imágenes de armas y explosivos, y cómo fabricar estos.

Por todo ello, y por “la gravedad de los hechos que se le imputan”, el magistrado concluye, en línea con la Fiscalía, que el menor puede haber cometido presuntamente un delito de organización terrorista o, al menos, de auto adoctrinamiento terrorista, así como otro de tenencia de explosivos. Por ello, ordena el internamiento del joven por un periodo inicial de seis meses para evitar que continúe “con su proceso de radicalización y comunicación a terceros de los ideales violentos propios del radicalismo yihadista”, evitar que huya y continúe cometiendo hechos delictivos. El juez también recoge la necesidad de que inicie “programas específicos que preparen al menor para alejarlo del entorno de radicalización en el que se había producido los hechos”.

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