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Detenido en Pamplona un veinteañero que acumulaba más de 200 manuales para hacer la yihad

El arrestado había acopiado miles de archivos del Estado Islámico, grupo con el que había entrado en contacto para viajar a Siria

Dos agentes de la policía este miércoles en Pamplona acompañan a un veinteañero acusado de realizar labores de adoctrinamiento, captación y reclutamiento yihadista para el Estado Islámico. Vídeo: EPV
Óscar López-Fonseca

Agentes de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional detuvieron el pasado miércoles en Pamplona a H. Z., un veinteañero marroquí acusado de realizar labores de adoctrinamiento, captación y reclutamiento yihadista para el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), según ha informado este viernes el Ministerio del Interior. Entre el material intervenido en sus equipos informáticos, la policía ha localizado más de 200 manuales de autocapacitación, entre ellos algunos para aprender a elaborar explosivos, usar venenos o engañar a las fuerzas de seguridad si entraban en su domicilio. El joven, que hace dos semanas había realizado el juramento de fidelidad al nuevo líder del grupo terrorista, Abu Hafs Al-Hashimi Al-Qurashi, había mostrado en sus conversaciones con integrantes de esta organización su disposición a viajar a Siria para unirse a la misma.

La bautizada como Operación Alayr se inició a mediados de 2022 tras detectarse en redes sociales y, sobre todo, en diversos chats de la aplicación de mensajería instantánea Telegram la presencia de perfiles a través de los que se distribuía material violento del ISIS supuestamente desde España, detallan fuentes cercanas a la investigación. La información aportada por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST, por sus siglas en francés, el servicio de inteligencia interior marroquí) y Europol, la agencia policía europea, permitieron a la policía situar el origen de los mismos en la capital navarra y, posteriormente, en la barriada y la calle concreta donde supuestamente residía su autor. Casi medio año después del inicio de las pesquisas, la policía lograba poner nombre y rostro al sospechoso.

Se trataba presuntamente de H. Z., un joven marroquí que entró en España de manera irregular cuando era menor y que, tras conseguir el permiso de residencia, alternaba periodos de trabajos ―el último relacionado con la pavimentación de calles― con otros de desempleo. Según detallan las fuentes consultadas, en su relación con su entorno más cercano mostraba una actitud muy alejada del radicalismo que presuntamente desarrollaba su actividad en redes sociales y que Interior califica de “masiva y frenética”. La nota habla de “doble vida”.

El ahora detenido, que adoptaba medidas de ciberseguridad para no ser detectado durante sus incursiones en internet y adiestraba sobre ellas a las personas que adoctrinaba, tenía perfiles en Telegram y Facebook de los denominados policialmente como “blancos”. Es decir, en ellos se mostraba ajeno al yihadismo, pero le permitía tener un primer contacto con personas a las que iba sondeando para, si veían que podían ser captados, introducirles poco a poco en aquellos otros canales en las que desplegaba toda su actividad de adoctrinamiento, detallan fuentes cercanas a la investigación.

En el momento de su arresto, H. Z. contaba con numerosos canales en Telegram, en uno de los cuales solo estaba él. Este, que había denominado “canal de todo”, lo utilizaba supuestamente como un gran almacén virtual en el que acumulaba miles de archivos de corte yihadista. Desde vídeos con ejecuciones y discursos de líderes del Estado Islámico elaborados por las productoras del grupo terrorista a manuales de autocapacitación para la actividad terrorista.

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Entre estos últimos los había con instrucciones para elaborar explosivos y detonadores, conseguir venenos; ocultar la actividad terrorista en Internet; realizar transacciones financieras seguras; manejar todo tipo de armas, y reclutar nuevos combatientes. Junto a ellos, había otros menos habituales, como con indicaciones para realizar actividades de inteligencia con las que recopilar información para el ISIS, detallan las fuentes consultadas.

El alto grado de radicalización del ahora detenido ―las pesquisas apuntan que había comenzado a consumir material yihadista cuando era menor y aún vivía en Marruecos― y el reciente juramento de fidelidad que había lanzado al nuevo califa del Estado Islámico, llevaron a los investigadores a proceder a su detención en la madrugada del pasado miércoles al considerar que constituía un riesgo de seguir en libertad.

“Una vez que han hecho el juramento de fidelidad al califa, cualquiera de sus contactos en el ISIS podía ordenarle que cometiera un atentado”, señalan fuentes cercanas a la investigación, que señalan que en el registro que se hizo en su domicilio no se intervinieron ni armas ni explosivos y que entre la documentación analizada hasta ahora tampoco planes para realizar una acción violenta. Este viernes, el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge ha ordenado su ingreso en prisión.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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