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¿Tiene Zaragoza que crecer más? Un eterno debate

Se ha convertido en la cuarta ciudad de España en habitantes, pero algunos expertos consideran que su objetivo no debe ser aumentar población, sino mantener su calidad de vida: “Es la ciudad de los siete minutos”

Zaragoza España
Vista de Zaragoza con la plaza de El Pilar, en primer término, el pasado 5 de mayo.saiko3p (Getty Images/iStockphoto)

“Zaragoza es una ciudad de 700.000 habitantes que funciona como una de 50.000″. La frase es de Ángel Pueyo, catedrático de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, y encierra una de las dudas eternas de la capital aragonesa. No está muy claro si es una buena noticia que Zaragoza haya escalado un puesto en el ranking de las ciudades más habitadas del país, por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia.

Juan Alberto Belloch, cuando fue alcalde hace más de una década, soñaba con que la capital aragonesa alcanzara el millón de personas. Ese objetivo está muy lejos, pero Zaragoza ha superado a Sevilla y con fecha 1 de enero —dato del Padrón Municipal— la ciudad contaba con 694.109 personas. No es la primera vez que Zaragoza ronda los 700.000 habitantes. Es más, en los últimos 15 años, ha sobrepasado esa barrera en seis ocasiones. En concreto, en 2019, alcanzó los 716.000.

El año pasado, la población en Zaragoza aumentó en más 30.000 personas: 4.369 fueron nacimientos, 13.633 personas que migraron de otros municipios españoles, y 12.500 llegaron de otro país. Las bajas fueron en 2022 más de 20.000: 6.948 fallecieron, 11.327 cambiaron de residencia a otro municipio español y 1.989 se fueron a otro país.

No es necesario crecer

Para el arquitecto y urbanista Miguel Ángel Jiménez Torres, “el posible cuarto puesto de Zaragoza en cuanto a su población es un dato irrelevante: el verdadero tamaño de una ciudad se mide por el de su área metropolitana, y la población de la de Sevilla es claramente mayor que la de Zaragoza. Lo mismo ocurre con Málaga y Bilbao”.

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Esto es una realidad. A diferencia de lo que ocurre, por supuesto, con Barcelona y Madrid, al igual que con Valencia y Sevilla, la capital aragonesa no tiene un cinturón de municipios con mucha población. En un radio de 25 kilómetros de Zaragoza, las localidades más habitadas son Utebo (con casi 19.000 personas y a 15 kilómetros de la capital) y Cuarte de Huerva (no llega a los 14.000 habitantes a 10 kilómetros de Zaragoza). Son cifras que están muy lejos de municipios como Dos Hermanas, que cuenta con 130.000 personas y está a 20 kilómetros de Sevilla. Otro ejemplo es el Alcalá de Guadaíra, a menos de 20 kilómetros de la capital hispalense, que tiene 75.000 habitantes.

Para Jiménez, Zaragoza no tiene que buscar un crecimiento de población como un objetivo. Este arquitecto explica que “a comienzos de este siglo, buena parte de los políticos y de la sociedad zaragozana fijaron como objetivo alcanzar el millón de habitantes, al que probablemente no se llegará nunca, ya que la población está estancada desde el estallido de la burbuja inmobiliaria”.

El Ebro, a su paso por la basílica del Pilar de Zaragoza este domingo.
El Ebro, a su paso por la basílica del Pilar de Zaragoza este domingo. Javier Cebollada (EFE)

Este urbanista comenta que este anhelo “provocó importantes desajustes en la planificación urbanística, y parte de un complejo de inferioridad: querer ser una ciudad grande con metro y rascacielos. Es la razón, por ejemplo, por la que no son rechazados los edificios residenciales mastodónticos que siguen construyéndose en una de las ciudades más densas de Europa”. Y añade un apunte deportivo: “La permanencia del Real Zaragoza en Segunda división en los últimos 10 años no hace sino agravar ese complejo”.

En la misma línea, el profesor de sociología de la Facultad de Ciencias Sociales Chaime Marcuello considera que “la apuesta es mantener la población y mejorar el entorno metropolitano. No viviremos mejor si crecemos más. El crecimiento de la ciudad aumenta las complicaciones de desplazamientos, de servicios y de recursos necesarios. Además, Zaragoza no se puede pensar sin el conjunto de Aragón e incluso su influencia en la ribera del Ebro hasta Soria”.

Calidad de vida

En Zaragoza, de hecho, no hay un debate abierto sobre la cifra redonda de los 700.000. Sus vecinos valoran otros aspectos. Un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre la calidad de vida de las 15 ciudades más habitadas de España situaba a Zaragoza en la segunda posición, por detrás de Lugo. La ciudad del Ebro era la segunda más valorada en aspectos como la movilidad, el mercado laboral, la calidad del medio ambiente y los servicios de salud.

Hay un concepto, el de “la ciudad de los 15 minutos”, que se utiliza para definir lo que tiene que ser una urbe sostenible. El catedrático Ángel Pueyo señala que “Zaragoza es la ciudad de los siete minutos y medio, porque a menos de 200 metros el ciudadano tiene equipamientos estructurantes como un colegio, una zona verde, una farmacia o una entidad bancaria”.

Miguel Ángel Jiménez, que trabajó en los proyectos urbanos de la Expo 2008, explica que “Zaragoza tiene un tamaño muy adecuado para proporcionar calidad de vida: dispone de una atractiva oferta comercial y de ocio, atesora un importante patrimonio monumental y es una ciudad bien equipada y de distancias cortas, sin atascos, con buena calidad del aire y con un buen sistema de transporte público, a pesar de que solo dispone de una línea de tranvía, pero que se completa gracias a su red de bus urbano”.

Chaime Marcuello también ve ventajas en el hecho de que no buscar un crecimiento excesivo de población: “Es una urbe donde se puede caminar y que tiene servicios, por lo general, bien distribuidos. Siempre hay mejoras por hacer, pero la ciudad se percibe mejor que hace 30 años. La calidad de las comunicaciones nos permite estar a hora y cuarto de Madrid y poco más de Barcelona. Eso es menos tiempo del que tardan los habitantes de la periferia de esas dos grandes ciudades” en llegar al centro.

Por dónde crecer

Si Zaragoza tuviera que crecer, ¿cómo debería hacerlo? Marcuello apuesta por consolidar y mantener la ciudad existente, e impulsar la parte sur, conocida como Arcosur, en la que se iba a construir vivienda protegida, pero que se vio golpeada por la crisis de 2008. Pero este profesor de Trabajo Social explica que “hay que pensar en potenciar las comunicaciones con Huesca, creando un eje metropolitano con muchas posibilidades. Y lo mismo hacia la Ribera Alta del Ebro, mirando hacia Borja, Tarazona e incluso Tudela”.

Miguel Ángel Jiménez señala que “solo serían deseables crecimientos muy moderados y asimilables, tanto desde el punto de vista social como urbano. Es un error establecer como objetivos alcanzar un gran tamaño y disponer de los elementos característicos de una ciudad grande, y no su importancia cultural o su calidad de vida”. El arquitecto y urbanista añade que “en comparación con otras ciudades medianas y grandes, Zaragoza tiene una de las menores tasas de paro del país, la vivienda es asequible y sus índices de delincuencia son muy bajos”.

Casi 100.000 extranjeros

En el crecimiento de 9.423 habitantes en Zaragoza, hay un dato significativo: la población extranjera —que supone un 14% de los habitantes de la ciudad— ha aumentado en 11.254 personas en el último año. En Zaragoza residen 97.879 extranjeros, es un 14% de la población total. Los más numerosos son los ciudadanos rumanos, un total de 23.211. La segunda nacionalidad es la nicaragüense con 9.827 personas, le sigue Colombia con 7895, Marruecos con 7010 y China con una población de 5472.

La Jefa de la oficina de Organización del Ayuntamiento, Carmen Corral, destaca además el aumento de ciudadanos de Ucrania en el último año: el 1 de enero de 2022 eran 1.075 y un año después la cifra asciende a 2.021, lo que significa un incremento de un 188%.

Las diferencias entre el padrón y el INE

El dato de los habitantes de Zaragoza a 1 de enero de 2023, 694.109 personas, es una cifra provisional del padrón municipal. El dato definitivo será el que se apruebe por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este organismo remitirá una propuesta al Ayuntamiento, que tendrá la posibilidad de presentar alegaciones si no comparte la información del organismo estatal.

La Jefa de la Oficina de Organización del Ayuntamiento, Carmen Corral, explica que “desde el año 2021 se está haciendo un esfuerzo por aproximar al máximo ambas cifras”. Corral señala que de los años 2019 a 2021, las diferencias entre los datos del padrón y del INE superaban las 30.000 personas. En 2022 esa discrepancia se situó en 11676 habitantes y este año la diferencia ha estado por debajo de los 10.000.

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