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De Madrid también se emigra: más de 300.000 residentes abandonaron la región por Toledo, Guadalajara o la costa entre 2020 y 2022

El coronavirus, el coste de la vida y el teletrabajo provocaron en la pandemia la primera pérdida de población neta desde 2015, cifrada en 29.552 habitantes

Juan José Mateo
Un grupo de peatones cruza la Gran Vía de Madrid.
Un grupo de peatones cruza la Gran Vía de Madrid.Alberto Sibaja / Zuma Press / ContactoPhoto

Las razones con las que Beatriz explica su decisión de abandonar la Comunidad para trasladarse al País Vasco se unen al coronavirus, el coste de la vida y las ventajas del teletrabajo para dar forma a un fenómeno demográfico equivalente a un terremoto. La locomotora económica de España también puede perder viajeros. “Madrid me saturaba. El ritmo de vida me llevaba a mí, no elegía yo. Quería huir de la urbe”. Entre enero de 2020 y enero de 2022 ―último dato de la serie―, la Comunidad de Madrid perdió 29.552 habitantes y dejó de ganar población por primera vez desde 2015, según los reales decretos que oficializan las cifras de población. Y entre febrero de 2020 y febrero de 2022, más de 300.000 personas ―el 5% de la población regional― pasaron de vivir en la Comunidad a hacerlo en otro lugar de España, según un trabajo de la Universidad Complutense basado en datos anonimizados de redes de móviles proporcionados por la tecnológica Nommon.

Ese seísmo sociológico y demográfico ya ha tenido efectos prácticos. Por primera vez en 40 años de democracia, se elegirán menos diputados para la Asamblea regional en las próximas elecciones que en los comicios anteriores. Como el estatuto autonómico vincula el número de representantes a la población, tras el 28M habrá 135 escaños a ocupar, por los 136 que había hasta ahora, lo que rebaja la mayoría absoluta en el Parlamento de 69 a 68 votos. Aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) predice que Madrid crecerá en 160.000 personas entre 2022 y 2037, y estima que ya hubo un crecimiento el año pasado, lo ocurrido durante la crisis del coronavirus ―que ha causado más de 21.200 muertes en la región― ha dejado una huella estadística indeleble.

Por primera vez desde 2010, Madrid tuvo en 2020 y 2021 un saldo migratorio interautonómico negativo (-19.200 y -16.054 habitantes, respectivamente). Cuestión de dinero, expectativas de futuro y oportunidades laborales.

“Sin duda, uno de los factores explicativos es que en otras provincias es posible encontrar una vivienda más asequible o el acceso a determinadas tipologías (más grandes, unifamiliares, en espacios más abiertos….)”, explican Juan Carlos García y Gustavo Romanillos, del grupo de investigación del transporte, las infraestructuras y el territorio (tGIS) de la Complutense, que recuerdan que el confinamiento de 2020 despertó el interés por viviendas más amplias y cercanas a espacios verdes. “Hay que considerar, además, que el teletrabajo facilita vivir más lejos”, opinan, poniendo toda clase de cautelas a la hora de considerar que estos datos de pérdida poblacional supongan el inicio de una tendencia.

“Hay que esperar. La pandemia alteró muchos procesos y cuando nos estábamos recuperando aparecen nuevos escenarios (la guerra y sus consecuencias, la acelerada subida de los tipos de interés…) que habrá que considerar”, puntualizan. “Es posible además que una parte de las salidas y del descenso de las llegadas a Madrid, en especial durante 2020, se deba a situaciones muy particulares. Por ejemplo, dejaron de llegar estudiantes universitarios. Esas llegadas se han recuperado”.

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A la espera de conocer el balance oficial de 2022 y de 2023, los datos de pérdida de población de Madrid aportados por Nommon coinciden con lo peor de la crisis del coronavirus y con la consolidación del teletrabajo.

“En mi caso, a mi pareja le ofrecieron trabajo en Burgos, y como en mi empresa tengo flexibilidad, porque soy informático y puedo teletrabajar, nos vinimos”, cuenta Guillermo, que dejó la capital por Castilla y León.

El estudio de la Complutense y Nommon no distingue cuántas migraciones son a una segunda residencia, y cuántas son a un domicilio en el que no se había residido antes. Tampoco mide las migraciones desde y hacia el extranjero. Y cuenta con el factor decisivo de la influencia del coronavirus, con las muertes y cambios de estilo de vida que provocó. No obstante, los investigadores creen haber llegado a varias conclusiones indiscutibles.

Primero, que los destinos más populares para quienes cambiaron de residencia les permiten vivir fuera de Madrid (evitando el alto coste de vida) y trabajar en Madrid (manteniendo un salario que rinde más fuera de la región): son Toledo (49.000 personas) y Guadalajara (19.000), según los datos de Nommon, que destaca que distintos destinos de la costa mediterránea (Barcelona, Alicante, Valencia y Málaga) atrajeron a hasta 57.000 personas.

Segundo, que los residentes en la almendra central de la ciudad de Madrid, donde se concentran zonas de altos alquileres, fueron los que más emigraron hacia fuera de la Comunidad entre 2020 y 2022: de ahí habrían salido unas 72.000 personas.

Tercero, que el perfil de los migrantes cambia según el destino: las provincias limítrofes reciben flujos desde zonas con rentas medias-bajas; la costa, desde zonas con rentas altas, según Nommon, que ha cruzado los datos telefónicos con los datos del Atlas de Distribución de Renta de los Hogares del INE, que permiten asignar un nivel de renta a cada sección censal.

Cuarto: que se estima en 308.000 las personas que abandonaron la Comunidad, en 225.000 las que llegaron a Madrid desde otras regiones, y en 949.000 las que cambiaron de lugar de residencia sin dejar Madrid.

Y quinto: que de acuerdo al análisis de los datos de telefonía móvil, la Comunidad de Madrid mantuvo un saldo migratorio positivo solamente con un puñado de territorios. Son las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y las provincias de Girona, Guipúzcoa, Navarra, Ourense, Teruel y Vizcaya.

“El análisis de las migraciones residenciales y del mercado de la vivienda es un ejemplo de cómo la información que generamos en Nommon puede ayudarnos a entender cuestiones como la relación entre los cambios de residencia y de lugar de trabajo, la gentrificación, los patrones de uso de segundas residencias... y en último término mejorar las políticas de vivienda”, opina Raquel Sánchez Cauce, investigadora y responsable del proyecto.

En próximas fases exploraremos junto a la Complutense otras aplicaciones de estos datos, como el desarrollo de indicadores de contacto social que midan dónde y cuánto se relacionan entre sí distintos grupos de población en una ciudad como Madrid, lo que a su vez puede ayudarnos a identificar y combatir mejor los problemas de desigualdad y segregación social”, amplía Javier Burrieza Galán, ingeniero senior de desarrollo de negocio en Nommon.

Las estadísticas oficiales para 2022 y 2023 certificarán si Madrid vuelve a ganar población, como apuntaba ya el INE para julio de 2022 (6,8 millones), y si eso vuelve a tener efectos prácticos: para empezar, en el número de diputados de la Asamblea regional.

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Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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