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El juez aprueba el traslado provisional del presunto yihadista de Algeciras a una unidad psiquiátrica

El magistrado Joaquín Gadea da luz verde a la iniciativa propuesta por los peritos de la Audiencia Nacional sobre Yassine Kanjaa

J. J. Gálvez
Yassine Kanjaa
Policías inspeccionan la zona del ataque, con el cadáver del sacristán fallecido, el 25 de enero; y en el recuadro, la fotografía de Yassine Kanjaa.Nono Rico (Nono Rico)

El juez Joaquín Gadea ha aprobado el traslado provisional del presunto yihadista de Algeciras, Yassine Kanjaa, a una unidad psiquiátrica adscrita a instituciones penitenciarias, como propusieron los peritos de la Audiencia Nacional que estudiaron al sospechoso, según confirman varias fuentes jurídicas. El magistrado ha notificado la decisión este martes, a la vez que ha dado luz verde a levantar el secreto de sumario de las pesquisas y ha insistido en que la instrucción siga adelante por delitos de terrorismo. Kanjaa, un ciudadano marroquí de 25 años, fue detenido el 25 de enero tras asesinar a machetazos al sacristán Diego Valencia y herir a otras personas durante un ataque a dos céntricas iglesias de la ciudad gaditana.

El estado psiquiátrico del detenido se ha convertido en una de las claves de esta investigación. El 31 de enero, al día siguiente de ordenar su ingreso en prisión, Gadea encargó un informe sobre la salud mental de Kanjaa. Según fuentes del caso, dos peritos de la Audiencia Nacional evaluaron entonces al presunto yihadista durante un par de horas y confeccionaron un primer informe provisional, donde proponían trasladar al detenido a una unidad psiquiátrica de Instituciones Penitenciarias —solo hay dos actualmente de referencia: en Fontcalent (Alicante) y Sevilla—. Los técnicos plantearon esta medida con carácter temporal, a la espera de que se elaborase el informe definitivo sobre su imputabilidad.

A este factor se ha agarrado, además, la defensa. En un doble sentido. Por un lado, para pedir que se envíe la causa a un juzgado ordinario de Algeciras; ya que, según su tesis, la posibilidad de que Kanjaa sufra un trastorno psiquiátrico implica que los hechos no tendrían encaje en los delitos de terrorismo —una opción que este mismo martes ha descartado Gadea—.

Por otra parte, los abogados del presunto terrorista buscan que pueda atenuarse su responsabilidad. La propia Sala de lo Penal, que confirmó la reclusión provisional del detenido, puso esa idea sobre la mesa al afirmar que, aunque Kanjaa no dio “muestras de alteraciones evidentes” durante sus interrogatorios por la Policía y el magistrado, no se ha descartado una alteración “patología o trastorno que afecte a su capacidad de conocer la realidad o controlar su voluntad”, que pueda provocar que se le apliquen “eximentes completas, incompletas o atenuantes”.

Fuentes del caso detallan que Kanjaa ha cambiado también de abogados. Su defensa la ha asumido ahora el bufete García Peña & Andujar. Fuentes de su defensa explican a EL PAÍS que todavía no se les ha comunicado cuándo se procederá al traslado del presunto yihadista a una unidad psiquiátrica, ni cuál será.

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La investigación apunta a que el arrestado experimentó un proceso de “radicalización” y “autoadoctrinamiento” exprés, que se prolongó durante apenas un mes antes del presunto atentado terrorista. Según la Sala de lo Penal, el propio Kanjaa detalló en su declaración ante el instructor “cómo llevó a cabo su acción violenta de un modo deliberado, consciente y deseado, en el contexto de una motivación religiosa radical”. “Fue coherente dentro del propósito homicida confesado y su interpretación radical de su fe religiosa, que le lleva a identificarse con personajes propios del Corán y a entender que su misión es eliminar físicamente a quienes considera ‘enemigos o satanes”.

El sangriento ataque

El instructor Joaquín Gadea mantiene en un auto dictado este martes —a través del que levanta el secreto de sumario y rechaza enviar la causa a un juzgado de Algeciras— que los indicios recabados apunta a que el ataque “respondía a fines terroristas” . Así resume lo sucedido el 25 de enero: “Kanjaa acudió sobre las 18.30 a la iglesia de San Isidro, donde entró en el interior del templo y empezó a vociferar expresiones y a realizar referencias a elementos religiosos propios del templo, [...] refiriéndose, entre otras cuestiones, al Corán, a la Biblia y otros elementos religiosos y señalando una de las vírgenes de la iglesia, en una actitud desafiante. Tras una breve disputa dialéctica, finalmente el detenido decide marcharse del lugar”.

“Después de salir de la iglesia, Yassine regresó a su domicilio con el objetivo claro y definido de ejecutar los hechos que se desarrollarían a continuación, y con esta finalidad cogió un machete de grandes dimensiones que guardaba en su habitación, lo ocultó bajo la chilaba negra que vestía, apagó su teléfono móvil y lo guardó en el interior de un cajón de su mesita”, prosigue la descripción del magistrado: “Sobre las 19.00, cuando sale de su domicilio armado, se encuentra con la primera de sus víctimas, a la que le causa lesiones sin resultado de muerte. El propio Yassine reconoce que le agrede con intención de matarle, pues cree que es ‘un marroquí-español que frecuenta esa iglesia por ser converso y no practicar la auténtica religión, el islam”.

“Yassine le muestra que debajo de la chilaba que viste porta el machete de grandes dimensiones con el que realiza todos los ataques posteriores. Por lo que, ante el miedo a una nueva agresión, esta vez más lesiva, el agredido sale huyendo, no siendo perseguido por el atacante”, reza el auto: “La tercera fase se centra temporalmente en torno a las 19.15. Yassine regresa al centro religioso de San Isidro, lugar del que minutos antes había estado, y acomete la segunda acción lesiva. Accede al interior del centro de culto profiriendo gritos en árabe, se dirige por el pasillo central hacia el altar donde se encontraba el sacerdote. Cuando este llega al altar, el sacerdote trata de escapar [...]. Pero, cuando inicia la huida, tropieza y cae, momento en el que Yassine le profiere un fuerte golpe en la nuca al sacerdote”.

Familiares, amigos y vecinos participan en el funeral del sacristán Diego Valencia, el pasado 27 de enero.
Familiares, amigos y vecinos participan en el funeral del sacristán Diego Valencia, el pasado 27 de enero.Carrasco Ragel (EFE)

El sacerdote, Antonio Rodríguez, sobrevivirá. Pero Kanjaa dejará otra víctima a su paso. Esta vez, mortal. “Sobre las 19.25, , Yassine acude a una segunda iglesia, Nuestra Señora de la Palma. Accede al interior y se dirige directamente hacia [el sacristán] Diego Valencia. Este intenta huir de los golpes dirigiéndose en un primer momento al patio de la iglesia, si bien termina huyendo al exterior de la misma por la puerta lateral. En todo momento es perseguido por Yassine, quien no cesa en el ataque, profiriendo continuos golpes con el machete. Hasta que cuando ya se encuentran en el centro de la Plaza Alta, la víctima cae al suelo. Ese es el momento en el cual Yassine asesta dos golpes mortales dirigidos a la decapitación del fallecido”.

El presunto yihadista sería detenido minutos después en pleno centro de Algeciras. Así lo cuenta Gadea: “Una vez deja en el suelo al fallecido, comienza a caminar hacia el oeste de la plaza, realizando un gesto de victoria y apuntando su machete hacia el cielo. Continúa caminando hasta llegar a otra parroquia, Nuestra Señora de Europa, donde empieza a golpear la puerta con patadas hasta en cuatro ocasiones. No consiguiendo su objetivo, continúa su marcha por la calle Murillo hacia el Mirador el Muro, donde antes vuelve a realizar el gesto de victoria con el machete en la mano. Hasta que es detenido”.

Durante su declaración ante el juez, Kanjaa admitió los hechos y advirtió de que, si quedaba en libertad, mataría a más personas. Según una resolución de la Sala de lo Penal, justificó su ataque al definirlo como una “misión” de Alá que debía cumplir. Vinculó a los agredidos con “satán” y los calificó como “enemigos del islam y de los musulmanes”. Además, afirmó que, durante los tres días previos al ataque, había experimentado una sensación extraña, que describió como “verlo todo negro, ver la muerte o pensar en suicidarse”. No mostró ningún signo de compasión.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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