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Conde-Pumpido: “El Constitucional no puede ser nunca una tercera Cámara”

El presidente del tribunal homenajea a Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA hace 27 años

Cándido Conde Pumpido
El presidente del Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, interviene durante el homenaje a Francisco Tomás y Valiente en el 27º aniversario de su asesinato por ETA.JUAN BARBOSA (Europa Press)
José María Brunet

El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, ha subrayado este martes que el órgano de garantías no puede convertirse en “una tercera Cámara [legislativa]”, una posibilidad que ha causado preocupación en un sector de los magistrados en esta legislatura por la acumulación de recursos procedentes de partidos de la oposición contra leyes aprobadas por el Parlamento. Esa situación dio lugar incluso a un episodio insólito el pasado diciembre, cuando el Constitucional paralizó, tras un recurso del PP, la tramitación parlamentaria de dos enmiendas sobre la renovación del propio tribunal que el Gobierno intentaba introducir por vía de urgencia en una reforma legal ajena a ese asunto.

El recordatorio de que el Constitucional no es una tercera Cámara legislativa y no puede ser, por tanto, utilizado por los partidos para revisar leyes emanadas del Parlamento ya lo formularon en el pasado otros presidentes del tribunal. Entre ellos, el predecesor de Conde-Pumpido, Pedro González-Trevijano, cuando se despidió del cargo hace apenas un mes. Idéntica petición hizo también, mucho antes, quien presidió el Constitucional entre 1986 y 1992, Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA en 1996 y a quien el tribunal homenajeaba este martes al cumplirse 27 años del crimen. Conde-Pumpido citó a Tomás y Valiente para recordar que él fue quien lanzó esa idea: “Que este Tribunal no puede ser nunca una tercera Cámara, que la Constitución permite en su seno una gran amplitud de opciones políticas y que la alternancia pacífica de los diversos poderes del Estado constituye el fundamento de cualquier democracia”.

En su discurso, el actual presidente del Constitucional recordó un ensayo de Tomás y Valiente en el que, al constatar la fortaleza de la Ley Fundamental, decía que su “resistencia (…) puede ser entendida como adaptabilidad a la dinámica política, permitiendo y encauzando que las diversas opciones políticas puedan alcanzar el poder o los poderes del Estado y convertir en derecho del Estado las distintas expectativas pragmáticas por ellas ofrecidas a los ciudadanos”. También atribuía Tomás y Valiente a la Constitución la “capacidad para ser interpretada de forma flexible y hasta cierto punto cambiante en función de nuevos problemas y nuevas sensibilidades”.

Para Conde-Pumpido, ese es el amplio margen que el texto constitucional concede a las fuerzas políticas. Así, se ha referido a Tomás y Valiente como acérrimo defensor “del orden constitucional surgido en 1978, que ha acarreado el mayor periodo de prosperidad, libertad y concordia de la historia de España”. Pero al mismo tiempo, con una concepción evolutiva de la Ley Fundamental, dado que, como escribió el homenajeado en su Autobiografía intelectual, la verdad “es un proceso acumulativo de verdades”, y eso implica que se deba aprender “con modestia y relatividad a no perseguir una Verdad (sic) única y total, sino verdades parciales, tal vez transitorias o pasajeras, quizá contradictorias, pero no por ello infecundas”.

Fuentes del Constitucional interpretan el discurso de Conde-Pumpido en clave de actualidad: el tribunal se halla, por ejemplo, en estos días en un proceso de adaptación de su propia doctrina sobre el derecho al aborto, con argumentos distintos a los que empleó en 1985 para abrir la primera puerta a la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Y en un contexto, por otra parte, en el que se acumulan 65 recusaciones contra cuatro magistrados. Un solo partido, Vox, lleva presentados en esta legislatura 46 recursos de inconstitucionalidad, cada uno de los cuales ha perseguido la anulación total o parcial de leyes o decretos-ley aprobados por el Parlamento.

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Asistieron al acto de homenaje dos de los hijos de Tomás y Valiente, Francisco y Ana, así como la presidenta del Consejo de Estado, Magdalena Valerio; el presidente interino del Consejo General del Poder Judicial, Rafael Mozo; la rectora de la Universidad Autónoma ―donde fue acribillado el catedrático el 14 de febrero de 1996―, Amaia Mendikoetxea; junto a expresidentes del tribunal y magistrados actuales. Finalmente, Conde-Pumpido colocó ante el monolito con que el tribunal honra la memoria de Tomás y Valiente un ramo de 27 rosas rojas, una por cada año transcurrido desde su asesinato. Luego se guardó un minuto de silencio.

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