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Los narcos controlaban a la policía del Estrecho con un radar y una cámara térmica desde un ático de Chipiona

Diez detenidos tras la incautación de 3.120 kilos de hachís. La banda introducía la droga por el Guadalete hasta El Puerto de Santa María

El País

La Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera han localizado en un ático de Chipiona (Cádiz) un radar operativo y una cámara térmica de origen militar con los que una banda de narcotraficantes tenía controlado cada paso de las fuerzas de seguridad en el Estrecho para introducir sin problemas grandes cantidades de hachís. La Operación Saline ha permitido saber cómo era posible que, pese a la gran vigilancia costera, las planeadoras podían esquivar con facilidad a policías, guardias y aduaneros y colarse en el río Guadalete hasta atracar sin ser vistos en las guarderías de droga de El Puerto de Santa María. Un total de 10 personas han sido detenidas y han sido intervenidos 3.120 gramos de hachís y otro radar que los detenidos supuestamente iban a instalar en otro punto de la costa para ser más eficientes.

La operación empezó en abril de 2022, tras el hallazgo de varias embarcaciones atracadas en el Guadalete y otras guardadas en naves industriales, “todas ellas con claros indicios de ser usadas para el tráfico de sustancias estupefacientes”, según ha informado esta mañana la Policía Nacional a través de un comunicado. En esta misma fase fue hallada una lancha semihundida cerca de la desembocadura, con 29 fardos de hachís. En la segunda fase, fueron intervenidos 75 fardos de la misma droga, así como dos lanchas neumáticas. Estos dos golpes fueron asestados el 8 de agosto y el 1 de noviembre, y supuso un alijo acumulado de más de tres toneladas de hachís.

Las investigaciones posteriores llevaron a la detención de siete personas y al registro de locales y viviendas en El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera y Chipiona. Fue en uno de esos registros donde los policías hallaron “un radar completo, operativo y funcional instalado en un ático de la localidad de Chipiona”, que los narcos utilizaban “para el control de buques y aeronaves de los servicios de lucha contra el narcotráfico”. Se trata de un aparato de la marca Simrad, del tipo que se suele instalar en las embarcaciones de recreo, que puede costar entre 8.000 y 2.500 euros, según los modelos. La banda había puesto a pleno rendimiento una cámara térmica de origen militar, que empleaban para “la vigilancia de la actuación de patrulleras de los cuerpos policiales”, subraya la nota.

Los responsables del radar podían controlar desde el salón de casa, con acceso a la terraza con excelentes vistas del mar al estar en primera línea de playa, todos los movimientos costeros. La policía asegura que la banda tenía ya en su poder un segundo radar, en este caso de la marca, B&G, para ser instalado en breve en una nueva ubicación, para maximizar la vigilancia del Estrecho. Otras tres personas han sido detenidas, en Jerez de la Frontera, en esta última fase de la operación.

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