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Argel deja al margen la inmigración irregular como represalia contra España

La llegada de migrantes a las costas españolas desde Argelia ha caído casi un 50%, pese a un repunte en Baleares. La crisis diplomática no ha afectado al control de los flujos, según Interior, aunque siguen suspendidos los retornos

La Guardia Civil rescata una patera en la isla balear de Cabrera en julio de 2021.
La Guardia Civil rescata una patera en la isla balear de Cabrera en julio de 2021.GUARDIA CIVIL (GUARDIA CIVIL)

La inmigración irregular no está, de momento, en el catálogo de represalias que Argelia está desplegando contra España por haber apoyado a Marruecos en su solución ante el futuro del Sáhara Occidental. Desde que España decidió respaldar la soberanía marroquí sobre su excolonia en marzo, Argel ha congelado las transacciones comerciales (en proceso de normalización), ha amenazado con subir el precio del gas y se ha llevado a su embajador, pero, según fuentes de inteligencia españolas, continúa controlando la inmigración irregular y trabaja para reducir los flujos migratorios, especialmente con la expulsión de subsaharianos a Níger. La crisis diplomática sí ha dejado en suspenso los retornos, pero, a pesar ello, la llegada de migrantes a costas españolas desde Argelia ha caído casi un 50% en lo que va de año. El aumento de entradas se ha visto en Baleares, pero en las islas, como en Almería, Murcia y Alicante, que haya repuntes es una realidad desde 2019.

Cuando se hizo público que España abandonaba su posición neutral sobre el futuro del pueblo saharaui, cuyo principal valedor es Argelia, una de las principales preocupaciones era qué pasaría con la inmigración irregular que sale del país magrebí. La ruta argelina está en alza en España desde 2019 y aunque Argel, a diferencia de Marruecos, no usa las pateras como medida de presión, era una incógnita el cómo se traduciría su enfado en el mar de Alborán. Más de cuatro meses después del comienzo de la crisis, la inmigración sigue fuera del tablero geopolítico. “La crisis diplomática no ha tenido influencia alguna en el fenómeno migratorio, ni ha afectado al control de los flujos irregulares de migración”, afirman fuentes del Ministerio del Interior. La clave estará en el comportamiento de la ruta en los meses otoñales, la época más caliente de esta vía.

Un informe restringido de la Comisión Europea, con datos de Frontex, mantiene que hasta el 10 de julio habían llegado a España 1.955 migrantes desde Argelia. Ese mismo informe, a 4 de julio de 2021 —la fecha más aproximada a la que ha tenido acceso EL PAÍS para comparar periodos relativamente iguales—, elevaba a 3.875 las personas desembarcadas cuyo puerto de salida fue la costa argelina. Es decir, lejos de haber un incremento de migrantes por la ruta argelina, según estos datos, ha habido una caída de más del 49,5%. Esta ruta no solo la transitan argelinos, también migrantes de otras nacionalidades como los sirios o bangladesíes, pero son minoritarias.

Otro dato: el año pasado por estas fechas la nacionalidad mayoritaria de los inmigrantes irregulares que alcanzaban costas españolas era la argelina; este año es la marroquí. Marruecos y el Sáhara Occidental, controlado por los marroquíes, son, de largo, los principales puntos de salida de pateras.

Repunte en Baleares

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El repunte que se ha visto en Baleares es muy relativo. Según fuentes conocedoras del flujo de llegadas a las islas, las cifras, a 8 de agosto, han pasado de 740 personas desembarcadas en 2021 a 877 en 2022. Se trata de un crecimiento del 18,5%, pero de apenas 137 personas. Las cifras varían según la fuente, pero se mantienen en esos parámetros. Para Baleares no es una gran sorpresa teniendo en cuenta la fuerte tendencia al alza de los últimos tres años: en 2019 arribaron 507 migrantes; en 2020 fueron 1.464; y en 2021 creció hasta 2.402 personas.

El balance total de inmigración irregular hacia España sigue al alza y a 31 de julio se habían registrado 16.180 entradas, según el Ministerio del Interior. Es un aumento del 3,3%, pero las autoridades españolas están preocupadas porque si se mantiene la tendencia se superarán las cifras de los dos últimos años, que pasaron de las 40.000 llegadas. La principal vía de entrada, no obstante, no es el Mediterráneo, sino que sigue siendo, como ocurre desde 2020, el Atlántico, la ruta que lleva a las islas Canarias. Esta, que es la vía marítima más letal hacia Europa y que depende sobre todo del control que ejerzan las autoridades marroquíes, concentra más del 60% de todas las llegadas a costas españolas, según fuentes de las fuerzas de seguridad. Las llegadas de migrantes irregulares a través de la ruta argelina, según fuentes policiales, representan en torno al 15%.

La inmigración, una cuestión de Estado

La cuestión migratoria es clave para Argelia, independientemente del estado de sus relaciones bilaterales. Desde hace años, las autoridades argelinas consideran el control de sus fronteras, incluido el freno de la inmigración irregular, un asunto de seguridad nacional. En 2008, el Parlamento aprobó una ley que castiga con penas de tres a nueve meses de cárcel la salida del país de forma ilegal. Sin embargo, los harraga, como se conoce en el norte de África a los jóvenes que emigran de forma clandestina, raramente son encarcelados después de pasar a disposición judicial. Peor suerte tienen los subsaharianos, que no solo son perseguidos y detenidos, sino expulsados forzosamente y abandonados en el desierto de Níger.

Según ha informado la prensa argelina, durante los últimos meses el país ha intensificado la persecución de la emigración clandestina por dos razones. En primer lugar, las autoridades han detectado que un buen número de personas bajo una orden de búsqueda y captura judicial habían conseguido evadirse a través del mar. En segundo lugar, porque tras la ruptura de relaciones entre Argelia y Marruecos, la mayor militarización de la frontera ha llevado a los narcotraficantes a introducir la droga a través de embarcaciones. Entre las medidas adoptadas para impedir la migración, destaca la construcción de muros de cemento en los puntos habituales de partida en el oeste del país, en la provincia de Orán.

Las represalias, en otros ámbitos, aún están en vías de solución. Cuando el 8 de junio, el Ejecutivo argelino suspendió el Tratado de Amistad con España, la patronal financiera ordenó a sus miembros que congelaran las transacciones con todas las compañías españolas, lo que provocó la asfixia del comercio bilateral. Sin embargo, el 27 de julio, la patronal revirtió su posición, y todo parece indicar que se están normalizando las relaciones comerciales. “Algunas mercancías aún están bloqueadas, pero se debe a que el Gobierno está de vacaciones y aún no han llegado las normas a todos los eslabones de la cadena”, explica Jamal-Eddin Bou Abdallah, presidente del Círculo de Comercio e Industria Argelino-Español (CCIAE). “Esperamos recuperar la normalidad a mediados de agosto”.

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