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Los malos resultados en Andalucía y la presión de las bases precipitan la “refundación” de Ciudadanos

Inés Arrimadas, líder del partido, acelera el “plan de rearme” para atajar la crisis

Virginia Martínez
Ciudadanos Andalucia
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en el Congreso, el 8 de junio.Eduardo Parra (Europa Press)

Los pésimos resultados de Ciudadanos en las elecciones a la Junta de Andalucía, en las que la candidatura de Juan Marín no logró ningún escaño, han precipitado el proceso de “refundación” que Cs lleva diseñando meses. Aunque, hasta la noche de este lunes, la dirección del partido no había utilizado esa palabra específicamente de cara al público. Un término que ha repetido este martes Inés Arrimadas, presidenta de la formación, en una entrevista en Antena 3: “Lo que quiero hacer es una refundación, una renovación de todo. Tenemos un cronograma planificado y el resultado tan doloroso de Andalucía ha acelerado todo. Nuestro partido está muy quemado y muy castigado. Es una evidencia. Pero lo que no podemos hacer es renunciar al espacio”.

La presión de las bases y la concatenación de derrotas electorales en las elecciones autonómicas desde noviembre de 2019, con Andalucía como colofón, han precipitado los pasos de un “plan de rearme” que Cs anunció en mayo. Una hoja de ruta sin mucha concreción, pero que tenía como meta conseguir en las elecciones generales de 2023 el mismo resultado que en los comicios de noviembre de 2019: llegar al 6% o 7% de los votos para resistir en el Congreso. El plan está diseñando por una comisión de una veintena de técnicos, coordinada por el jefe de gabinete de la presidenta de Cs, Daniel Martínez, y sin representación de la ejecutiva. “Vamos a poner patas arriba el partido. Vamos a cuestionarlo todo”, ha abundado, más tarde, Edmundo Bal, portavoz de Cs en el Congreso, a lo que ha apostillado: “A mí me gusta más la palabra renovación que refundación”.

Después de que las urnas del domingo hayan borrado a Ciudadanos del mapa parlamentario andaluz, decenas de cargos orgánicos, afiliados y exdirigentes han exigido un replanteamiento del proyecto y la dimisión de la directiva. La presión ha provocado que la hoja de ruta marcada por Cs se abra a incorporar cuestiones como la posible convocatoria de un congreso, asamblea o convención extraordinarios.

Fuentes de la dirección explican que el proceso de refundación ha nacido para renovar “programa, equipos, marca y liderazgo”. Para el partido y para su presidenta, todos los cambios pasan por el refrendo de las bases. Y, aunque la dirección no quiere concretar si se convocará o no un congreso extraordinario, un cambio de tal calado y con la aprobación de la militancia aboca a algún tipo de gran asamblea fuera de agenda. “El equipo de trabajo está estudiando cuál es el mecanismo que estatutariamente sea más apropiado”, ha adelantado Bal en la Cámara Baja.

En cuanto a los plazos, el plan debe culminarse antes de las elecciones municipales de 2023 —que se celebrarán previsiblemente en mayo—, para que se puedan presentar a esos comicios “con un instrumento político renovado que sea capaz de reconectar y de ilusionar”. Por lo que, de convocarse un congreso o una asamblea, tendría que ser mucho antes si el partido quiere materializar la renovación y concurrir, saneado, para entonces. El portavoz de Cs ha asegurado que hay ya fijadas dos “grandes reuniones” con afiliados, que se celebrarán antes de este verano, para “aportar” y “compartir” con la comisión que diseña el plan los “criterios” que culminen esa refundación.

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Arrimadas descarta dimitir, pero sí está dispuesta a que su cargo sea cuestionado por los afiliados, como también el del resto de miembros de la directiva. “No quiero ser un problema para el partido. Ni largarme cuando no debo. En la vida lo fácil es rendirse o tirar la toalla. Y yo creo que este [proyecto] merece la pena luchar por él”, ha sentenciado la presidenta. Fuentes de la dirección se muestran favorables a que el refrendo de Arrimadas sea mediante la convocatoria de primarias.

Respecto a si el partido seguirá llamándose Ciudadanos, la dirección de Cs también ha puesto sobre la mesa un eventual cambio de “marca” del “instrumento político liberal”. “Hemos hablado del tema del nombre de la marca y, si hay que cambiar el nombre, se cambiará. Y, si los afiliados no lo piden, no se cambiará”, ha apuntado Bal. Desde julio del año pasado, cuando la formación ya celebró otra convención extraordinaria, la marca Cs está íntimamente ligada a la de Liberales. De hecho, tanto en la cartelería de la sede del partido en la calle de Alcalá de Madrid como en los actos electorales, el rótulo Liberales está tan presente, o incluso más, que el de Ciudadanos.

En cualquier caso, los flecos de los próximos pasos de la “refundación” se afinarán también en una reunión de la ejecutiva ampliada prevista para el próximo lunes por la mañana. Y, por la tarde, como estaba planeado, se celebrará el consejo general —el máximo órgano político de Cs entre asambleas generales—, con la crisis que desangra el partido como cuestión central. “Lo importante es que este partido va a salir adelante porque los militantes van a definir su futuro”, ha sentenciado Bal.

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Sobre la firma

Virginia Martínez
Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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