Yolanda Díaz e Íñigo Errejón muestran “sintonía” en su primer acto público conjunto

La foto tenía valor por sí misma. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sentada por primera vez en un acto público junto al líder de Más País, Íñigo Errejón. La máxima representante de Unidas Podemos, quien lleva meses enarbolando un discurso de apertura del espacio político al que representa, y su antiguo compañero de filas han mostrado este jueves una clara “sintonía”. En plena negociación entre los partidos de la izquierda para una candidatura de frente amplio en Andalucía, la ministra ha presentado en Madrid la comisión de expertos que analizará la repercusión de la precariedad laboral en la salud mental de los trabajadores, uno de los compromisos adquiridos entre el departamento y el partido de Errejón para lograr su apoyo en la convalidación de la reforma laboral el pasado febrero en el Congreso.

“Quiero agradecérselo expresamente a Íñigo en nombre propio y colectivo, porque de alguna manera se evidencia que la política sirve para las cosas que importan a la gente y a la ciudadanía”, ha señalado Díaz en una sala del centro de Madrid y ante un público variopinto. “La política, lejos de ser el arte de las cosas posibles, es el arte de lo imposible y a veces de lo que es muy difícil”, ha apuntillado. “Gracias a la ministra por hacer suya una propuesta no como el resultado de una negociación, sino con entusiasmo, llevarla lejos y trabajarla para el bien de la mayoría”, ha respondido Errejón.

Se trataba de un mero acto institucional, pero el interés iba más allá del ámbito que abarcaba. “¿Cómo son las relaciones con la vicepresidenta, en todo tipo de acuerdos, pero también en políticas públicas?”, preguntaba la periodista encargada de conducir el acto, Laura Olías. El líder de Más País rio tímidamente mientras Díaz comentaba: “Va al grano”.

“Magnífica”, contestó más tarde Errejón, “y espero no meterla en un lío si digo que ojalá fuera así con todo el Gobierno. Y eso por una sintonía política”, ha reforzado el cofundador de Podemos, alejado del partido desde comienzo de 2019. El diputado, cómodo en el escenario, ha enumerado las cuestiones que les unen. “La ofensiva reaccionaria llena la política de ruido, de miedo y de cinismo y cuando no hay perspectiva de futuro no vale la pena cuidar nada. Creo es posible este acuerdo y poner en marcha la comisión porque compartimos que hay que hacer un esfuerzo obstinado y testarudo por devolver la política a la vida cotidiana”, afirmó.

Acuerdo

Además de contemplar un plan de choque para controlar las jornadas laborales excesivas y los abusos en los contratos a tiempo parcial, el acuerdo alcanzado entre el ministerio y Más País en febrero recogía la “colaboración” sobre salud mental y precariedad en el trabajo, incluyendo la “participación” en la comisión de expertos con el nombramiento de una persona. El asunto no es menor: el partido de Errejón lleva más de un año poniendo sobre la mesa el problema de la salud mental, que su formación considera prioritario, y a través del pacto alcanzado con Díaz y a pesar de tener solo dos diputados (más uno de Compromís) en una cámara de 350 representantes, ha logrado hacer valer su voto en la iniciativa.

El acto de este jueves se produce, además, en medio de las negociaciones, también entre Más País y UP, para fraguar en Andalucía una candidatura electoral de frente amplio de cara a unos comicios, aún por convocar, en los que el popular Juan Manuel Moreno Bonilla parte como favorito. Y en la antesala del inicio de la gira —por ahora suspendida por la crisis derivada del conflicto en Ucrania— que Díaz quiere realizar para conformar un nuevo proyecto político de cara a las próximas generales.

La relación entre la vicepresidenta y Errejón es buena, aunque se circunscribe fundamentalmente a la acción del ministerio. Quien fue una de las principales figuras de Podemos se cuida mucho de manifestar, de momento, un compromiso que vaya más allá: la suma de Errejón a un futuro proyecto liderado por la vicepresidenta —algo que todavía está por ver— genera recelos dentro de su antiguo partido, aunque el discurso oficial de sus dirigentes rema también en esa dirección.