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La cooperante Juana Ruiz sale de la cárcel después de 300 días de detención en Israel

“Lo peor fue al principio, estuve a punto de rendirme”, afirma la trabajadora humanitaria española en un puesto de control de Cisjordania tras ser liberada

Juana Ruiz se abraza a su esposo, Elías Rishmawi, este lunes tras salir de prisión.
Juana Ruiz se abraza a su esposo, Elías Rishmawi, este lunes tras salir de prisión.ALAA BADARNEH (EFE)
Juan Carlos Sanz
Yenín (Cisjordania) -

“Lo peor fue al principio en la cárcel, sentí desfallecer y estuve a punto de rendirme”. Con las lágrimas a punto de aflorar a causa de la emoción, se expresaba así la cooperante española Juana Ruiz Sánchez, de 63 años, una vez en territorio palestino tras haber salido este lunes por la tarde de la prisión de Damon de Haifa, al norte de Israel. “Fueron momentos muy malos”, recordaba su “doloroso” periodo de detención en penales israelíes.

Había sido arrestada en su casa de Beit Sahur (cerca de Belén), hace más de 300 días. La trabajadora humanitaria atendió con espíritu animado a los periodistas que la aguardaban en el puesto de control militar israelí de Yamala, en Yenín (Cisjordania), donde fue recibida por un diplomático del Consulado General de España en Jerusalén tras su excarcelación.

Pronto se mostró risueña con la libertad recién recuperada. La Fiscalía israelí había decidido pocas horas antes no recurrir la decisión adoptada la semana pasada por un comité penitenciario en Nazaret (norte) de concederle la libertad condicional.

La trabajadora humanitaria española pudo reunirse más tarde en un restaurante del área de Yenín con su marido, el palestino Elías Rishmawi, y sus hijos María y George. “Ahora solo quiero estar con ellos”, reconocía al quedar definitivamente en libertad en la barrera de separación entre Israel y Palestina.

“Seguramente habrá mucho que contar, pero ahora lo único que necesito es un poco de descanso y reponerme moral y físicamente y estar de nuevo con mi familia”, declaró a los medios de comunicación. Más adelante, viajará a España para intentar cambiar de aires.

Explicó que se había sentido al borde del desfallecimiento hasta que pudo reunirse con otras detenidas palestinas en una celda común, después de haber permanecido varias semanas en régimen de aislamiento. Recuerda la ayuda que recibió de sus compañeras de cárcel y las visitas de representantes consulares como hitos fundamentales para poder mantenerse con buen ánimo durante todos estos meses entre rejas.

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La trabajadora humanitaria española Juana Ruiz llega al tribunal militar israelí de la prisión de Ofer, el pasado noviembre.
La trabajadora humanitaria española Juana Ruiz llega al tribunal militar israelí de la prisión de Ofer, el pasado noviembre.Laura Fernández (EFE)

Juana Ruiz insistió en reivindicar su inocencia tras pasar casi 10 meses en prisión y tener que aceptar una condena para evitar una larga permanencia en la cárcel a la espera de juicio. “Yo solo he trabajado por la sanidad de los palestinos, y las autoridades israelíes lo saben”, ha manifestado tras ser liberada. La cooperante deberá regresar ahora a su domicilio de Cisjordania. “Ha sido una experiencia fortísima y muy dolorosa”, confesó. “Vinieron 25 soldados a las cinco de la madrugada a mi casa, donde vivimos personas mayores de 60 años. Eso es la ocupación”, rememoró su detención 13 de abril del año pasado.

La cooperante española aceptó en noviembre, ante el tribunal militar israelí de Ofer (Cisjordania ocupada), una condena a 13 meses de cárcel. La justicia castrense sentenció también a Ruiz, que vive con su esposo palestino desde hace más de tres décadas en Cisjordania, a una multa de 50.000 shéqueles (unos 14.000 euros) por los delitos de “prestar servicios a una organización ilegal” y por “tráfico de divisas en Cisjordania”, dentro de la ONG sanitaria palestina Comités de Trabajo para la Salud con la que colaboraba.

Ruiz aceptó declararse culpable de ambos cargos, en el marco de un acuerdo con la Fiscalía militar que eliminó otras tres graves acusaciones por delitos ligados al terrorismo, con el fin de acortar un proceso que la forzaba pasar largo tiempo entre rejas. Un tribunal de Haifa ordenó finalmente en diciembre pasado la revisión de la petición de puesta en libertad de la trabajadora humanitaria, al haber cumplido las dos terceras partes de la condena, que había sido denegada inicialmente por la denominada Junta de Libertad Condicional de Nazaret.

Este comité penitenciario ―integrado por un juez, una asistente social y un psicólogo— había acordado por dos votos a uno que Ruiz debía permanecer en prisión hasta mediados de mayo y cumplir íntegramente su condena. La trabajadora humanitaria deberá permanecer ahora en territorio ocupado bajo control de Israel, sin poder viajar al exterior, al menos hasta que expire su condena oficial.

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, conversó por teléfono con Juana Ruiz después de quedar en libertad en el mismo puesto de control militar de Yamala, en la divisoria territorial. El jefe de la diplomacia española agradeció más tarde en Twitter la llamada de su homólogo israelí, Yair Lapid, en la que le confirmaba la noticia de la puesta en libertad de la cooperante.

En el mismo mensaje, Albares destacó también el trabajo de los funcionarios consulares durante estos meses para prestarle asistencia. “Le he expresado mi agradecimiento al pueblo español”, relató Ruiz visiblemente emocionada. “Me gustaría darle un abrazo a todo el mundo cuando vaya a España, le he dicho al ministro”, detalló.

“No sé a qué ha venido todo esto. Ha sido una primera parte (de una estrategia de Israel) para ilegalizar todas las organizaciones de derechos humanos palestinas”, concluyó con esta reflexión sobre su detención y proceso sus declaraciones ante la prensa. “Yo soy parte de una de ellas”, afirmó con convicción, “y no hacemos daño a nadie”.


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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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