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Fernández Díaz, un exministro en el “vértice” de la trama Kitchen

El testimonio de su ex ‘número dos’ en Interior y los mensajes de móvil que supuestamente intercambió con este tienen al político al borde del banquillo

Óscar López-Fonseca
Interior Jorge Fernández Díaz kitchen
El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, en abril de 2017, cuando tuvo que comparecer en la comisión de investigación de la llamada 'policía patriótica'.Jaime Villanueva

El auto por el que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón propuso, el pasado 29 de julio, enviar al banquillo a la cúpula política y policial del Ministerio del Interior del primer Gobierno de Mariano Rajoy (2011-2015) por el espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas situó al exministro Jorge Fernández Díaz en “el vértice de la cadena que ordenó la puesta en marcha” de aquella operación. El magistrado recalcaba que había sido el político quién había dado “órdenes concretas” al que fue su número dos en el ministerio, Francisco Martínez, para dar “prioridad” a lo que finalmente recibiría el nombre de Operación Kitchen, puesta en marcha en el verano de 2013. “La ascendencia [de ambos] sobre los funcionarios de mayor rango policiales [junto a ellos hay otras nueve personas implicadas, seis de ellos comisarios] que materializaron la operación resulta evidente y vertebra [el espionaje a Bárcenas], desde la ideación hasta la autorización de los gastos materiales que permitieron que se materializara”, añade el magistrado antes subrayar que “la intervención de los máximos responsables gubernativos del ministerio resulta solventemente constatada”.

La rotundidad de las acusaciones contra Fernández Díaz que el juez recogía en su resolución judicial (que aún no es firme, ya que ha sido recurrida por las defensas y las acusaciones) se sustentaba sobre todo en el testimonio del que fuera su mano derecha durante años, el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez y, sobre todo, en la batería de mensajes de móvil que Fernández Díaz presuntamente le había enviado a su subordinado y que este protocolizó ante dos notarios en 2019, cuando empezó a temer su imputación en el caso Kitchen, como finalmente ocurrió. Esos SMS, intercambiados en momentos claves de la operación clandestina, supuestamente demuestran que el exministro estuvo al tanto del espionaje a Bárcenas.

En uno de ellos se leía: “Chofer B. Sergio Javier Ríos Esgueva (ahora hace esa función con su mujer)”, en referencia al conductor contactado por la trama para espiar al extesorero y a su esposa, Rosalía Iglesias. En otro, se indicaba que “la operación se hizo con éxito. Se ha volcado todo (2 iPhone y un iPad)”, aludiendo a la sustracción de los teléfonos de Bárcenas y su pareja para acceder a su contenido, una de las acciones sin control judicial de la Operación Kitchen que han admitido algunos mandos implicados. Sin embargo, en sus declaraciones ante el juez y en el careo en la Audiencia Nacional que mantuvo con Martínez, el exministro negó reiteradamente que estos mensajes fueran suyos.

Durante su declaración como imputado ante García-Castellón, el 30 de octubre del año pasado, el político reiteró que él nunca puso en marcha la Operación Kitchen y que se enteró de su existencia por la prensa. Para ello, no dudó en tildar de falsa la versión de su subordinado, quien había asegurado ante el magistrado que su jefe estaba al tanto de la operación y que, incluso, fue él quien le telefoneó un fin de semana para hablarle por primera vez del chófer de Bárcenas, al que la trama policial había captado como confidente. La insistencia de Fernández Díaz en negar todo llevó al juez a espetarle: “Usted no se enteraba de nada”.

Durante aquel testimonio, el exministro se esforzó también en que la investigación judicial no alcanzara a otros miembros del Gobierno de Mariano Rajoy ni a la cúpula del PP. Para ello, insistió en varias ocasiones que nadie ajeno al ministerio se comunicó con él para interesarse por el operativo y nadie le dio indicaciones al respecto. De hecho, recalcó que el único que le podía proponer un despliegue de seguimiento a Bárcenas era el entonces presidente del Gobierno. Pero Mariano Rajoy, según su versión, nunca lo hizo. Tampoco desde la cúpula del PP se le dijo nada.

Cuando fue preguntado por el desvío de fondos reservados para pagar los gastos del espionaje, entre ellos una cantidad mensual al chófer de Bárcenas, Fernández Díaz señaló a su antiguo número dos como el responsable del control de esta partida de la que, añadió, él no participaba. El exministro también se escudó en que la supuesta documentación que se pretendía arrebatar al extesorero del PP no le afectaba ni perjudicaba y recuerda que su nombre “nunca” apareció en los llamados papeles de Bárcenas, que reflejaban la existencia de una caja b en su partido.

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Fernández Díaz también alegó que, durante toda la investigación judicial sobre el espionaje a Bárcenas, su nombre no había aparecido en ningún informe policial ni en los audios intervenidos al comisario jubilado José Manuel Villarejo, destacado integrante de la trama. Sobre su relación con este policía, el exministro solo admitió haberlo saludado en dos ocasiones. Una, en 2012, antes de ponerse en marcha la Operación Kitchen. La segunda, en 2016, cuando ya había finalizado.

Sin embargo, Francisco Martínez —con el que mantuvo un tenso careo ante el juez— había afirmado en la Audiencia Nacional que, cuando él llegó a Interior, primero como jefe de gabinete del ministro, comenzó a tener relación fluida con Villarejo porque así se lo había pedido su jefe. Además, el que fuera director adjunto operativo (DAO) de la Policía, el comisario Eugenio Pino, señalado como el presunto muñidor de la trama, relató en una de sus declaraciones ante el juez que el exministro llegó a tratar de interceder a favor de Villarejo y le dijo que Rajoy le había comunicado que se estaba tratando mal al comisario.

Durante la comisión de investigación del Congreso, otros dos testimonios de implicados han señalado a Fernández Díaz. El comisario jubilado Enrique García Castaño, que colabora con el juez, afirmó a los diputados que, “por supuesto”, el exministro estaba al tanto del espionaje a Bárcenas. E, incluso, que fueron este y su ex número dos quienes supuestamente ordenaron que en el operativo participara el Villarejo. Este último también señaló al exministro cuando compareció en el Parlamento. Villarejo afirmó que mientras participó en la Operación Kitchen “reportaba directamente” de sus avances al secretario de Estado de Seguridad y a Fernández Díaz, aunque en el caso de este último añadió que fue “puntualmente, muy poco”.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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