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Cosidó se aferra a la ignorancia para desmarcarse de la trama Kitchen

El ex director general de la Policía acude por segunda vez a la comisión parlamentaria con el mismo mensaje que dejó en la primera: “Ni se me informó ni se me tenía que informar”

El ex director general de la Policía Ignacio Cosidó pasa junto al portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, a su llegada a la comisión Kitchen.Vídeo: RICARDO RUBIO/ EUROPA PRESS/ EUROPA PRESS
Óscar López-Fonseca

El ex director general de la Policía Ignacio Cosidó ha comparecido este jueves por segunda vez ante la comisión parlamentaria que investiga la Operación Kitchen de espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas con un mensaje idéntico al que ya esgrimió la primera vez que lo hizo, el pasado junio: no tuvo nada que ver ni supo de la existencia de la trama parapolicial que urdió aquel operativo destinado a sustraer a Bárcenas la documentación supuestamente comprometedora que tuviera contra los dirigentes de partido, a pesar de que la investigación judicial ha revelado la presunta implicación tanto de sus dos superiores políticos, el ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez y el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, como de su más directo colaborador, el que fuera su número dos al frente de la policía, el comisario Eugenio Pino. “Ni se me informó ni se me tenía que informar”, ha asegurado. La Fiscalía Anticorrupción, en el escrito con el que el pasado septiembre recurrió el auto del juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón que daba por concluida la investigación del caso Kitchen, pidió la imputación del ex director general de la Policía, quien hasta ahora ni ha sido llamado a declarar como testigo.

A lo largo de más de dos horas de comparecencia, Cosidó ha vuelto a marcar distancias con los que, durante el tiempo que dirigió la policía (2012-2016) fueron sus superiores en Interior así como con los altos mandos policiales investigados por el espionaje al extesorero del PP. Sobre todo, con el comisario Pino, quien ante el juez había asegurado que el político conoció el operativo ilegal para sustraer documentos al extesorero. Cosidó ha definido su relación con el que fuera su director adjunto operativo (DAO) y cuyo despacho era contiguo al suyo, como “profesional, cordial y, por supuesto, de confianza”, pero también ha dejado claro que “no es que nos fuéramos de copas juntos”. Preguntado por el portavoz del PSOE en la comisión Felipe Sicilia cómo explicaba que este comisario le hubiera señalado en su declaración ante el juez, el ex director general se ha limitado a decir que no conocía “la literalidad” de ese testimonio y ha recordado que los imputados pueden ejercer “la legítima defensa” en sus comparecencias ante el juez como consideren oportuno.

Como ya ocurrió en su comparecencia de junio, Cosidó ha insistido una y otra vez en que entre las funciones del director general no estaba dirigir investigaciones y que, de las únicas pesquisas sobre Bárcenas de las que tuvo noticia, fueron las que el entonces juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz seguía y de las que se encargaba la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), responsable de las investigaciones del caso Gürtel. Sobre el operativo que, sin conocimiento de este magistrado, se urdió en Interior para espiar al extesorero de su partido, el político ha negado saber nada, ni de la captación del chófer Sergio Ríos como confidente ni del desvío de fondos reservados para financiarlo. “Los fondos reservados no son una competencia de la Dirección General de la Policía. Ni tenía conocimiento ni debía tener conocimiento”, ha recalcado antes de apuntar directamente al ex secretario de Estado, Francisco Martínez, en este asunto.

También ha rebatido que él autorizara que la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO, dedicada principalmente a la lucha antiterrorista) participara en los seguimientos a Bárcenas y su entorno. Incluso, ha refutado que interviniera en las presiones que el inspector jefe Manuel Morocho, responsable de la investigación del caso Gürtel, ha relatado ante el juez y en el Congreso haber recibido para perjudicar las pesquisas. “Siempre he mostrado apoyo y reconocimiento a su trabajo”, ha dicho.

Sobre su relación con el comisario José Manuel Villarejo, imputado en el caso Kitchen y presunto cabecilla de la trama parapolicial que se lucró con la venta de información reservada, la ha reducido al mínimo, como ya hizo en su anterior comparecencia. “Se asomó a mi despacho y pasó a hacerme un saludo protocolario”, ha asegurado. “Jamás tuve contacto alguno con el señor Villarejo, jamás me reuní con él, jamás tuve una conversación telefónica, jamás tuve un intercambio de correos”, ha afirmado, repitiendo casi las mismas palabras que utilizó en junio cuando fue preguntado por sus vínculos con el comisario jubilado.

Solo al final de su comparecencia, a preguntas del diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, ha admitido que, con la información que entonces tuvo en sus manos sobre las actividades del comisario al margen de su labor como policía, su “voluntad” era haber apartado Villarejo de sus funciones, pero que no lo hizo porque le dijeron que el agente iba a pedir la baja. Finalmente, el policía anticipó solo unos meses su jubilación, coincidiendo con la salida de Fernández Díaz de Interior y del propio Cosidó de la Policía.

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Cosidó ha rechazado incluso ningún tipo de responsabilidad política por el caso Kitchen: “Uno es responsable de sus hechos, palabras, pero no puedo hacerme responsable de las cosas que me son ajenas”, en referencia al operativo en la que participaron estrechos colaboradores. “Cumplo con mi deber de no tener conocimiento”, ha llegado a afirmar para justificar su supuesta ignorancia sobre el operativo.

Antes de Cosidó, ha comparecido el comisario Pedro Agudo, que durante diez meses entre 2011 y 2012 fue, precisamente, el jefe de gabinete de este. Agudo fue cesado tras conocerse que su esposa tenía una academia para preparar a candidatos a ingresar en la policía en la que él había dado clases. Posteriormente, fue destinado como agregado de Interior a la embajada de Roma, donde mantuvo una estrecha relación con el entonces juez de enlace en la capital italiana y actual instructor del caso Kitchen, Manuel García-Castellón. En 2016, antes de dejar de ser director general de la Policía, Cosidó le concedió una medalla policial pensionada.

El comisario Pedro Agudo Novo en la comisión de investigación de la operación ‘Kitchen’ este jueves.Vídeo: Ricardo Rubio/ Europa Press/ EUROPA PRESS

Sin embargo, su comparecencia ha girado sobre todo en el intercambio de mensajes que mantuvo, en 2019, con el ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez cuando este temía ser imputado —como finalmente ocurrió— en el caso Kitchen. En uno de esos mensajes, Martínez le pedía al policía que hablara “con Manolo [García-Castellón] para que cierre esa mierda”, en referencia a la investigación sobre el espionaje ilegal a Bárcenas. Este jueves, el comisario ha admitido ese intercambio de mensajes, incorporado a la causa tras el volcado del teléfono móvil del ex alto cargo de Interior, pero ha negado que hiciera ninguna gestión ante el juez de la Audiencia Nacional. “Solo intento quedar bien. Nunca hubiera hecho lo que me pide”, ha asegurado, después de señalar que, en su opinión, cuando Martínez le envió el mensaje estaba “en una situación absolutamente desesperada” por su situación judicial.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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