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El presidente del Constitucional pide a los nuevos magistrados “dar ejemplo”

El tribunal cierra una etapa consciente de su fuerte desgaste en los últimos meses

El presidente saliente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas (centro), pronuncia un discurso durante la toma de posesión de los nuevos cuatro jueces del órgano, este jueves.Vídeo: POOL EFE/ EUROPA PRESS
José María Brunet

La renovación del Tribunal Constitucional ya es casi una operación completada. Sólo falta el último acto, que tendrá lugar este viernes, con la elección de los nuevos presidente y vicepresidente de la institución. Este jueves ha sido el turno de la toma de posesión de los nuevos magistrados —Ramón Sáez e Inmaculada Montalbán, propuestos por el PSOE, y Concepción Espejel y Enrique Arnaldo, por el PP—, y del discurso de despedida del presidente saliente, Juan José González Rivas, quien recordó a los nuevos componentes del tribunal que “deben dar ejemplo”, sobre todo de “imparcialidad” y de “moderación”. Su discurso escrito, sin embargo, era mucho más explícito. Sostenía que “para tener cabida en este importante órgano del Estado”, sus componentes deben “ser ejemplo de virtud y decencia”, así como que “sus decisiones han de estar debidamente motivadas”.

En otro pasaje de su intervención, González Rivas hablaba de evitar toda “crispación, crítica o estridencia”. De ahí que se aplicara sobre la marcha su propia receta, y limara en el estrado algunos aspectos de su discurso, autorizando al mismo tiempo que se mencionara su versión escrita. El esfuerzo de contención, en suma, fue sólo parcial, influido sin duda por el clima que ha acompañado todo el proceso de ejecución del acuerdo entre el PSOE y el PP para renovar el tribunal. Un proceso caracterizado por la fuerte controversia parlamentaria, y las reservas generadas en el propio Constitucional, consciente de su desgaste.

Clima enrarecido

Pudo constatarse así en la votación por la que el pleno del tribunal que dio su plácet a los nuevos magistrados, un trámite en el que se registró un voto en contra de los cuatro candidatos. Todo ello relacionado con el procedimiento de elección y con los nombres propuestos, máxime uno de ellos, el de Enrique Arnaldo, cuestionado por diversas supuestas irregularidades en su labor profesional y por su especial proximidad con el PP, hasta el punto de que el portavoz del PSOE en la Comisión de Nombramientos del Congreso, Odón Elorza, llegara a pedirle que renunciara a su candidatura.

El clima del relevo, en suma, fue enrarecido, y a estos factores respondió el llamamiento del presidente del tribunal a que sus miembros demuestren, sobre todo, su “imparcialidad”. El Constitucional está bajo la lupa, y con plena conciencia de que le toca trabajar para recuperar imagen y credibilidad. González Rivas defendió, por ejemplo, la labor desarrollada en relación con respecto al procés o el estado de alarma y la pandemia. Pero en ambas cuestiones el tribunal actuó fracturado, muy lejos del consenso, y en el debate de los fallos sobre la suspensión o limitación de derechos fundamentales durante la emergencia sanitaria, en medio de fuertes tensiones.

Conscientes de que toca remontar, el Tribunal Constitucional se apresta a iniciar una nueva etapa. Este viernes tendrá lugar el pleno para elegir a los sucesores de González Rivas en la presidencia y de Encarnación Roca en la vicepresidencia. El magistrado de más edad, Santiago Martínez Vares, será presidente 24 horas, el tiempo justo para pasar página.

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El pleno del tribunal elige este viernes presidente a Trevijano

Con un retraso de más de año y medio, el Constitucional elegirá la tarde de este viernes como su nuevo presidente a Pedro González Trevijano, y como vicepresidente a Juan Antonio Xiol, conservador el primero y progresista el segundo. Era un pacto cerrado desde hace mucho, a la espera del acuerdo entre PSOE y PP para ejecutarse. Ambos magistrados se conocen bien, han colaborado en diversas sentencias del tribunal, y en ocasiones han sabido pactar lo más difícil, sus discrepancias. La ventaja de este tándem es que está muy rodado, lo que dará la oportunidad de restañar heridas. Las hubo, y profundas, a raíz de las sentencias sobre el estado de alarma, en particular la primera, la que se dirimió por seis votos a cinco a favor del sector conservador, con la tesis de que el confinamiento supuso una limitación de derechos que sólo hubiera podido realizarse previa declaración del estado de excepción. Además de las de González Rivas y Encarna Roca se cubren ahora las plazas de Fernando Valdés y Andrés Ollero.


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