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El debate y el CIS dan esperanza a la izquierda

El bloque progresista confía en que el PP haya tocado techo y les corresponda a ellos crecer ahora

Elecciones Madrid
Las candidatas a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Mónica García (a la izquierda), e Isabel Díaz Ayuso, durante el debate de este miércoles en los estudios de Telemadrid.Juanjo Martín (EFE)
Carlos E. Cué

La precampaña y el arranque de la campaña fueron muy duros para el bloque de la izquierda en Madrid. Todas las encuestas detectaban una enorme fortaleza de Isabel Díaz Ayuso y una movilización espectacular de la derecha. Ninguno de los intentos de la izquierda por reactivar a sus alicaídos votantes parecía funcionar. La estrategia del PSOE, centrada en buscar votos de centro de Ciudadanos, no parecía tener ningún efecto. Al bloque de izquierda solo le quedaban tres balas importantes: el único debate de la campaña, un posible error de Isabel Díaz Ayuso y el efecto del miedo a Vox. Y las tres llegaron a la vez. Aunque tal vez demasiado pronto.

Ayuso habló de “mantenidos” para referirse a las personas que piden comida en las llamadas “colas del hambre”. Vox introdujo un anuncio racista sobre los menores inmigrantes repudiado por todos, incluido el PP, y el debate del miércoles se ha asumido dentro de los estrategas de la izquierda como un auténtico éxito para el objetivo principal, que no era el de mover votos entre bloques, algo prácticamente imposible en una sociedad tan polarizada como la madrileña, sino el de movilizar a los propios.

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La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), pese a las dudas que genera incluso entre los que salen mejor parados, el bloque de la izquierda, que queda contra todo pronóstico por delante en ese sondeo, ha terminado de rematar un cambio de ciclo anímico en la campaña que ahora ve a la izquierda mucho más animada y con la intención de intentar hasta el final ganar una batalla que todos asumen como muy difícil pero, desde el miércoles por la noche, ya no totalmente imposible.

El sondeo flash del CIS, que se publica ya muy cerca de las elecciones en la Comunidad de Madrid del 4-M y fue muy certero en los comicios catalanes, asegura que la izquierda puede sumar la mayoría absoluta y arrebatar el Gobierno regional a la derecha después de 26 años. Es la única encuesta que de momento pronostica esta posibilidad, con unas horquillas que dan a la izquierda entre 67 y 73 escaños y a la derecha entre 65 y 69. La mayoría absoluta está precisamente en 69 representantes de un Parlamento que esta vez tiene 136 escaños. Así, solo en la horquilla más alta tendría garantizado el Gobierno la suma del PP y Vox. En las horquillas más bajas, estos dos partidos se quedarían a cuatro escaños de esa mayoría absoluta.

El estudio registra una ligera subida de Más Madrid, formación que obtuvo en las pasadas elecciones 20 escaños y que ahora lograría entre 22 y 24, y Vox (que logró nueve diputados y a la que ahora se le asignan entre 11 y 13), y vuelve a dejar sin representación a Ciudadanos porque, con un 4,6% en intención de voto, no alcanza el 5% de los apoyos necesarios para entrar en el Parlamento madrileño. Esa situación sacaría muchos votos del bloque de la derecha de la competición por los escaños, lo que favorecería a la izquierda. Es lo que pasó en 2015, cuando IU se quedó en un 4,2% y eso ayudó al bloque de la derecha.

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El miedo a Vox ya no funciona como en 2019, cuando movilizó a buena parte de la izquierda en las elecciones generales. Pero la brutalidad del anuncio racista y de la posición que Rocío Monasterio mantuvo en el debate contra los menores inmigrantes tutelados por la Administración ante la ausencia de sus padres ha reactivado ese temor a la extrema derecha como un factor decisivo de la campaña. Incluso Pedro Sánchez, desde Andorra, en una rueda de prensa que se solapó con el debate, quiso detenerse en este asunto del anuncio de Vox. “Es de una bajeza incalificable. Es muy importante no banalizar el riesgo que implica la ultraderecha en nuestro país”, aseguró, consciente, según las encuestas que maneja La Moncloa, de que la presencia de Vox se va naturalizando poco a poco incluso entre los votantes de izquierdas.

Pero la gran novedad que cambia el estado de ánimo de la campaña del bloque progresista es el debate. Todos los consultados creen que aunque no es previsible que mueva votos entre bloques y mucho menos con un solo debate y a 12 días de las elecciones, sí sirvió para mostrar a los votantes de izquierda qué se está jugando. Sobre todo porque se logró centrar el choque en la gestión de la pandemia. Y también sirvió para mostrar la posibilidad de un bloque unido que podría traer un Gobierno diferente a Madrid. No hubo ataques entre los tres candidatos de la izquierda, al contrario de lo que sucedió en el bloque de la derecha, con un choque muy duro entre Ciudadanos y Vox. Y, sobre todo, el encuentro terminó con un giro estratégico muy claro en el PSOE, ya que Ángel Gabilondo, que había dicho “con este Iglesias no”, se dirigió a él por su nombre de pila para invitarle a un acuerdo: “Pablo, tenemos 12 días para ganar”.

Los socialistas explican ahora que este giro se produce por la decisión de Ciudadanos de quedarse en el bloque de la derecha y renunciar a cualquier acuerdo con el PSOE. Y aseguran que ya han logrado captar el voto de Cs que buscaban. Sin embargo, las encuestas señalan que esa estrategia no estaba funcionando y el cambio parece evidente. “Ciudadanos ha vuelto a optar por el PP y por que Isabel Díaz Ayuso sea presidenta, y hasta aquí llegan nuestros intentos con aproximaciones” a Ciudadanos, resumió Gabilondo. “Empezamos una nueva orientación y llamo a toda la izquierda, con nuestros planteamientos y objetivos comunes, para que en Madrid se produzca un cambio de Gobierno”, aseguró, después de llamar a Iglesias varias veces “querido Pablo”.

La izquierda, unida en el debate

La clave del debate, admiten todos los estrategas y señalaron en público algunos dirigentes, es que el bloque de izquierda apareció unido y contundente en la crítica a Díaz Ayuso. “Si algo ha quedado claro es que las formaciones que representan a distintas opciones en el marco de la izquierda han demostrado absoluta cooperación, que es otra manera de hacer política”, resumió Yolanda Díaz, vicepresidenta y líder de Unidas Podemos en el Gobierno.

Iglesias aplaudió la “rectificación” de Gabilondo mientras su número dos, Isa Serra, ve “un punto de inflexión” de la campaña en el debate porque cree que su líder demostró que “la izquierda tiene mejor proyecto”. El protagonismo de ese gran especialista en los debates que es Iglesias en el choque con Ayuso ha subido la moral de Podemos, que estaba teniendo un papel mucho menor del esperado en la campaña.

Los más satisfechos son los dirigentes de Más Madrid, que se afianza como segundo del bloque y arañando espacio al PSOE. El grupo de Mónica García, alentado también por un muy buen dato en el CIS, cree que la gran novedad que plantea esta encuesta es que su ascenso se produce mientras el bloque de la izquierda amplía su espacio. Es la idea que siempre defendió Íñigo Errejón, su líder, cuando rechazó volver a fusionarse con Podemos, el grupo que fundó con Iglesias y del que se escindió: en una comunidad uniprovincial donde la proporcionalidad es casi perfecta una vez superada la barrera del 5%, es mejor ir por separado que juntos porque se amplía el espacio. Esa es su tesis. “Seguimos creciendo en la política de lo importante porque somos Más Madrid los que estamos empujando el bloque y esperamos que el 5 de mayo tengamos un Gobierno alternativo y decente en la Comunidad”, sentenció Mónica García.

Los populares, por el contrario, están encantados porque creen que Ayuso salió viva del único lugar en el que podía patinar, el debate. Y sostienen que la izquierda no tiene motivos para celebrar, en especial el PSOE, porque con una campaña que consideran errática y un candidato que no acaba de cuajar están perdiendo apoyos a toda velocidad, al ritmo de un punto cada cinco días. Los socialistas no admiten ni de lejos esa fuga.

Pero sobre todo en el PP están contentos por el giro de Gabilondo, que les permite utilizar el rechazo a Iglesias en el votante moderado para atacar a los socialistas. “Caretas fuera, se ha demostrado que Gabilondo e Iglesias van de la mano”, sentenció Ayuso tras el debate.

Además, la campaña del PP tiene otra buena noticia que celebrar: Ayuso ya no participará en ningún otro debate, solo fue a uno completamente forzada. Y así los riesgos se reducen. Pero la izquierda intentará estirar este cambio de ritmo todo lo que pueda.

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