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Jugarse la vida poniendo discos en Marbella

La muerte de un ‘pincha’ por un balazo en una fiesta ilegal destapa eventos clandestinos de alto riesgo

Uno de los detenidos por la muerte de un hombre en una fiesta ilegal de Marbella.
Uno de los detenidos por la muerte de un hombre en una fiesta ilegal de Marbella.Policía Nacional

La noche es joven en Marbella. Ni las restricciones, ni las sanciones, ni tampoco la vigilancia policial han impedido que los complejos de lujo del municipio acojan fiestas con decenas de asistentes de manera frecuente. Sus organizaciones suelen contratar a pinchadiscos para que se ocupen de la música. Es justo por lo que el DJ JM Ares se encontraba en la madrugada del domingo al lunes en una vivienda de la urbanización Guadalmina, al oeste del casco urbano marbellí. Mientras hacía lo que más le gustaba recibió una bala perdida que acabó con su vida. Fue disparada en la habitación contigua, rebotó en el techo, atravesó la pared de pladur y acabó en su cuello. Los participantes en la fiesta huyeron. Cuando llegaron los efectivos policiales, el hombre, de 40 años y natural de Ferrol (A Coruña), ya había fallecido. El chalé estaba vacío.

Dos ciudadanos alemanes de 30 y 28 años, a los que se relaciona con la banda motera Ángeles del Infierno, fueron detenidos por su muerte y ya han ingresado en prisión. A ellos se une el arresto, este jueves, de la organizadora del evento. Es uno más en la Costa del Sol, donde trabajan personas como camareros o pinchadiscos que no encuentran empleo debido a la crisis que vive el sector del ocio a causa del coronavirus. “Mucha gente de la noche no puede trabajar desde hace un año. Cada uno se busca lo que puede para hacer lo que le gusta”, cuentan desde el entorno de la víctima, que explican que él había empezado a participar en este tipo de celebraciones el pasado mes de noviembre. Es justo cuando llegó a tierras malagueñas, siguiendo los pasos de su chica, que había encontrado trabajo en el aeropuerto de Málaga.

Residían en Torremolinos. Y mientras él continuaba con la imposible búsqueda de un empleo, alguien le llamó para trabajar en una fiesta ilegal en Marbella. Son eventos privados que duran toda la noche y en los que quienes se ocupan de la música cobran entre 150 y 600 euros, dependiendo de si hay otros pinchadiscos contratados y el tiempo de trabajo, que ronda entre las dos y las seis horas. Ese encargo le facilitó el siguiente y luego se convirtió en algo que realizaba casi todas las semanas. “Para él era algo provisional hasta que llegase el verano y pudiera pinchar de nuevo en chiringuitos y terrazas”, insisten sus conocidos, que creen que “si se hubiera percatado de la peligrosidad de la situación, no hubiera asistido a ninguna más”. Los participantes en estas fiestas son personas con alto poder adquisitivo. Especialmente extranjeras, aunque también nacionales. Entre ellas también hay delincuentes asentados en la Costa del Sol, vecinos habituales de las anónimas urbanizaciones de lujo del litoral malagueño. Para muchos, las armas son habituales compañeras de viaje.

La muerte del disc jockey es la primera en una fiesta ilegal de la Costa del Sol, pero ya había un precedente reciente con disparos. El pasado diciembre, un hombre de nacionalidad marroquí ingresó en el hospital Quironsalud de Marbella con dos disparos en la zona lumbar. Los recibió en el transcurso de una fiesta en la urbanización Los Flamingos, en el municipio de Benahavís, a mitad de camino entre Estepona y San Pedro Alcántara. Tampoco es el único incidente con armas de fuego reciente: a comienzos de enero, un hombre fue asesinado a balazos en Benahavís en el interior de su coche, un Bentley. En este caso se investiga como un ajuste de cuentas.

“Para lo que podía pasar, pasa muy poco”, explica un policía con gran experiencia en la Costa del Sol. El investigador subraya que el día a día es seguro, justo la sensación generalizada entre la población local, “pero cuando hay tanta gente con tanto poder en un sitio tan pequeño, se corrompe todo”. Las víctimas de la violencia entre narcotraficantes, fugitivos y todo tipo de delincuentes suelen quedarse en la esfera criminal. Rara vez cruza hacia la población civil, pero ya en 2020 hubo varias personas heridas en persecuciones policiales a narcos. La muerte del disc jockey es otro capítulo nefasto. Las armas son más comunes de lo que parece a simple vista. “Hay granadas de mano, subfusiles, pistolas con silenciador. Parece México o Miami, pero es España: ya sea Marbella, Sotogrande o Benalmádena”, cuenta un agente policial.

La Policía Nacional continúa investigando el origen de los tres disparos que se realizaron en la fiesta del pasado domingo. Se barajan distintas hipótesis, entre las que se incluye que las detonaciones fueran realizadas como parte de la celebración o a raíz de una discusión. Los dos detenidos por ello son de nacionalidad alemana y han ingresado ya en prisión provisional, comunicada y sin fianza, por orden del Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga. Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, uno de los detenidos —que se ha acogido a su derecho constitucional a no declarar— está siendo investigado por presuntos delitos de homicidio y tenencia ilícita de armas. Al segundo, la juez atribuye los presuntos delitos de omisión del deber de socorro y encubrimiento. Ambos fueron detenidos a las 11 de la mañana del pasado martes en un hotel de lujo de la capital cuando planeaban su huida del país. Y a ellos se le unió, este jueves, la detención de una mujer de nacionalidad española a la que se considera organizadora de la fiesta. Se le imputan los delitos de omisión del deber de socorro y encubrimiento y ha pasado a disposición judicial en Marbella. La investigación continua abierta.

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La fiesta no para en la Costa del Sol

Las celebraciones privadas tienen larga tradición en la Costa del Sol. Ya sea en villas de lujo o viviendas de grandes urbanizaciones, son una constante desde hace décadas. Lo único que ha cambiado en la actualidad es que la situación sanitaria por el coronavirus las ha vuelto ilegales. La mayoría se celebran en el triángulo que conforman los municipios de Estepona, Marbella y Benahavís. En la fiesta en la que un hombre resulto herido con dos disparos, la Policía Nacional denunció a 28 personas por incumplir la normativa vigente, según recogía Europa Press. Es la constante en los últimos meses. Solo en el fin de semana del 23 y 24 de enero, la Policía Nacional disolvió siete fiestas ilegales en Marbella: cuatro en viviendas, dos en locales copas y una en un hotel. En total multó a un centenar de personas. Días antes, habían desalojado la discoteca Olivia Valere donde había una fiesta con más de cien asistentes. Hace unos días, los agentes también sancionaron a 15 personas por participar en una celebración en una vivienda de la urbanización Valle Romano, en Estepona.

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