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Muere Alberto Oliart, el ministro de Defensa que afrontó el juicio del 23-F

El expolítico de UCD se enfrentó a los coletazos del golpe de Estado del que se cumplen ahora 40 años

Alberto Oliart, exministro con UCD, en febrero de 2001.
Alberto Oliart, exministro con UCD, en febrero de 2001.Luis Magán
Miguel González

A solo diez días del 40.º aniversario del 23-F, ha fallecido esta madrugada en Madrid Alberto Oliart Saussol, el ministro de Defensa que se encargó de dirigir el departamento durante el consejo de guerra a los sublevados y que tuvo que lidiar con los coletazos del golpismo. Oliart, de 92 años, natural de Mérida (Badajoz), había sido hospitalizado hace unos días tras dar positivo a la covid-19. Fue también ministro de Industria y Energía y de Sanidad y Seguridad Social, así como presidente de RTVE.

El presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, cuya investidura se vio interrumpida por el asalto al Congreso, le nombró ministro de Defensa el 26 de febrero de 1981. Oliart tuvo que hacer frente a la resaca del golpe de Estado y gestionar las tensiones que provocó en el seno de las Fuerzas Armadas el ingreso en prisión de los cabecillas del 23-F y el posterior consejo de guerra. Entre otras, el llamado “manifiesto de los 100”, un escrito contra la prensa y de apoyo a los golpistas suscrito por militares en activo.

Oliart nombró al entonces teniente coronel Emilio Alonso Manglano al frente del servicio secreto Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa), con la misión de neutralizar los movimientos involucionistas en el Ejército. Gracias a ello se pudo desarticular el complot del 27-O o golpe de los coroneles, que planeaba una asonada sangrienta la víspera de las elecciones generales del 28 de octubre de 1982.”

En febrero de 2001, con motivo del 20.º aniversario del 23-F, Oliart concedió una amplia entrevista a EL PAÍS en la que explicó: “La clave de mi gestión fue decir desde el primer momento que no iba a juzgar a nadie por sus pensamientos, sino por sus actos. El general García Escudero, instructor del sumario, me advirtió: ‘Ministro, si tengo que aplicar estrictamente el Código de Justicia Militar son 4.000 generales, jefes, oficiales y suboficiales procesados’. ‘Olvídate’, le dije. ¿Cómo íbamos a hacer un proceso a 4.000 militares? Los que habían estado hablando, quizá en alguna reunión, obedecieron las órdenes a la hora de la verdad. Yo tuve en mi despacho a un coronel al que le tocaba ascender a general y que la noche del 23-F incluso actuó, pero cuando recibió la orden de retirarse, lo hizo inmediatamente. Y se lo dije: ‘Sé lo que hiciste el 23-F, pero voy a proponer tu ascenso al Gobierno, porque estoy convencido de que vas a actuar con la misma lealtad con que yo estoy actuando contigo’. Se puso firme y me dijo: ‘No le traicionaré jamás’. ‘A mí no’, le corregí, ‘al Gobierno democrático’. ‘Desde luego, se lo juro’, contestó. Hasta hoy”.

Oliart también fue artífice, con el propio Calvo-Sotelo, de la entrada de España en la OTAN, en mayo de 1982, y de la incorporación al departamento de altos cargos civiles, como el secretario de Estado Eduardo Serra, luego ministro de Defensa con el PP.

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Alberto Oliart (a la izquierda), cuando era ministro de Defensa en 1981, junto al teniente general Quintana Lacaci, durante la celebración del día de la patrona de Infantería.
Alberto Oliart (a la izquierda), cuando era ministro de Defensa en 1981, junto al teniente general Quintana Lacaci, durante la celebración del día de la patrona de Infantería.Chema Conesa

Abogado del Estado, fue secretario general de Renfe, aun bajo el franquismo, y director general del Banco Hispano-Americano. Tras las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977, Adolfo Suárez lo hizo ministro de Industria, cargo que ocupó hasta febrero de 1978. También formó parte del último Gobierno del fundador de UCD como ministro de Sanidad y Seguridad Social, entre septiembre de 1980 y febrero de 1981.

En 1997 obtuvo el X Premio Comillas por su autobiografía Contra el olvido. Llevaba desde 1982, con la victoria del PSOE, lejos de la actividad política, pero la retomó entre noviembre de 2009 y julio de 2011, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando fue nombrado presidente de RTVE. El expresidente ha dicho de él que fue “un caballero de la vida política, un servidor público generoso e integrador”, en declaraciones tras conocer el fallecimiento del exministro. Rodríguez Zapatero ha subrayado que tenía “una personalidad afable” y que “deja una huella nítida en las mejores páginas escritas en España en favor de la concordia”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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