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¿Es la energía nuclear verde y natural?

Tras ser demonizada durante décadas, la electricidad obtenida durante la fisión nuclear goza ahora del aval de la ciencia y hasta de ciertos sectores ecologistas

EPS 2405 INTRO PSICOLOGIA
Señor Salme

En junio saltó la noticia de que la Unión Europea iba a considerar el gas natural y la energía nuclear como energías verdes. No dejaba de ser paradójico que la segunda, después de ser demonizada durante décadas por los partidos verdes, ahora tuviera el mismo apelativo: verde. Los extremos se tocan. Hay una denominación para la energía nuclear que también se asocia a la cultura ecologista y que goza del aval de la ciencia. La energía nuclear, además de verde, es natural.

Llamamos así a la energía que se emite durante la fisión nuclear. El proceso de fisión nuclear mediante el cual un núcleo atómico se rompe y se convierte en un elemento diferente. En ese proceso, una parte de la masa se convierte en energía siguiendo la famosa ecuación de Einstein de E=MC2, con la particularidad de que esa energía puede hacer que otros núcleos entren en fisión. Esto produce lo que se conoce como reacción en cadena. En una central nuclear se producen reacciones en cadena controladas que aprovechan la energía desprendida para calentar agua, generar calor y mover una turbina que produzca electricidad. El diseño de una central nuclear no es muy diferente del de una locomotora de las películas del Oeste, donde se quemaba carbón para calentar el agua y producir vapor.

Uno de los prejuicios en contra de la energía nuclear viene de su relación con el armamento. Un elemento químico puede tener diferentes isótopos (átomos del mismo elemento que varían en el número de neutrones), de forma que algunos sean inestables y puedan fisionarse y otros no. Este es el caso del uranio. En la naturaleza, el uranio está formado por un 99,2% de uranio-238 (U-238), que es uranio estable, y un 0,72% de uranio-235 (U-235), que es inestable y que puede fisionarse. La proporción es tan baja que no puede iniciar una reacción en cadena, ya que, si un átomo se fisiona, la energía será absorbida por átomos estables y ahí se acabará la reacción. Para fabricar un arma atómica necesitamos enriquecer el uranio natural hasta que más de un 90% de su composición sea U-238. Conseguir esto es un proceso tremendamente caro y complejo. Es casi imposible que un país sea capaz de fabricar en secreto armas atómicas, por la ingente cantidad de recursos y materias primas requeridas, a pesar de que algunos políticos se empeñaron en hacernos creer lo contrario. El enriquecimiento de U-235 para utilizarlo como combustible en una central nuclear es de alrededor del 3% o 4%, mucho menor y más fácil. En Chernóbil o en Fukushima no hubo ninguna explosión nuclear, aunque algunos insistan en defender lo contrario. Físicamente es imposible.

En la actualidad, el porcentaje de isótopos radiactivos de los elementos que existen en la naturaleza es muy bajo, por lo que no se pueden producir reacciones nucleares sin procesos de enriquecimiento. Pero no siempre ha sido así. Los elementos químicos pesados, incluyendo los principales elementos radiactivos, se forman por explosiones de supernovas. Cuando la Tierra era muy joven, la proporción de isótopos radiactivos era mucho mayor. Con el tiempo, estos núcleos atómicos van decayendo y volviéndose estables. Hace millones de años, la proporción de uranio-235 que había en la Tierra era mucho mayor que el 0,72% actual. En ese entonces pudo haber sucedido que en algún lugar de la Tierra hubiera suficiente cantidad de uranio con un porcentaje alto de U-235 y que se hubiera formado, de manera espontánea, una reacción en cadena. Lo que hubiera sido un reactor nuclear, pero natural. En 1972, el físico francés Francis Perrin descubrió unas muestras de uranio de Oklo, en Gabón, en las que el porcentaje de U-235 era menor del que correspondía. Eso solo podría explicarse porque se hubiera agotado por una reacción en cadena. Hoy la mayoría de los científicos están de acuerdo en que en Gabón, hace 1.800 millones de años, hubo varios reactores nucleares que estuvieron activos durante cientos de miles de años y que liberaron una potencia promedio de 100 kilovatios. Energía nuclear verde y natural.

Los números hablan

Hay gente a la que le da miedo volar en avión por posibles accidentes, pero no tiene ningún problema en desplazarse en automóvil para un trayecto corto. Las estadísticas dicen que la mayor probabilidad de sufrir un accidente es precisamente en un coche y en un trayecto corto. Algo similar sucede con la energía nuclear. Sus detractores afirman que es muy insegura y esgrimen accidentes como los de Fukushima y Chernóbil. Con las estadísticas en la mano, la fuente de energía que más víctimas ha causado es una que se considera renovable: la energía hidroeléctrica. Sin ir más lejos, en España se han sufrido accidentes catastróficos por rotura de presas como Tous, Monfragüe o Ribadelago.


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