_
_
_
_
_

¿Quién ha dicho que las celosías o el linóleo están pasados de moda?

Cinco ideas de interiorismo que han sido rescatados por arquitectos y diseñadores. Nada es insalvable.

Detalles de la colección para celosías Matilda.
Detalles de la colección para celosías Matilda.
Tachy Mora

En diseño, una contradicción muy recurrente es preguntarse si, con todo lo que tenemos, hace falta diseñar una silla más. Menos mal que no todos los seres humanos se han quedado ahí atascados a lo largo de la historia, porque nos seguiríamos sentando en sillas más duras que una piedra. Pero revisar objetos y materiales ya existentes es parte del cometido de un diseñador, y no solo crear algo nuevo. A veces sirve para poner algo en valor que ya lo tenía, pero que por alguna razón cayó en el olvido, en desuso o en la despreocupación por seguir mejorando su diseño. Otras introducen mejoras técnicas que no había en su momento. Y luego está la inercia cíclica inexplicable de los elementos del pasado que, contra todo pronóstico, reconectan con la actualidad. Aquí, cinco ejemplos de cómo dar una buena vuelta a materiales, equipamiento y recursos que parecían no tener salvación.

Muros compuestos con la colección para celosías Matilda.
Muros compuestos con la colección para celosías Matilda.

Larga vida a las celosías. Versión asimétrica

Las celosías de hormigón o terracota son parte de nuestro paisaje y nuestra cultura mediterránea. Es un recurso que se ha utilizado, sobre todo hasta los años setenta, para crear cerramientos y divisorias que aportaran intimidad, al tiempo que permitían ventilación y confort térmico. Sus diseños han ido evolucionando, dejando atrás aquellos que todos tenemos en nuestra memoria para dar paso a propuestas más contemporáneas, minimalistas y arquitectónicas frente a las florales y geométricas de inspiración y herencia árabe.

Con el objetivo de traer este estilo al siglo XXI, la diseñadora Inma Bermúdez ha creado la colección Matilda para la empresa de Castellón Nadis. Dos piezas de terracota extrusionada, una con 2 círculos perforados y otra con 16, con las que se pueden crear composiciones que apelan a la tradición y a la nostalgia desde un lenguaje moderno. Permiten componer cerramientos y divisiones de exterior e interior que producen atractivos juegos de luces y sombras.

Pueden usarse de manera individual o mezcladas, lo que facilita huir de la simetría. Este era uno de los objetivos: conseguir un diseño versátil que estimulara la creatividad de los proyectistas. Aparte de en barro natural, también están disponibles con acabado en negro esmaltado.

Suelo de linóleo en una vivienda renovada por el estudio Hanghar.
Suelo de linóleo en una vivienda renovada por el estudio Hanghar.Luis Díaz Díaz

Al rescate del linóleo. Ecológico y diverso

El linóleo ha vuelto a nuestras vidas, igual que las bicicletas: porque es saludable, sostenible y te hace ahorrar. Este tipo de suelos fue cayendo en desuso con la aparición de otros nuevos —y también porque, al ser tan barato, te arruinaba la imagen—. Sin embargo, es un material que se ha colocado en primera línea debido a su composición natural, pues se elabora con aceite de linaza mezclado con otros elementos como el polvo de corcho o madera, la piedra molida y el yute. Es, por tanto, reciclable y biodegradable, dos cualidades de gran valor en los tiempos que corren.

Por otro lado, su superficie es antiestática, así que es perfecta para las personas alérgicas. Ofrece una pisada muy blandita y agradable, proporcionando asimismo amortiguación acústica. A nivel de diseño, es mucho más barato que otros suelos y está disponible en múltiples formatos y colores, por lo que da mucho juego a la hora de proyectar, como en la renovación de esta vivienda en Madrid del estudio Hanghar. El linóleo de gran formato que han utilizado en este proyecto ha permitido crear un suelo que da la sensación de pavimento continuo, conectando todas las estancias. De este modo, los diferentes espacios no transmiten una función muy clara y encorsetada, permitiendo a sus habitantes asignarles la que prefieran.

En este caso, el estudio Hanghar optó por un tono rojizo como abstracción de la tradicional baldosa de barro cocido, que produce un contraste con el resto de superficies blancas o el acero inoxidable.

La silla Odisseia, de Dooq, con tejido 'bouclé'.
La silla Odisseia, de Dooq, con tejido 'bouclé'.

‘Bouclé’, un tejido inesperado. Grata imperfección

Cuando el año pasado empezamos a ver bouclé en las tapicerías de determinadas propuestas de mobiliario, no podíamos imaginar que su uso se convertiría en una tendencia. Posiblemente impulsada por el estilo natural, orgánico y en crudo que impera en los interiores, esta lana rizada de gran volumen, con textura algo tosca e imperfecta pero agradable al tacto, encaja como nunca antes en los espacios domésticos.

No es casualidad que la mayoría de las piezas en las que la vemos tengan formas curvas y orgánicas, como la butaca Shona, diseño de Charlotte Hancke para Made, o el sofá con reposapiés Loll, diseño de Paola Navone para Gervasoni. Si su peculiar estética le está sonando de algo, pero no cae, aquí va una pista: Chanel. Este es un tejido muy asociado a la firma desde los sesenta, sobre todo en sus célebres chaquetas.

En interiores se ha introducido no solo en la tapicería de sillas, butacas y sillones, sino en complementos textiles de todo tipo, como mantas o cojines. Y, sobre todo, en color blanco, aportando luminosidad y naturalidad a los interiores, y combinando con materiales como la madera en bruto o el latón (base de la butaca volada Odisseia, de la firma Dooq).

Casa en Alcobendas del estudio Sucursal Urbana.
Casa en Alcobendas del estudio Sucursal Urbana.Asier Rua

Ladrillo visto. Sin prejuicios, pero con cuidado

Este recurso se ha usado tanto que hasta hay soluciones en el mercado para recrearlo con todo tipo de materiales falsos, desde papel pintado hasta paneles de poliuretano. La gracia está en dejar el original sin revocar, para destacar su toque rústico o fabril. Pero su desenfrenado empleo ha terminado por generar hacia el ladrillo visto un rechazo nivel gotelé.

No obstante, sigue siendo un recurso atractivo si se emplea con creatividad y en los espacios de la naturaleza adecuada. Ahora bien, puestos a que no sea el original de otra época, ¿por qué no usar uno de verdad? Los arquitectos de Sucursal Urbana así lo han hecho en su casa-estudio en Alcobendas (Madrid), con cuyo diseño querían poder disfrutar de la belleza de los materiales en crudo.

Investigando cuál podía ser el ladrillo que les diera más juego, llegaron hasta el modelo Megatosco de Ceranor. Lo utilizaron para levantar los tabiques interiores, ya que el espacio de partida era un local en bruto. Lo dispusieron a junta continua en vez de la forma tradicional contrapeada. Así potenciaron la verticalidad de sus hendiduras, con un resultado visual muy fino, y consiguieron un bonito perfil continuo. El espacio ha ganado en calidez y conecta con su origen, al no tratarse de un piso.

La cocina Fantin Kitchen.
La cocina Fantin Kitchen.

Cocinas nómadas. Nuevo mueble

La cocina es una de las pocas partes de una vivienda que generalmente nos viene dada y no se puede mover. Cuando pensamos en cocinas nómadas, tendemos a imaginar un equipamiento más de camping que doméstico, kitchenettes dentro de armarios o modelos tipo industrial, con módulos abiertos de metal que dejan todo a la vista. La cocina suele concebirse como un espacio fijo, pero los nuevos estilos de vida están impulsando propuestas más versátiles que las mencionadas: módulos de carácter exento que funcionan como muebles y que contienen todo el equipamiento necesario, incluidos los electrodomésticos integrados.

Estéticamente suelen estar más cerca de una cocina industrial, ya que tienden a ser de metal y carecen de módulos superiores, pues habría que fijarlos a la pared. Proponen estantes abiertos (menos engorrosos de fijar) o frentes terminados en una balda, que pueden llevar iluminación incorporada. La firma ­Fantin ha ideado módulos altos para integrar electrodomésticos. Su gama de tonalidades permite optar por un diseño colorista. Otra marca que también trabaja este tipo de cocinas es Buster + Punch, en su caso con un nivel de detalles, acabados y complementos elegantes y de diseño sofisticado.


Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Tachy Mora
Escribe desde 2006 en EL PAÍS Semanal sobre diseño, interiorismo y arquitectura. Periodista y comisaria de exposiciones, interesada especialmente en las nuevas tendencias, estilos de vida e hibridación entre disciplinas. Autora de libros y exposiciones como ‘Artesanía Española de Vanguardia’ y ‘Escenarios de un Futuro Cercano’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_