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Por la Axarquía tras las huellas de los bandoleros

El Borge, Almáchar, Cútar, Comares y Benamargosa, que en tiempos andalusíes formaban una taha, ofrecen paisajes, historia, vino dulce y pasas como alternativa a la Costa del Sol desde la comarca conocida como la Toscana malagueña

Turismo Málaga Andalucía
Mirador en la localidad de Comares, en la comarca de la Axarquía (Málaga).PETER HORREE ( ALAMY / CORDON PRESS )

En el siglo XIX, los viajeros románticos emprendían su viaje de Gibraltar a Ronda con un propósito hoy sorprendente. Se adentraban en la sinuosa ruta por las montañas de Cádiz y Málaga con el objetivo de ser asaltados. Sabían que, aunque les robasen, su vida no corría peligro. Querían sentir la adrenalina de la que carecían en sus acomodadas vidas en el norte de Europa. “Flamenco, toros y bandoleros. Podríamos decir que fue el primer paquete turístico”, dice medio en serio medio en broma Ismael Fernández, responsable de la Galería del Bandolero, singular espacio que abrió sus puertas la pasada primavera en El Borge, pueblo blanco del corazón de la Axarquía. El bandolerismo fue una forma de vida entre los siglos XVIII y XX en una comarca conocida como la Toscana malagueña por sus paisajes, vinos dulces y entorno natural. Atractivos miradores, recetas tradicionales y un puñado de pequeñas localidades por las que no ha pasado el tiempo completan el recorrido.

Ya no hay miedo a los asaltos en los caminos, pero sí a las infinitas curvas que componen sus carreteras. Como la que llega a El Borge, rodeado de flamantes cultivos subtropicales y viejos viñedos. Los paseros, donde tradicionalmente se secan las uvas al sol, mantienen su hueco en las lomas que suben y bajan en los alrededores. La iglesia de Nuestra Señora del Rosario fue levantada en el siglo XVI, aunque más tarde se le añadió un llamativo torreón barroco. Cerca de la Fuente de la Vendimia existe un mirador que un vecino ha convertido en huerto, y regala una panorámica del templo y la plaza del Ayuntamiento. “Lo mejor de El Borge eres tú”, señala una inscripción con aires de Instagram. En el bar Casa Paco lo mejor es un pitufo de carne mechá con un café para el desayuno.

Una de las salas de la Galería Del Bandolero, en la localidad malagueña de El Borge.
Una de las salas de la Galería Del Bandolero, en la localidad malagueña de El Borge.Nacho Sánchez

La Galería del Bandolero ejerce de nuevo atractivo turístico después de que el municipio adquiriese la colección privada que durante años se expuso en Ronda. Tiene sentido. Aquí nació el 2 de septiembre de 1837 Luis Muñoz, conocido como El Bizco de El Borge, siniestro personaje considerado como el que más bajas causó en la Guardia Civil. El espacio cultural recorre dos siglos de bandolerismo entre pinturas, libros, imágenes, facas o trajes de época, además de las ilustraciones que Gustave Doré realizaba para visualizar lo que Charles Davillier contaba. Eran tiempos en los que “en las plazas, en las tabernas, en los mercados, por las calles” se hablaba “a todas horas de las hazañas de los bandoleros de la Axarquía”, como recoge Francisco Montoro en una de sus publicaciones y se comprende durante la visita, que esconde sorpresas y dedica espacio a personajes como la tía Agustina —heroína local que consiguió echar a los invasores franceses colocando colmenas a la entrada del pueblo— o bandoleros como José María Hinojosa, alias El Tempranillo; El Tragabuches, al que el cocinero Dani García rinde homenaje en un restaurante con su nombre; o Diego Corrientes, El Generoso, revolucionario que robaba a los ricos y repartía entre los pobres. “Nuestro Robin Hood”, dice Fernández.

Un ciclista en la carretera que une El Borge, Cútar y Benamargosa.
Un ciclista en la carretera que une El Borge, Cútar y Benamargosa.Nacho Sánchez

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El Bizco nació en la casa que hoy acoge La Posada del Bandolero, un hotelito rural con seis habitaciones y un restaurante donde saborear guisos, platos de cuchara y carnes. Solomillo con pasas y vino dulce es una de sus especialidades. “Apostamos por el recetario local”, cuenta Pedro Blanco, su director. Las habitaciones llevan los nombres de quienes formaban la banda del bandolero local, como José El Portugués, Manuel Vertedor, Antonio Dupla o Melgares, quien inspiró el personaje de El Estudiante en la televisiva serie Curro Jiménez. También Frasco Antonio, nacido en Triana (otra localidad de la Axarquía), hoy pedanía de Vélez-Málaga donde aún permanecen sus descendientes. Antes de seguir la ruta merece la pena la parada en Casa Dolores, antigua vivienda rehabilitada con una piscina que es puro placer.

Vista de la localidad de El Borge, rodeada de cultivos subtropicales y viejos viñedos.
Vista de la localidad de El Borge, rodeada de cultivos subtropicales y viejos viñedos. ANTONIO CIERA REINA ( ALAMY / CORDON PRESS )

A tres kilómetros de El Borge, Almáchar recibe con calma. En la calle de Eugenia Ríos un mosaico de fotografías incrustadas en la pared repasa las fases para la elaboración de las pasas. Más allá, tras una Oficina de Correos que solo abre media hora al día y la parroquia de San Mateo, siempre hay una cuesta dispuesta a regalar rincones del pasado. Cada vivienda tiene un pequeño porche con emparrado. Y sus ventanas son viajes a mundos interiores que huelen a comida casera y hierbabuena. La zona antigua, como el barrio de Las Cabras, revela los trazados de la Edad Media y la influencia árabe. En el camping tres grandes botas de vino se han convertido en pequeños bungalows. A la salida, la cooperativa Santo Cristo vende aceite, vino y vermut. Y un enorme sombrero de verdiales ilumina con sus colores otra fachada encalada. El Museo de la Pasa abre sábados y domingos. “Y cada primer sábado de septiembre llegan las fiestas”, cuenta su alcalde, Antonio Yuste. Entonces la localidad ofrece degustaciones de ajoblanco, rutas guiadas y bailes tradicionales, entre otras actividades.

En la calle de Eugenia Ríos de Almáchar un mosaico de fotografías incrustadas en la pared repasa las fases para la elaboración de las pasas.
En la calle de Eugenia Ríos de Almáchar un mosaico de fotografías incrustadas en la pared repasa las fases para la elaboración de las pasas.Nacho Sánchez

Hacia el norte una estrecha vía sin arcenes y tráfico convertida en una delicia para los ciclistas viaja hacia Cútar. Lo hace entre olivos, aguacates, alcaparras y almendros. Hay algunas casas rurales con piscina y miles de viñas desordenadas por laderas con mucha pendiente que requieren de una viticultura heroica. Este minúsculo pueblo está recogido en una loma. “Su casco histórico permanece casi intacto desde el siglo XVI”, afirma el arqueólogo Juan Bautista Salado. Los árabes fueron entonces expulsados. Entre ellos Muhammad Al-Ŷayyār, que ejercía de imán y alfaquí del municipio. Antes de irse escondió un Corán y dos libros en las paredes de su casa. Ahí durmieron durante 500 años, hasta que hace dos décadas se encontraron durante unas obras. Hoy son la excusa perfecta para visitar el Centro de Interpretación de la Alquería de Cútar, que repasa la historia local y tiene hueco para los monfíes, rebeldes andalusíes que se asemejan a los bandoleros. A las afueras hay un mirador en cuya vista cabe Comares y su urbanismo imposible. Cerca de este pueblo una gustosa caminata llega a la mesa de Mazmúllar, viejo poblado mozárabe del siglo IX cuyo aljibe está declarado Monumento Nacional desde hace casi un siglo. El hotel y restaurante Atalaya de Comares ofrece descanso y un rico chivo o un refrescante salmorejo.

Comares fue durante época andalusí capital de una taha que conformaban justo los municipios de esta excursión: El Borge, Almáchar y Cútar. También Benamargosa, penúltima parada. La localidad —cuna del bandolero Pepico Empegué— es aún conocida como la pequeña Gibraltar porque ejercía de puerto seco para mercancías de contrabando que se transportaban hasta Granada por una ruta alternativa a la oficial. Camino de Vélez-Málaga se atraviesa Triana, minúscula agrupación de casas donde nació Frasco Antonio. La barriada de La Zorrilla es aquí un sorprendente secreto a voces donde no hay forma de encontrar una casa para alquilar o comprar. Merece la pena lanzarse a caminar al campo para ascender, sin prisas, hacia la estupa de Kalachakra y el centro de retiro budista Karma Guen. Inesperada sorpresa en el territorio axárquico muy cercana a la torre defensiva de origen árabe que domina la zona con vistas al pantano de La Viñuela, la sierra de La Maroma, el Mediterráneo y una sucesión infinita de lomas. Panorámica completa de un territorio que un día estuvo marcado por la presencia de los bandoleros, quienes inspiraron el fandango que dice: “Cargao de Contrabando / me llevan a un tribunal / Cargao de contrabando / yo le canté un fandango / El fiscal se echó a llorar / y el juez firmó la libertad”.

Una de las calles de Benamargosa, en la comarca malagueña de la Axarquía.
Una de las calles de Benamargosa, en la comarca malagueña de la Axarquía.THE STUDIO UBDER THE WALL (ALAMY / CORDON PRESS )

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