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24 horas en Baena, mucho que hacer en este pueblo blanco de Córdoba perfumado de aceite

Tartésicos, íberos y romanos dejaron su huella en esta localidad de la Subbética cordobesa. Una ruta entre museos, almazaras y delicias gastronómicas con una bonita excursión a Zuheros

Baena Cordoba
Vista de Baena y sus olivares en la Subbética cordobesa.Carlos Sanchez Pereyra (THE IMAGE BANK / GETTY IMAGES)

El olor del aceite de oliva más puro envuelve al viajero a medida que se va acercando al hermoso pueblo cordobés de Baena. El olor y también un mar casi infinito de olivos, se llegue por cualquiera de las rutas de acceso a la localidad desde los cuatro puntos cardinales. Y es que ya desde épocas prerromanas —por no hablar del impulso en la agricultura de la zona bajo la dominación árabe— los habitantes de la Subbética cordobesa supieron escoger el tipo de olivo que mejor se adaptaba al suelo y al clima local, la variedad de Picudo.

Desde entonces ha llovido mucho, o poco para el gusto de los agricultores, y hoy el exquisito aceite de oliva virgen extra de Baena ostenta su denominación de origen. Museos, almazaras y delicias gastronómicas atestiguan la preeminencia del llamado oro verde en este pueblo blanco situado a 60 kilómetros al sureste de la ciudad de Córdoba. Pero no solo del bendito olivo vive Baena y se ofrece al visitante. Restos arqueológicos en los alrededores y edificios modernistas e iglesias barrocas salpican un cuidado y bellísimo centro histórico.

9.00 Desayuno con denominación de origen

El restaurante El primero de la mañana (1) (travesía de Cervantes, 6), como su nombre indica, es el lugar ideal para empezar el día con un buen desayuno a base de zumo, café y pan de chapata con tomate, jamón y aceite sublime en su terraza o en el comedor del establecimiento si el día ha amanecido frío.

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10.00 Monjas de clausura en la antigua medina

Las empinadas callejuelas de la antigua medina árabe trepan desde el centro de Baena hasta la plaza del Ángel, donde la parroquia de Santa María la Mayor (2), erigida en el siglo XIII, parece amparar el pueblo desde las alturas. El templo, reformado en varias ocasiones, tiene dos portalones: la puerta del Ángel y la del Perdón, de estilo plateresco del XVI. También es del mismo período y estilo la reja junto a la nave principal. La Custodia de plata repujada y la imagen gótica en piedra de la Virgen de la Antigua son dos joyas que guarda en su interior.

Adyacente a Santa María, es muy interesante la solemne capilla del convento de clausura Madre de Dios (3), donde a través de unas rejas se vislumbra a las monjas orando. En la gran explanada que se abre ante el convento, el castillo (4), desafortunadamente restaurado, fue arrebatado a los árabes por los soldados de Fernando III de Castilla en 1241.

12.00 Íberos y romanos

Si coincide nuestra estancia en Baena en sábado o domingo, el recinto arqueológico de Torreparedones (5), a unos 18 kilómetros al norte del pueblo, abre sus puertas hasta la una de la tarde. Restos de la ancestral cultura tartésica, el santuario íbero y el foro y las termas de la Ebora Cerealis romana mencionada por Plinio el Viejo guían al visitante en un maravilloso recorrido por la historia más antigua de la Subbética cordobesa.

Recinto arqueológico de Torreparedones, a unos 18 kilómetros al norte de Baena (Córdoba).
Recinto arqueológico de Torreparedones, a unos 18 kilómetros al norte de Baena (Córdoba).Jose Lucas (Alamy)

13.00 Visitas en el centro

De vuelta a la villa, la atractiva y amplia plaza de la Constitución es el centro vital del pueblo y a su alrededor se concentran algunos de los edificios más notables. Quizá el principal sea la Casa del Monte (6), de fachada de mampostería de estilo barroco del XVIII en la que destaca un precioso humilladero de azulejos con la imagen del Sagrado Corazón. Hoy alberga oficinas de la Administración y antes fue Casa del Cabildo, mesón y hasta una carnicería. En un ángulo de la plaza se yergue el Ayuntamiento (7) en un bonito edificio moderno de buena factura que le valió el Premio Obra de Nueva Planta del Colegio Andaluz de Arquitectos. Y entre ambos monumentos se alzan el Teatro Liceo (8) y el Casino (9), de principios del siglo XX y donde merece la pena tomar algo en su cuidado patio andaluz.


El Monumento al Judío (10), frente a la Casa Consistorial, no es un homenaje a los hebreos que vivieron aquí en tiempos pasados, sino a esas cofradías de colinegros y coliblancos —según la crin de caballo que adorna sus cascos—, protagonistas con sus tambores de la ceremoniosa Semana Santa de Baena.

14.30 Flamenquín de rabo de toro

A la hora del almuerzo se puede optar por unas tapas o raciones en la estupenda Peña Flamenca Baenense (11) (Laureano Fernández Martos, 3), animada y con interesantes fotos de artistas en sus paredes. Otra opción es una comida más contundente en el Mesón Casa del Monte (12), bajo los soportales en la plaza de la Constitución, donde se pueden probar excelentes berenjenas con salmorejo, bacalao gratinado, flamenquín de rabo de toro o chopitos fritos. También ensaladas, “aderezadas, por supuesto, con aceite de Baena, que si no en la denominación de origen nos tiran de las orejas”, asegura José Luis Rojano, propietario del restaurante.

16.30 Leones íberos y cruces visigodas

La Casa de la Tercia, otro inmueble dieciochesco, antiguo almacén de grano y aceite a dos pasos de la plaza, alberga el Museo Histórico y Arqueológico (13) (Santo Domingo Henares, 5), visita imprescindible antes de recorrer los hitos de la riquísima historia antigua de la región. En sus salas se muestran herramientas prehistóricas, impresionantes esculturas íberas antropomórficas y de animales —entre ellas una reproducción de la Leona de Baena, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid— y restos del período romano —como una soberbia cabeza en mármol de Octavio Augusto—, todo ello proveniente del cercano yacimiento de Torreparedones.

Réplica del Crismón de Baena, una valiosa cruz visigoda de metal fundido robada de su museo Histórico y Arqueológico en 1993.
Réplica del Crismón de Baena, una valiosa cruz visigoda de metal fundido robada de su museo Histórico y Arqueológico en 1993. Carlos Sanchez Pereyra (THE IMAGE BANK / GETTY IMAGES)

Además, no hay que perderse las jarras funerarias visigodas, los restos de capiteles y cerámicas de la Bayana musulmana o la reproducción del Crismón de Baena (14), una valiosa cruz visigoda de metal fundido robada en este museo en 1993 y que también se encuentra reproducida en la plaza Marinalba.

17.30 El mundo del aceite

Una antigua almazara con su molino conservado casi intacto y que los visitantes pueden contemplar en funcionamiento acoge hoy al Museo del Olivar y del Aceite (15), en pleno centro de Baena. Una experiencia que acerca al universo del fruto de los olivos a través de los cinco sentidos. Además, es interesante profundizar sobre el oro verde en la almazara Núñez de Prado (Cardenal Herránz Casado, 9) y admirar la bodega de tinajas del siglo XVIII.

Tinajas de aceite de oliva en la almazara Núñez de Prado.
Tinajas de aceite de oliva en la almazara Núñez de Prado. Bildagentur-online / Moreno / Alamy

Baena es, pues, una delicia para el paladar y una buena dirección para adquirir manjares locales —pestiños, roscos de vino, suelas, panetillos, ibéricos— y el producto estrella, el aceite de Baena de diferentes calidades, es la Charcutería Gourmet Salas (16) (Amador de los Ríos, 19). Se llega a ella en un paseo por las calles del centro entre casas de impoluta fachada.

21.00 Una excursión cercana

A la hora de la cena una buena idea es aprovechar para conocer un pueblito precioso, y a solo 11 kilómetros al sur de Baena: Zuheros (17), un puñado de calles de un blanco inmaculado declaradas Conjunto Histórico Artístico en 2003 y miembro de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España. El asador Los Palancos sirve cocina andaluza y raciones. Y para terminar una jornada de tanta belleza, nada como un gin-tonic en su terraza ante el impresionante bastión del castillo árabe erigido sobre la roca.

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