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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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Un día en el universo de Lavapiés

El documental ‘El susurro del tiempo’ retrata la magia cultural y social del barrio madrileño que enfrentaba el auge de alquiler turístico antes de la llegada de la pandemia. Su director lanza una campaña de micromecenazgo para poder terminar el rodaje

Chicas riendo en una plaza de Lavapiés. (Agosto, 18:00)
Chicas riendo en una plaza de Lavapiés. (Agosto, 18:00)Zavan Films

Cuando grabamos a Tina era uno de esos tórridos veranos tan habituales en Madrid. Vivía sola en su humilde casa de Lavapiés y los recuerdos de su juventud empezaban lentamente a emborronarse. Algunos días Alessandra se acercaba a comer con ella y, entre risas, mientras esta agitaba el abanico tratando de combatir el calor, la anciana intentaba recordar esas canciones y poemas a las que tan aficionada era y que poco a poco se le iban nublando. Como esa que decía mientras haya vino en la botella, beberemos de ella, por si acaso el día de mañana las tristes campanas redoblan por mí. Y ese día llegó. A los pocos meses fue ingresada en una residencia donde el coronavirus la atrapó. Ahí quedaron recogidas para siempre sus risas, su buen humor y la complicidad con su joven amiga.

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Esta es solo una de las múltiples escenas que recoge Del susurro del tiempo (Zavan Films, 2021), un documental poético sobre Lavapiés que acaba de lanzar una campaña de micromecenzgo para poder ser terminado. Se puso en marcha antes de la llegada de la pandemia y en ese momento Lavapiés asistía estupefacta a un vertiginoso proceso de cambio. La irrupción de plataformas de alquiler turístico como AirBnB, unida a los procesos de turistificación y gentrificación del centro de Madrid, provocaban que, de un día para otro, antiguas vecinas del barrio fuesen expulsadas de sus viviendas para entregarlas al mercado turístico. Ese fue el caso de Marina que, después de 30 años en su casa, la echaban mediante un burofax. O el de los vecinos de San Carlos 6, edificio comprado en su mayor parte por un fondo de inversión inglés, tal y como contaba este diario en 2019. El barrio cambiaba rápidamente y las vecinas sentían que algo que había sido bello, un modelo de convivencia, compromiso y solidaridad, estaba a punto de desaparecer.

Vecino senegalés de Lavapiés de tomando un café touba antes de salir a trabajar. (Febrero, 05:00 AM)
Vecino senegalés de Lavapiés de tomando un café touba antes de salir a trabajar. (Febrero, 05:00 AM)Zavan Films

En este contexto surgió la necesidad de realizar un documental que reflejase el día a día de este multicultural barrio del centro de Madrid, antes de que las dinámicas especulativas arrasaran con él. Por este motivo, se lanzó una convocatoria abierta a las vecinas para que participasen en la construcción de un retrato colectivo.

El objetivo era doble. Por un lado, se pretendía realizar un documental que reflejase la vida cotidiana en Lavapiés y la diversidad social característica del barrio. Por otro lado, también se quería generar un espacio de encuentro que estimulase una red de relaciones vecinales que no estuviese mediada ni por el dinero ni por el consumo. Todo el proyecto se realizó de forma autogestionada y sin ningún tipo de apoyo institucional.

Una niña, camino del colegio, pasa junto al memorial de Mamen Mbaye en Lavapiés. (Abril, 08:00 AM)
Una niña, camino del colegio, pasa junto al memorial de Mamen Mbaye en Lavapiés. (Abril, 08:00 AM)Zavan Films

La respuesta de las vecinas a la convocatoria fue estupenda y unas 150 personas se implicaron, de una u otra manera, a lo largo de todo un año, en el documental. Gente de varios países (Senegal, Italia, Bangladés, Argentina, Francia, Nicaragua...) y una amplia horquilla de edades. Así, el proyecto consiguió generar durante muchos meses un espacio de encuentro multicultural y multigeneracional, en el que, por ejemplo, una joven estudiante de cine recién llegada a Madrid podía conocer y compartir un proceso creativo con un uruguayo de casi 70 años. Para muchos, las relaciones que se produjeron dentro de este contexto fueron más allá del documental, y en el seno del proyecto se han forjado relaciones de amistad y hasta de pareja. Un precioso bebé llamado Yuri es prueba de ello.

Todas estas personas que se implicaron en el proyecto enriquecieron un guion que se apoyaba principalmente en una estructura cronológica que dividía el año en 24 fragmentos, uno por cada hora del día. Aproximadamente cada dos semanas, las vecinas se reunían en una asamblea donde se trataba de definir en común lo que consideraban representativo de esa hora del día y de ese momento del año que tocaba grabar. En este espacio también organizaban el trabajo y preparaban los rodajes, que eran realizados por las mismas personas que participaban en el proyecto.

Manos de Tina, vecina de Lavapiés que a los pocos meses moriría de covid-19 en una residencia. (Julio, 15:00)
Manos de Tina, vecina de Lavapiés que a los pocos meses moriría de covid-19 en una residencia. (Julio, 15:00)Zavan Films

El documental va así profundizando en los ritmos del barrio, pero también en las preocupaciones y alegrías de sus habitantes, en su arquitectura y su urbanismo... A lo largo del año de rodajes, muchas fueron las personas y espacios grabados: Ndongo, un vecino senegalés que se levanta a las cinco de la mañana para ir a trabajar; los panaderos del Panifiesto poniendo en marcha su negocio; los alumnos del colegio Castilla y también los del Centro de Mayores de la calle Cabeza; un ensayo del grupo Cosmosoul; un tuppersex feminista en Los Placeres de Lola; un entrenamiento de Los Dragones de Lavapiés; las alumnas de claqué de El Horno y las de flamenco de la Escuela Amor de Dios; una asamblea de la PAH, y una charla sobre gentrificación; la Filmoteca y el Teatro del Barrio; los manteros que regresan a casa o los pasajeros que esperan el último autobús; los boleros de Bodegas Lo Máximo... En definitiva, cientos de pinceladas para hacer un retrato cotidiano de la diversidad (y de la humanidad) del barrio.

Después de un año de rodaje y 20 meses de montaje, necesitamos financiar la última fase de la posproducción de la película y tú también puedes participar. Ayúdanos con este último paso a través de la campaña de micromecenazgo que lanzamos en la plataforma Goteo haciendo clic sobre este enlace; puede ser incluso con cantidades muy pequeñas. Con este esfuerzo colectivo podemos lograr que Del susurro del tiempo vea finalmente la luz y pueda compartir con todas ese interés en lo común, lo urbano, lo vecinal, lo poético; aquello que está en la memoria fugaz de los lugares y de quienes los habitan.

Los boleros de Bodegas Lo Máximo, los miércoles en Lavapiés. (Noviembre, 23:00)
Los boleros de Bodegas Lo Máximo, los miércoles en Lavapiés. (Noviembre, 23:00)Zavan Films

Marcos Fernández Vázquez es productor de Del susurro del tiempo.

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