La juvenil Judit Polgar siembra el pánico
La mujer más brillante de la historia del ajedrez ubica muy bien sus piezas y remata a lo grande
Olimpiada de Ajedrez de Tesalónica (Grecia, 1988). Los periodistas -entre ellos, Leontxo García- llegan a la sala de prensa el día de la inauguración, repasan las alineaciones de todos los países y dan un respingo al leer la nómina del equipo femenino de Hungría: Polgar, Polgar, Polgar y Madl. No era un error, sino tres hermanas que iban a revolucionar el ajedrez, además de producir un caso de estudio en cuanto a la muy peculiar educación que recibieron.
Las tres lograron grandes éxitos deportivos, pero la menor, Judit, fue mucho más allá: se negó a jugar torneos femeninos tras sus primeros éxitos, fue la única mujer entre los diez mejores del mundo en la historia del ajedrez y será siempre la portadora de un estandarte de igualdad cuya repercusión va mucho más allá del deporte. En la partida de este vídeo, disputada a los 16 años en el torneo inglés de Hastings, en 1992, la húngara destroza al ruso Yevgueni Baréiev, quien más tarde sería una gran estrella.