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Capa, lápiz de ojos y gafas violetas: seis formas atrevidas de llevar un esmoquin

La alfombra roja de los Premios Goya es territorio natural para el traje clásico, pero estos famosos le añaden una dosis de riesgo y creatividad

Antonio Najarro, coreógrafo y director de Ballet Nacional, bailando con una capa de Oteyza en la alfombra roja de los Goya.
Antonio Najarro, coreógrafo y director de Ballet Nacional, bailando con una capa de Oteyza en la alfombra roja de los Goya.Foto: Getty
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Aunque el actor y cineasta Eduardo Casanova robaba el protagonismo, estilísticamente hablando, de la moda masculina en la alfombra roja de los Goya, la gran fiesta del cine español ha dejado muchos esmóquines negros y también un puñado de sanos ejercicios de heterodoxia, riesgo y estilo propio. A continuación, seleccionamos seis golpes maestros y una mención especial para un hombre que ha logrado algo muy difícil: un estilo propio en un entorno en que es casi imposible lograrlo.

Foto: Getty

Antonio Najarro: audacia castiza

El coreógrafo y director de Ballet Nacional (Madrid, 1975) colabora habitualmente con la firma madrileña Oteyza, cuya propuesta se basa en la actualización, en clave contemporánea, del repertorio clásico español. Y pocas cosas hay más típicamente españolas que la capa negra que Najarro bailó ante los fotógrafos de la alfombra roja. Punto extra para el traje, una declinación minimalista con tirantes y una camisa blanca muy interesante.

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Antonio Velázquez: historia con sorpresa

El actor de El asesino de los caprichos (Granada, 1981) protagonizó uno de los golpes de efecto, no exento de desconcierto, al irrumpir en la alfombra roja con este esmoquin con detalles –solapas, puños, ribete de los bolsillos y tira lateral del pantalón– en rojo brillante. El toque historicista tiene sentido, porque su look lo firma la sastrería madrileña El Corte Militar, especializada en trajes clásicos y uniformes.

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Jan Cornet: el blanco perfecto

Hemos visto a muchos hombres vestidos con esmoquin blanco, desde Eduardo Casanova (el golpe de efecto de la gala) a Fran Perea, pero la opción de Cornet (Tarrasa, 1982), un diseño de Dsquared2, es especialmente interesante, con un giro inesperado en el ribete negro y una pequeña licencia en la corbata blanca. Una clase práctica sobre cómo llevar chaqueta blanca sin parecer que se viste un uniforme de hostelería.

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Oliver Laxe: minimalismo inteligente

Los españoles que no conocieran ya la fotogenia del director de Lo que arde (París, 1982) han podido comprobarlo en la pequeña pantalla con este look minimalista y con un punto de vanguardia: esmoquin negro, camisa negra sin corbata, leontina (la cadena del reloj) y perfilador de ojos en negro. Un estilismo contemporáneo, actual y con una inteligente dosis de riesgo.

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Paco León: todo al burdeos

Otro ejemplo de look casi monocromo, aunque en este caso en tonos burdeos, es el que luce Paco León (Sevilla, 1974). Firmado por Boss (con pajarita y pañuelo Soloio), los únicos contrastes vienen dados por las solapas y los zapatos negros. Lo interesante es el modo en que juegan unos tonos con otros, a partir de texturas que brillan, pero no más de la cuenta, y un corte recto que huye del omnipresente entallado slim fit.

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Óscar Jaenada: hola, futuro

Si alguien podía toserle a Casanova, ese era Jaenada (Esplugas de Llobregat, 1975), con un estupendo y vanguardista look de Dior que ilustra el rumbo deportivo e innovador que la división masculina de la firma está siguiendo bajo la dirección creativa de Kim Jones. Esmoquin, chaqueta con cremallera y zapatos estampados. Las gafas de sol llevan la firma del artista urbano Okuda.

Foto: Getty

Mención especial: Pedro Almodóvar

El modo en que el director de Dolor y gloria se ha convertido, en los últimos años, en uno de los mejor vestidos de España, ilustra lo interesante que está siendo la última etapa del cineasta manchego. Fiel a las camisas estampadas, para ocasiones informales, y al cuello vuelto y los trajes minimalistas en la alfombra roja, Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949) acudió de riguroso negro, y con sus inconfundibles gafas de sol, a una noche en la que, pase lo que pase, el cine español celebra su obra maestra de madurez.

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