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Condones con sida, maldiciones en el inodoro y otros bulos que matan

La investigadora Pamela Feldman-Savelsberg ha dedicado gran parte de su carrera a analizar rumores que acaban afectando a la salud pública de todo un país. Se ha centrado en Camerún, pero advierte de que no son exclusivos de regiones en desarrollo

Una enfermera prepara la dosis para administrar una vacuna.
Una enfermera prepara la dosis para administrar una vacuna.Dimananac (Unicef)
Patricia Peiró
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A principios de los noventa, cuando los equipos de vacunación contra el tétanos llegaban a los colegios de Camerún, los alumnos se escabullían como podían, incluso por las ventanas, para evitar la inmunización. Querían tener descendencia y todos sabían que aquellos pinchazos provocaban esterilidad.

En aquella época se acababan de legalizar los métodos anticonceptivos, habían comenzado las campañas informativas sobre planificación familiar y empezaba a asomar la concienciación de que el embarazo adolescente era un problema. Claramente había un complot para que las chicas de determinadas regiones no tuvieran más hijos. Incluso la prensa se hizo eco de la conspiración y los profesores, los padres y los líderes religiosos lo creyeron.

La historia la cuenta la investigadora Pamela Feldman-Savelsberg, que ha dedicado gran parte de su carrera a investigar la relación entre los bulos y la salud pública y que cuenta con varias publicaciones sobre ello. "Cinco años después del inicio del rumor, los niveles de vacunación de esta enfermedad estaban en el 13%", explica en su libro Cómo el rumor engendra rumor. Casi 30 años después, los porcentajes oscilan entre el 54% y el 96%, dependiendo de las regiones, según datos de Unicef.

La investigadora Pamela Feldman-Savelsberg.
La investigadora Pamela Feldman-Savelsberg.

Contaba con 21 años cuando la hoy profesora de la Universidad de Carleton (Estados Unidos) viajó por primera vez a Camerún como voluntaria de los Cuerpos de paz. Desde entonces ha desarrollado innumerables estudios antropológicos en terreno gracias a prestigiosas becas como la Fullbright, la Sigma Xi, o la de la fundación Wenner-Gren. "Cuando hablamos de rumores que afectan a la salud pública es importante recordar que no es solo algo que sucede en África Subsahariana, también pasa en los países ricos de Occidente, donde consiguen calar, por ejemplo, muchos bulos sobre las vacunas", explica al otro lado del teléfono.

La profesora visitó Madrid a finales de junio para ofrecer una ponencia dentro del macrocongreso sobre la memoria, celebrado en la Complutense. Allí habló, por ejemplo, sobre los supuestos condones infectados con sida por los blancos que desembarcaron en Camerún para diezmar a la población. Muchos lo creyeron, pero muchos otros directamente negaron la existencia del virus. Estos bulos han contribuido —junto a otros factores— a que el uso del preservativo en el país africano siga siendo excepcionalmente bajo. Un reciente estudio llevado a cabo por dos investigadores sudafricanos concluyó que más del 90% de los adolescentes cameruneses sabía de la existencia de los condones, pero solo alrededor del 6% declaró haberlo usado durante su último encuentro sexual. Solo el 15% sabían que sirven para prevenir el VIH. En Camerún hay 560.000 personas con el virus y el número de nuevas infecciones ha aumentado un 5% desde 2010, según datos de Onusida.

“Los rumores se dan cuando la sociedad tiene motivos para desconfiar de los canales de información formales. Bien porque existe mucha corrupción, porque no viven en democracia o porque hay una lucha política. Esto se acentúa cuando se suma a problemas raciales, de clase o de religión. Por otro lado, por qué no decirlo, aunque los rumores consistan en cosas horribles también son emocionantes”, explica la experta. En aquel momento, Camerún era un hervidero. Comenzaba a surgir la oposición al Gobierno, que era duramente reprimida y además perduraba el recuerdo de la ocupación colonial, con sus respectivos excesos sobre la población local.

Cuando hablamos de rumores que afectan a la salud pública es importante recordar que no es solo algo que sucede en África también se da en Occidente, donde calan, por ejemplo, bulos sobre las vacunas

La historia se repite una y otra vez. El desapego de la población es precisamente uno de los factores que complica la atención médica en la última epidemia de ébola en República Democrática del Congo, que ya es la segunda más grave de la historia. "Los largos años de conflicto también han generado una gran desconfianza en las autoridades por parte de las poblaciones, así como el desmoronamiento de los sistemas de salud y vigilancia", explicaban dos especialistas de ISGlobal, al poco de volver del país.

Los vacunadores corren un peligro de muerte en muchos lugares donde todavía persiste el rumor de la esterilización. Esto ha contribuido a que la polio no haya desaparecido de Pakistán, por ejemplo. "Esto mismo ha sucedido en el norte de Nigeria también con las campañas contra la polio, incluso antes de que llegara Boko Haram. Muchos habitantes de esa región sospechaban que era otro complot de Occidente. Para contrarrestarlo, es cierto que determinados agentes locales tienen un alcance muy específico, pero ha habido muchas otras iniciativas que han funcionado mejor que la fórmula de dar un discurso y ordenar a la gente lo que debe hacer. Novelas gráficas, anuncios de radio o incluso canciones", resume Feldman-Savelsberg.

Muchos de los bulos tienen que ver con la capacidad reproductora de las mujeres. "Creo que son tan habituales porque afectan directamente al núcleo de la supervivencia de las personas", indica la experta. También es paradójico que exista tanto miedo a la esterilidad en uno de los países con las tasas de natalidad más altas (cinco hijos por mujer). La autora sugiere en otro de sus estudios que estos bulos reflejan precisamente los sentimientos de vulnerabilidad femeninos en un contexto en el que la procreación es capital.

Los rumores y las leyendas no escapan al retrete. En otra de sus investigaciones de campo, Feldman-Savelsberg descubrió que los miembros de la comunidad de Bangangte, al oeste del país, temen también que la esterilidad acceda a la vagina desde los inodoros y por eso en muchos casos las féminas no disponen de ellos para hacer sus necesidades. En otras ocasiones se cierran a cal y canto para evitar que entre la brujería y los fetiches. La falta de retrete puede llegar a ser fatal porque las enfermedades relacionadas por la falta de saneamiento matan cada año a miles de personas.

¿Qué ha cambiado? "Ahora existen las redes, que por una parte contribuyen a expandir los rumores más rápidamente, pero también son una herramienta para contrarrestar las informaciones falsas", explica la profesora. Precisamente las organizaciones internacionales y los Estados esperan que las redes sociales sirvan de una vez por todas para cortar los bulos, en lugar de promoverlos.

Semen para alimentar al feto

En su convivencia con una comunidad de Camerún, los Bangangte, Feldman-Savelsberg tuvo la oportunidad de conocer las metáforas culinarias con las que se refieren a diversos aspectos de la reproducción. Para sus miembros, la procreación solo tiene sentido dentro del matrimonio, lo que ellos llaman "cocinar dentro". Las mujeres no casadas "cocinan fuera, donde todo el mundo puede oler sus aromas". Cuando una chica se queda embarazada sin estar casada "tiene demasiada sal". Por el contrario, si todo ha ido como debía y ha concebido en el matrimonio, el marido tendrá que mantener relaciones con ella varias veces durante esos nueve meses para "cuidar el fuego" y "dar de comer al feto con su agua (semén)". Las mujeres describen la gestación como la elaboración de "una buena salsa". El adulterio puede ser fatal durante el embarazo, porque se produce una pelea "entre las aguas de dos hombres".

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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