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harry pater
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘¡Sorpresa, sorpresa!’ |¿Se han convertido los regalos a los profesores en una obligación?

Cuando se hablan de opciones, el WhatsApp se convierte en Vietnam, con dos bandos: los del detalle simbólico versus los de “no seamos ratas”

Algunos padres quieren hacer como la Gemio y dar el sorpresón y otros piensan que no hay mejor regalo a las profes que un simple abrazo.
Algunos padres quieren hacer como la Gemio y dar el sorpresón y otros piensan que no hay mejor regalo a las profes que un simple abrazo.

Con el final de curso llega el temor del grupo de padres con WhatsApp. Algunos ya lo han vivido en su versión navideña y ahora tendrán el remake veraniego.

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Me refiero al Regalo Definitivo a la Profesora.

Por supuesto, valoro muchísimo el trabajo y el entusiasmo de los profesores y profesoras que se implican durante todo el curso con nuestros seres más queridos. Aunque les repitamos nuestro agradecimiento y admiración de manera constante, es un detalle demostrárselo también al acabar el curso.

Pero esto de los regalos me estresa por varios motivos:

¿Son adecuados? En muchos centros tienen la política de no permitir obsequios. Puedes no preguntar y regalar a lo loco, pero entonces estás poniendo en un compromiso a la persona a la que quieres mostrar cariño.

¿Dónde está el límite? Esto del regalo suele hacerse en infantil y primaria, porque los alumnos suelen tener una única maestra titular. Pero no olvidemos a las maestras ayudantes a las que los niños adoran. Y están las monitoras, las del comedor, las de portería…

Si solo premias a la principal, que sería Batman, ¿le estás diciendo que a los demás que son un simple Robin? Pero si vas ampliando, sube el presupuesto como cuando haces obras…

¿Qué se regala? Cuando se debaten opciones, el WhatsApp se convierte en Vietnam, con dos bandos: los del detalle simbólico versus los de “no seamos ratas”.

Los primeros apuestan por trabajos manuales (de los niños, no de los padres, que bastante tenemos ya) o algo que recuerde a sus alumnos: una foto, un dibujo, una muestra de ADN...

Por el contrario, las defensoras del gasto defienden algo adulto: un pañuelo, un libro, algo de comer no por si está de régimen, un vale regalo no, que es impersonal, un cofre de experiencias no que al final caducará sin usarlo…

Todos coinciden que lo importante es que sea personalizado y que se note el cariño. Así que lo mejor sería darle un lingote de oro hecho por los niños, que no caduca y se recuerda toda la vida.

¿Quién decide? Celebro que siempre haya madres con empuje que gestionen el tema, porque la lluvia de ideas se convierte en bomba de humo cuando hay que adelantar el dinero e ir de tiendas. Así que al final, quien gestiona decide, y los otros pagamos con alegría por librarnos del marrón.

¿Todos? No. Los típicos padres que no han saludado en todo el año ahora se hacen más los ninjas para salvarse de poner 10 euros.

¿Condenamos a los hijos de los escapistas a no salir en la tarjeta por culpa de sus padres? O como siempre ¿acabamos unos cuantos pagando lo de todos?

Sea como sea, le darán el regalo un día que tú no vayas o que llegues tarde, pero lo importante es participar (sobre todo para la que ha adelantado la pasta y ahora tiene que cobrar de los morosos).

Gracias por otro curso tan especial, profesoras, y buenas y merecidas vacaciones.

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