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Piraña y Adonis, un duelo de percusión flamenca y africana

Amelia Castilla

PERCUSIÓN AFRICANA mano a mano con percusión flamenca y, en el camino, 500 años de la historia de La Habana. Israel Suárez, conocido como Piraña, cajonero flamenco, llegó en avión, en vuelo directo desde Madrid a la capital cubana. Las músicas de ida y vuelta ya no viajan en barcos a merced de las tormentas. Ahora todo se fusiona en tiempo real. Adonis, bongosero cubano, de 36 años, llevaba años esperando el encuentro con su compadre. Se admiraban en la lejanía. De perfiles parecidos, los dos artistas llevan la música en los genes. Descienden de sagas familiares, donde la tradición se transmite de padres a hijos. Y ambos son autodidactas. Piraña ha participado en algunos de los discos flamencos más importantes de los últimos años. Tocaba en Cositas buenas, de Paco de Lucía, y participó en el legendario Lágrimas negras. Adonis ha acompañado a Alexander Abreu o Pablo Milanés. El encuentro musical de los artistas tuvo lugar en la capital cubana a finales de mayo, en una terraza del barrio del Vedado, donde músicos españoles y cubanos ensayaban el repertorio del espec­táculo En clave atlántica, que reunió a mediados de mayo a músicos de las dos orillas, patrocinado por EL PAÍS, Iberia y Acción Cultural Española. La viveza y compatibilidad de la música cubana y flamenca se hizo evidente. Sones y boleros se acoplaron con habaneras y seguiriyas. Adonis mueve todo el cuerpo cuando golpea el bongo y Piraña, más estático, lo da todo en la descarga. Tras el duelo se fundieron en un abrazo, ante la mirada complacida del productor Javier Limón.

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