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Día de la Marmota: Así comenzó Phil a ‘predecir’ el tiempo

El Día de la Marmota se celebra en el norte de América desde hace más de 100 años

El miembro del Club de la Marmota John Griffiths muestra a la marmota Phil el 2 de febrero de 2017.Vídeo: GENE J. PUSKAR (AP)
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El Día de la Marmota, en imágenes

¿Quién no recuerda a Bill Murray despertándose una y otra vez a las 6 de la mañana del 2 de febrero con las voces de Cher y Sonny Bono en la radio cantando machaconamente I got you babe? Tal vez la comedia dirigida por Harold Ramis en 1993 no sea del gusto de todos, pues lo que a algunos les dispara la risa floja es lo mismo que exaspera a otros. Pero lo que nadie puede negar es que Atrapado en el tiempo consiguió acuñar una expresión en la cultura popular: desde entonces, el Día de la Marmota designa toda situación irritante que se repite cíclicamente sin que podamos evitarlo.

La cinta de Ramis fue, además, el mejor folleto turístico para una localidad de Pensilvania de cuyo nombre uno puede acordarse con dificultad, Punxsutawney, y para su festividad estelar que dio título a la película en su versión original. Y todo a pesar de que en realidad se rodó en Woodstock, Illinois. Pero hoy Punxsutawney y el Día de la Marmota parecen inseparables. Lo básico que hay que saber sobre esta tradición es lo siguiente: el 2 de febrero, la marmota Phil se asoma desde su morada tras despertar de su hibernación. Si el cielo está cubierto, Phil se quedará a disfrutar del aire libre y la primavera llegará pronto. Pero si, por el contrario, la marmota se topa con su sombra, lo que ocurrirá en caso de día soleado, se retirará a su madriguera para una nueva siesta y el invierno durará seis semanas más.

Cada año acuden hasta 40.000 personas a Punxsutawney para presenciar la breve actuación de Phil, un animal cuyos cuidadores, los miembros del selecto Círculo Interior del Groundhog Club, se niegan a especificar qué número hace de todos los Phils que han sido, teniendo en cuenta que las marmotas tienen una esperanza de vida de seis años. Para sus adeptos, solo hay y ha habido siempre un Phil, el único capaz de pronosticar el tiempo con un cien por cien de aciertos.

¿Un 70% de aciertos?

¿Qué opinan los expertos de esta presunta infalibilidad? En 2000 Paul Sommers, veterano profesor de economía del Middlebury College de Vermont, decidió poner a prueba las habilidades de Phil. Según explica Sommers a este diario, la idea nació de un trabajo de economía estadística elaborado por un grupo de alumnos, que finalmente dio lugar a un estudio publicado en 2001 en la revista de la Asociación Matemática de EE UU, The College Mathematics Journal. El objetivo era confrontar las predicciones de Phil con la realidad a lo largo de 50 años, desde 1950 a 1999. Para estandarizar los resultados de los pronósticos, Sommers y sus alumnos analizaron estadísticamente los promedios de temperaturas máximas y mínimas y de precipitaciones de nieve en las seis semanas anteriores y posteriores al 2 de febrero, comparando los resultados con los augurios de la marmota.

El origen de esta fecha parece remontarse al calendario celta y la tradición romana del festival de purificación de la primavera llamado 'Februa'

Sommers confiesa que el resultado le sorprendió. “Nuestros resultados sugieren que los pronósticos del tiempo a largo plazo de Phil son mucho mejores de lo que algunos pensarían”, escribían los investigadores. Concretamente, la marmota logró un 70,4% de éxito. Bien es cierto que el animal solo ha vaticinado una primavera temprana en diez ocasiones, y que en todos estos casos ha errado salvo en 1997, cuando acertó con las temperaturas mínimas, pero no con las máximas ni con la nieve. El estudio descubre también que Phil es más certero cuando gobiernan los demócratas, con un 81,8% de aciertos en temperaturas mínimas y un 68,2% en las máximas, que cuando un presidente republicano ocupa la Casa Blanca, con 63,0 y 70,4% respectivamente. Sin embargo, los autores aclaran que “la sombra de Phil no revela una clara inclinación política”. De todo ello, Sommers revela a este diario cuál es su conclusión: “Si tuviera que apostar a los pronósticos de Phil o a los de un macroeconomista profesional que trabaja en Washington DC, mi dinero iría a Phil”.

Por su parte, el Centro Nacional de Datos del Clima (NCDC) de la Agencia de Océanos y Atmósfera de EE UU (NOAA) ha hecho su propio análisis, llegando a una conclusión muy diferente: “Los pronósticos de Phil son, de media, incorrectos. La marmota no ha demostrado ningún talento en predecir la llegada de la primavera, especialmente en años recientes”, concluye el NCDC. La discrepancia con los resultados de Sommers estriba en que este organismo ha analizado los datos desde 1988 hasta 2014 y los ha aplicado a todo el país, no solo al tiempo en Punxsutawney. Quizá la visión a larga distancia de Phil se está resintiendo con la edad, lo cual sería lógico teniendo en cuenta sus (siempre presuntos) 128 años de vida.

Origen celta

A nadie sorprenderá que el criterio de una marmota no sea la mejor herramienta de predicción meteorológica. Incluso para la ciencia, predecir la llegada de la primavera un 2 de febrero es algo aventurado. El origen de esta fecha parece remontarse al calendario celta. Según explica en su libro Groundhog Day (2003) el folclorista y profesor emérito de la Universidad de Pensilvania Don Yoder, el festival gaélico de Imbolc se celebraba a principios de febrero, a mitad de camino entre el solsticio y el equinoccio, cuando el día empieza a ganar terreno a la noche. Los cultos druídicos y neopaganos como la Wicca aún mantienen la celebración del Imbolc, la primavera celta.

Si tuviera que apostar a los pronósticos de Phil o a los de un macroeconomista profesional que trabaja en Washington DC, mi dinero iría a Phil”

Yoder sugiere que otra raíz del Día de la Marmota se entierra en la tradición romana del festival de purificación de la primavera llamado Februa, del que procede el nombre del mes. A estas festividades el cristianismo superpuso las suyas propias transformando el concepto romano en la Purificación de la Virgen, en alusión a la costumbre judía de la cuarentena posterior al parto antes de presentar al bebé en la sinagoga. Los 40 días tras el 24 de diciembre se cumplen el 2 de febrero, fecha en la que se celebra la Presentación en el Templo adornada con candelas, origen de la fiesta de la Virgen de la Candelaria y que en algunos países europeos se conoce como Candlemas.

En el medio rural la fecha se asociaba a la predicción del tiempo, lo que se reflejaba en refranes como este escocés: “Si el día de Candlemas es brillante y claro, habrá dos inviernos en el año”. La idea relaciona el tiempo soleado del segundo día de febrero con la previsión de un invierno largo. Según señala a EL PAÍS el profesor de Antropología de la Universidad Kutztown de Pensilvania William Donner, “los alemanes de Pensilvania tenían un dicho sobre la necesidad de que en este punto los granjeros aún debían conservar la mitad de sus víveres invernales; esto era muy importante para una comunidad agrícola”. En diversos lugares de Europa se contemplaba cómo resurgían de su reposo invernal los osos, tejones y erizos, y se creía que los animales regresaban asustados a sus escondrijos si atisbaban su sombra en el suelo.

Los emigrantes alemanes establecieron la costumbre en Pensilvania, reemplazando el erizo, inexistente en América, por la marmota canadiense (Marmota monax). La referencia escrita más antigua hallada por Yoder aparece en 1840, y en 1887 Phil ofreció su primer pronóstico a los habitantes de Punxsutawney. Pero ni esta localidad ni la Pensilvania germana tienen la exclusividad; la tradición llegó a popularizarse de tal modo que hoy se extiende desde Texas hasta Alaska pasando por Canadá, con una legión de congéneres de Phil como Poor Richard, Wiarton Willie, General Beauregard Lee, Queen Charlotte, Gus, Fred, Chuckles o Sir Thomas Hastings, sin olvidar a Ridge Lea Larry, una marmota disecada de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) en Búfalo, ni a Tennessee Groundhog, un tipo disfrazado de marmota que monta una motocicleta en la localidad de Silver Point.

Las logias de la marmota

Pero más allá de toda esta fanfarria, motivada por el espectáculo más que por la tradición, lo cierto es que el elemento de la marmota continúa siendo un símbolo importante dentro de las comunidades que llevaron la costumbre a América. De la Pensilvania alemana y holandesa conocemos sus exponentes más pintorescos, los amish y menonitas, que rechazan el uso de la tecnología total o parcialmente, y que según Donner tienen escasa o nula vinculación con el Día de la Marmota. Pero el grueso de la comunidad alemana de aquel estado pertenece a la Iglesia Reformada Alemana y a la rama luterana. “Este grupo es mucho más propenso a usar tecnología y actualmente su aspecto es el de cualquier otro”, apunta el antropólogo.

La tradición llegó a popularizarse de tal modo que hoy se extiende desde Texas hasta Alaska pasando por Canadá

Son precisamente estos últimos los que hacen del Día de la Marmota una importante festividad cultural que trasciende la anécdota de la predicción meteorológica. Según detalla el antropólogo en su próximo libro Making Tradition: The Versammlinge and Pennsylvania German Identity, que la editorial Pennsylvania University Press publicará a finales de este año, en torno a la tradición de la marmota llegaron a crearse hasta 18 logias, la mayoría de las cuales continúan activas y se reúnen anualmente el 2 de febrero en un Versammlinge, una fiesta que celebra la identidad germana de Pensilvania y en la que solo está permitido hablar el dialecto de la región, el Pennsilfaanisch Deitsch.

“Es una noche de diversión y legado”, resume Donner. Los miembros de la logia juran fidelidad a la bandera, comen, cantan, rezan, representan pequeñas obras satíricas y pronuncian discursos, y no falta la predicción de la marmota; todo ello en lengua Deitsch. “Mi visión es que estos eventos rinden tributo al legado de una época preindustrial y precientífica”, comenta el antropólogo, y añade: “Dudo que alguien realmente crea en la predicción de la marmota”. Pero según Donner, son tradiciones que, como tantas otras, se diluyen poco a poco en la sopa global. “La mayoría de los asistentes nacieron en la década de 1930, porque es raro encontrar a alguien nacido después de la Segunda Guerra Mundial que hable Deitsch con fluidez. Por eso la asistencia a estas reuniones está en declive”.

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