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Samantha Vallejo-Nágera y ‘Chef’, un gato nada cocinillas

La televisiva cocinera juega con la mascota en la cocina.

El primer gato que tuvo Samantha Vallejo-Nágera se llamaba Fifí y se lo regaló Rociíto (la hija de la difunta Rocío Jurado, la más grande, con permiso de los fans de Lola Flores). “Pero salió con mala leche”. El pobre felino era un verso suelto con el que la familia de la cocinera no podía ir ni de vacaciones. “Fue pisar Menorca y se nos perdió más de un mes”. Para colmo, también se cayó por la ventana del fabuloso piso de Chamberí donde la chef vive con su familia. De un quinto, que no es poco. Entonces Fifí quemó una de sus siete vidas, pero en cuanto su pata quebrada volvió a dar señales de movimiento se mudó a Pedraza, a la casa de una amiga.

Samantha posa con su gato 'Chef' en el salón de su vivienda.

Cuatro años después llegó Chef, un gato callejero de pelaje gris con alguna mota blanca, grandes ojos azules y… más tranquilo. “No le gusta mucho la gente, pero le adoro”, confiesa la cocinera en el salón de su piso, un espacio diáfano en el que los retratos de familia conviven con cuadros de hortalizas (rábano, puerro o berenjena) y una enorme pintura de una lechuga. Entre tanto alimento colgante, Chef (que debe su nombre al televisivo programa MasterChef, en el que su dueña forma parte del jurado) tiene su comedor propio en una esquina de la cocina. Cuando la jefa se lo permite, pica algo de papaya. Pero sin duda el día grande es el 27 de abril, cuando Vallejo-Nágera prepara un gran banquete de sardinas en lata al que están invitados todos los gatos de sus vecinos.

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