Vale la pena luchar
El verano trae más tiempo para la lectura, la reflexión y quizá para ahondar en el camino interior. Una semana leyendo a Marcos Ana, ese hombre de 93 años de edad y 70 de vida (pasó 23 como preso político) me ha dejado legados tan envidiables como el que me permito describir literalmente “siempre he pensado que vivir para los demás ha sido la mejor manera de vivir para mí mismo. No es un sacrificio; es compartir la felicidad. La felicidad no consiste en que sobre la comida, tengas un coche, un buen estatus social, ganes dinero o compres cosas, consiste en que no te falte un proyecto de vida y puedas compartirlo con los demás”.
A mis 35 años y teniendo la posibilidad de compartir el día a día vocacionalmente desde las aulas de secundaria me parece este un gran mensaje que trasladar a nuestros jóvenes. Quizá no debemos empeñarnos en tener dinero para poder pagar un colegio privado de prestigio, sino proteger los públicos, ni ansiar la mejor cobertura sanitaria, sino defender la pública, ni buscar urbanizaciones con piscina y pista de pádel, sino poder seguir asistiendo a los complejos polideportivos municipales de la Casa de Campo. Quizá el secreto esté en vivir hacia fuera, sencillamente, para que otros, sencillamente puedan vivir.— Pablo Gil Corona.
