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Jake Gyllenhaal no está aquí

Mientras estrena ‘Enemy’, una película en la que interpreta a un hombre que persigue a otro físicamente idéntico, el actor se presenta como un engima encerrado en un halo de clarividencia mesiánica

En 'Enemy', basada en una novela de José Saramago, Gyllenhaal interpreta a dos hombres tan idénticos que no se sabe si son dos personas o dos fragmentos de la misma personalidad. Pero como ambos tienen el cuerpo que ven en esta foto, esa duda debería ser una cuestión secundaria
En 'Enemy', basada en una novela de José Saramago, Gyllenhaal interpreta a dos hombres tan idénticos que no se sabe si son dos personas o dos fragmentos de la misma personalidad. Pero como ambos tienen el cuerpo que ven en esta foto, esa duda debería ser una cuestión secundariaMark Seliger (Management+artists)

Podrían ser el pelo recogido en una coleta improvisada y la barba desbordada como un arbusto indómito. O sus ojos azules, tan azules, y esa mirada entre pacífica e inofensiva. Incluso la voz, que parece pedir permiso para salir. Pero lo que en realidad da a Jake Gyllenhaal ese aspecto ligeramente inquietante, de iluminado, de haber superado cum laude la gincana de la búsqueda interior y estar predispuesto a mostrarnos el camino, son sus respuestas. Los “depende” con los que las abre. La relatividad.

Interpreta generalmente a hombres buenos. Usted tiene aspecto de serlo. ¿Diría que lo es?

Espero que sí. No estoy seguro de qué significa ser bueno, porque creo que es diferente para cada uno. Juzgarse uno mismo es complicado, pero tengo la esperanza de serlo.

¿Es más complicado y menos gratificante, por premios y taquilla, hacer esos papeles de hombre bueno?

Depende de a qué llame éxito. Todo el mundo tiene una idea diferente de lo que es el éxito.

A pesar del pelo y la barba (exigencias de la película que ahora rueda en Londres), la mirada dócil y esos susurros, a pesar del mensaje, Gyllenhaal es un actor nacido y crecido en Hollywood, que presenta su última película, Enemy (ya en cartelera). Un intérprete que parece tímido y que confiesa –de nuevo relativizando– incluso disfrutar con la promoción. “Según lo que motive la película, puede dar lugar a conversaciones interesantes y darte mucha energía, y esa es una prueba perfecta para saber si has hecho una buena cinta”.

Hace diez años, el actor rodaba el que ha sido su trabajo más importante hasta hoy: Brokeback mountain (fue nominado al Oscar). La relación de dos vaqueros gais, ensalza hoy Gyllenhaal, “acabó con el último mito”. Ahonda: “La historia necesitaba ser contada y expresaba lo que sentía mucha gente en aquel momento”. Entonces el matrimonio homosexual era ilegal en Estados Unidos. Hoy está permitido en 17 estados y en Washington D.C. “Fue un detonante, una pieza más para el cambio. Aún falta mucho”, dice hoy el actor. Y, mirando a los ojos del periodista, apostilla: “El cambio siempre es lento”.

No estoy buscando mi identidad porque estoy satisfecho con quién soy. Pero sí busco una conversación sincera y relaciones honestas"

Hasta aquel rodaje, Gyllenhaal era el hijo del director Stephen Gyllenhaal y de la guionista Naomi Foster, el hermano de la actriz Maggie Gyllenhaal, el ahijado de Paul Newman, el adolescente tardío de Donnie Darko o el compañero de Jennifer Aniston en The good girl… Hoy, por ese cambio lento, es un actor atraído a papeles de hombres buenos con problemas, tipos atormentados (“por lo que me motiva y por lo que puedo explorar de mí mismo con ellos”, justifica) como en Enemy, donde interpreta a dos personajes.

¿Qué le diría un psicólogo de que en sus papeles siempre esté presente esa búsqueda de identidad?

¿No cree que todo el mundo la tiene? Es nuestro viaje. Estamos constantemente buscando cosas que nos inspiren y motiven. Es el viaje humano. Yo soy en esencia, como persona, un buscador. Esa búsqueda es lo bueno de la vida.

¿Todo el mundo?

Sí, creo que todos tenemos conflictos interiores, aunque algunas personas parecen decir: “Esto es lo que soy y no tengo que buscar nada”. Me fascina la idea de hacer que mi tiempo merezca la pena. Yo no sé si estoy buscando mi propia identidad, porque me siento bastante satisfecho con quien soy. Pero sí busco, por ejemplo, poder tener una conversación sincera y relaciones honestas. Y no puedo decir que yo sea honesto siempre, pero lo intento.

¿Lo dice porque en Hollywood no las tiene?

Bueno, yo vivo en Nueva York…

La calma con la que habla y la parsimonia con la que se mueve muestran a un Gyllenhaal seguro de sí mismo. Pero, sobre todo, políticamente correcto. Hasta el punto de corregirse a sí mismo: hace dos años declaraba que sentía lástima porque “los actores parecían políticos y los políticos, actores”. Ahora se retracta. “Dije eso desde una postura un tanto ingenua. Pero he crecido”.

¿Y Obama? ¿Es mejor actor que político?

Creo que tiene un gran sentido del humor. Y que eso es una parte importante de una personalidad. Y cree muy profundamente en sí mismo y en lo que considera que es verdad.

Entonces queda descartado en un posible casting suyo…

Me parece que está demasiado ocupado.

Da igual. Resulta imposible alterar su calma. Llevarle más allá de su mensaje positivo. Sonríe y calla. Visto desde la superficie Gyllenhaal parece hoy un hombre sin conflictos. Un buen samaritano. ¿Estará interpretando?

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