_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La Gran Sociedad

Obama estuvo "diplomático" con Rajoy y no le mostró su preocupación por el desempleo

Joaquín Estefanía

Obama estuvo diplomático. Según las crónicas felicitó a Rajoy por los “grandes avances” en materia de estabilidad económica, reducción del déficit y vuelta a los mercados financieros, pero le recordó a continuación los “graves desafíos” que le quedan respecto al crecimiento y al empleo. Si el presidente americano hubiese sido más auténtico habría dado la vuelta a la oración, expresando su preocupación por una economía anémica y con un desempleo propio de la Gran Depresión, aunque haya experimentado avances en algunos desequilibrios macroeconómicos.

¿Por qué? Porque toda la política económica de Obama ha ido encarrilada a conseguir el crecimiento y el empleo, y solo después ajustar el déficit y la deuda. Justo lo contrario de lo que han hecho los europeos (ajustar para crecer) y, entre ellos, España. El resultado es muy dispar: EE UU tiene previsto crecer este año alrededor de tres puntos y ha iniciado 2014 con una tasa de paro del 6,7%, mientras España lucha por superar el punto del PIB de crecimiento, y su tasa de paro afectará a final de año a un 25% de su población activa. Con un crecimiento medio del 2,2% en el último lustro, EE UU ha creado casi ocho millones de puestos de trabajo.

¿En qué se parecen ambos países? En que la gestión de la crisis ha multiplicado exponencialmente los niveles de desigualdad, que ya eran muy grandes antes de la misma. En un reciente documental (Desigualdad para todos) preguntan al secretario de Trabajo con Clinton, Robert Reich, a qué país debería imitar EE UU para corregir esos extremos sociales (los 100 ciudadanos americanos más ricos acumulan más riqueza que los 150 millones de estadounidenses que están en la mitad más pobre de la población): “A los EE UU de hace algunas décadas”.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

No en todos los momentos fue EE UU una sociedad desigual. En las tres décadas posteriores a la II Guerra Mundial, siguiendo el rastro del New Deal de Roosevelt, se creó la clase media más grande que ha habido en el mundo. Reich llama a esa época “la Gran Prosperidad”, y fue posible gracias a un acuerdo tácito que reflejaba la interdependencia del bienestar de los trabajadores y de las empresas, con el visto bueno del Gobierno federal. A ese acuerdo se le denominó Tratado de Detroit.

No en todos los momentos fue EE UU una sociedad desigual. Después de la II Guerra Mundial, se creó la clase media más grande que ha habido en el mundo

Estos días se conmemoran en EE UU los 50 años de la política contra la pobreza del presidente Lyndon B. Johnson. Sucesor de Kennedy cuando este fue asesinado en 1963, Johnson ha pasado a la historia por mandar al matadero de Vietnam a miles de jóvenes norteamericanos. Sin embargo, también fue el creador del seguro de salud para los ancianos (Medicare) y para los pobres (Medicaid), de las ayudas federales para la educación y de una política de la vivienda de bajo coste. Johnson defendió la construcción de una gran sociedad (The Grat Society) en una nación donde la igualdad de oportunidades y una alta calidad de vida fueran el patrimonio de todos. El reaganismo fue una ruptura con la filosofía de Johnson.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_