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Famosos adictos al pan

Personajes del ámbito cultural, gastronómico y económico ensalzan las virtudes de un producto que alimenta sus recuerdos Un libro recoge sus idilios con la masa madre

Elisabet Sans
La modelo Martina Klein.
La modelo Martina Klein.ALBERT ARMENGOL

¿En qué se parecen una baguette, una focaccia, o la masa de una pizza? Pues en que, independientemente de su forma, sabor y textura, al fin y al cabo todos son pan. Palabra de Ferran Adrià. El cocinero catalán es el encargado de prologar y aclamar las bondades de este alimento en el libro Locos por el pan. Panáticos (editado por Lunwerg). De leña, de payés, baguette, con aceitunas, nueces, pipas, semillas o sobrasada… hay unas 350 variedades en el mercado. Si los niños nacen con un pan debajo del brazo, los veintiséis personajes del mundo de la cultura, económico o el deportivo que aparecen en este libro nunca lo han soltado. En él desvelan con qué acompañan su pan favorito y sus recuerdos y anécdotas al pensar en este alimento de harina, levadura, agua y sal.

Entrar en una panadería e inspirar para alimentarse con el olor, ir a comprar el pan y que llegue a casa sin los curruscos, apretarlo cerca de la oreja para escuchar como cruje... son escenas tan cotidianas como el mismo alimento que las protagoniza. El actor, cómico y presentador José Corbacho confiesa ser un adicto al pan desde la infancia, capaz incluso de comérselo con la fruta y de pedírselo a escondidas a Ferran Adrià en su restaurante El Bulli: “Entre tantos platos creativos e innovadores tenía la necesidad de agarrarme a un sabor tradicional”. Otra adicta es la escritora Rosa Montero, quien confiesa comerse una barra entera casi sin darse cuenta.

En los últimos años el pan se ha 'gourmetizado', con decenas de 'boutiques' que han aparecido por todo el país

Carles Sans, uno de los tres miembros del Tricicle, llegó a preguntar en un restaurante la dirección de su panadero para ir a felicitarle y de paso hacer unas compras. Una anécdota más: el pan casi nos deja sin los libros de Javier Moro, quien se hubiese convertido en panadero si su novela Pasión india no hubiese sido un éxito. Loquillo, Martina Klein, Totón Comella, Josep Carreras, Rosa Tous o Carlos Ferrater también comparten plano con el pan en las páginas del libro, del que una frase de Cayetana Guillén Cuervo resume su filosofía: “Una mesa sin pan está incompleta”.

En los últimos años el pan se ha gourmetizado, con decenas de boutiques que han aparecido por las ciudades de todo el país. El cocinero Carles Gaig, para quien este producto “es el primer pensamiento a la hora de preparar la cena”, está orgulloso de que el negocio del sector panadero haya vuelto a las manos de quienes aman su oficio. Pero el economista de las explicaciones claras Leopoldo Abadía, con 12 hijos y 44 nietos a los que llena con pan, advierte en el libro: “El hecho de que alrededor de mi casa haya hasta siete establecimientos con servicio de panadería da que pensar”.

Una moda que ha ayudado a los amantes del pan a atreverse con otros sabores, como el pan de trufas elegido como su favorito por la diseñadora Amaya Arzuaga o el pan de cerveza del periodista y escritor Màrius Carol. Pero más allá de tiendas bonitas con los productos más llamativos, la clave está en encontrar ese establecimiento que no utilice los ingredientes para enmascarar un mediocre sabor del pan –y, por supuesto, en huir de las gasolineras, los supermercados y las tiendas 24 horas–. El libro, impulsado por el horno artesano l’Obrador que destinará todos los beneficios de su venta a la Fundación Banco de Alimentos y la Fundación Josep Carreras contra la leucemia, reivindica la importancia de la panadería artesana. Así que también ofrece consejos para amasar el pan y facilita varias recetas. No se puede olvidar que su elección puede marcar la diferencia en algo tan simple como un bocadillo de jamón. Para su éxito, “el pan es tan importante y debe ser tan bueno como el jamón”. Palabra de Ferran Adrià.

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Sobre la firma

Elisabet Sans
Responsable del suplemento El Viajero, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en secciones como El País Semanal, el suplemento Revista Sábado y en Gente y Estilo. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Ramón Llull de Barcelona y máster de Periodismo EL PAÍS.

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