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La Facultad de Políticas de la Complutense: ni fortín de Podemos ni Pablo Iglesias rector

Los resultados electorales históricos muestran que es una institución diversa ideológicamente, no un reducto antisistema que pretende acabar con la universidad

Ingreso a la biblioteca de la Facultad de Ciencias Politicas y Sociologia de la Universidad Complutense, el 29 de marzo.
Ingreso a la biblioteca de la Facultad de Ciencias Politicas y Sociologia de la Universidad Complutense, el 29 de marzo.Jaime Villanueva
Elisa Silió

El pasado diciembre, la presidenta regional madrileña Isabel Díaz Ayuso espetó: “¿Cómo puede ser que un ex vicepresidente del Gobierno haya ahora pujado por ser un simple profesor asociado de la UCM [Universidad Complutense de Madrid]? Porque lo que busca Pablo Iglesias es ser el próximo rector de la universidad pública más importante de España. Es decir: matar la universidad pública”. En realidad, Iglesias no podía presentarse a las elecciones celebradas la semana pasada por no ser catedrático, ni podrá en seis años. Entonces podrán postularse los profesores permanentes (cargo que no ha logrado), pero tendría que demostrar ―como exige la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU)― “una alta capacidad investigadora, una acreditada trayectoria docente, así como una suficiente experiencia de gestión universitaria en algún cargo unipersonal [vicerrector, gerente o decano]” que no se acumula en seis años. Sin embargo, las palabras de Ayuso se han difundido como una evidencia en la campaña.

Tras las elecciones, que ganó el rector Joaquín Goyache con el apoyo del PP, el vicepresidente regional Enrique Ossorio se alegró de que la universidad no hubiese caído “en las manos de la izquierda radical” ―que para los populares es sinónimo de Podemos―, encarnada en la figura de Esther del Campo, la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología que optaba al puesto. Pero ¿realmente Políticas es el nido del totalitarismo de izquierda que pintan algunos medios?

El centrista Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales y exdiputado de UPyD, sostiene que su facultad no es un bastión de Podemos, que lo fue, pero dejó de serlo “hace seis o siete años, cuando muchos profesores se fueron a cargos institucionales y perdieron capacidad de movilización”. Calduch, director de su departamento entre 2008 y 2012, apunta que no se entiende el auge del partido sin el respaldo del decano Francisco Aldecoa (2002-2010). Hasta que este no dejó el cargo, asegura que no logró invitar a Rosa Díez, la presidenta del partido, que sufrió ese 2010 un escrache en el que participaron Iglesias y el cofundador Íñigo Errejón. Desde entonces, afirma, se permitieron los actos, pero también las protestas.

“Ole, ole, ole. Voy a salir en un medio sin que me insulten”. Quien canturrea es Kata, anarquista, estudiante de cuarto de Trabajo Social y uno de los cinco “colgaos” ―según sus propias palabras― que gestionan el Aula Okupada, en la que, cuenta orgulloso, el decanato no entra desde hace 27 años. Al principio recela de hablar con EL PAÍS ―el reportero de extrema derecha Vito Quiles ha entrado dos veces a las bravas en el aula, relata Kata―, pero accede cuando llega Rodrigo, estudiante del doble grado de Derecho y Ciencias Políticas. No hay suciedad, “limpiamos todos los días”, explica el alumno antisistema. Un rodillo sobre la mesa delata que acaban de darle una mano de pintura blanca al poco espacio que queda libre en las paredes, plagadas de pintadas y dibujos. Un cartel deja claro que no se puede fumar ni beber. Los años en los que casi no se veía por el humo de los porros en una zona de la parte baja quedan muy atrás. Ayuso lo recordaba en un tuit en 2011, antes del surgimiento de Podemos: “Más grave me parecía a mí la ‘moqueta’ de Políticas, donde los bolches iban a fumar porros y beber calimocho. #ucm”.

“Ver esta facultad como la facultad de Podemos es muy infantil, es no querer ver el pluralismo que hay. En mi clase hay chavales de Libertad sin Ira y me llevo muy bien”, explica Rodrigo, progresista y comprometido en causas sociales. La asociación de derechas se fundó el curso pasado en la facultad y desde el decanato explican que tienen que reorganizar el espacio de las asociaciones estudiantiles para hacerle hueco. De su presidente ―el anterior ha pasado a ser presidente de Nuevas Generaciones―, el venezolano Diego Yáñez, se dice en su web que en la facultad “ha tenido que luchar en contra del totalitarismo ideológico tal y como lo hacía en Venezuela”. Por mensaje, Yáñez reconoce a EL PAÍS que en Políticas “hay disparidad ideológica, pero Podemos tiene una fuerte presencia”; pero luego no accede a hablar con este diario para relatar su experiencia.

Juan Carlos Monedero, profesor de la facultad y ex número tres de Podemos, lo tiene claro: “La universidad no tiene que estar partidizada [sometida a un partido] pero sí politizada, y más Políticas. El problema es que se partidice, porque eso responde a lógicas más excluyentes”. Y saca pecho: “Es una facultad plural, viva, de gente que quiere cambiar el mundo, que estuvo muy presente en el 15-M [en 2011]. Ya quisiera cualquier facultad de Políticas del mundo haber generado un proceso como el de Podemos. Si hubiese ocurrido en Yale o Harvard, se estudiaría en todo el mundo”. Pone el ejemplo del fenómeno Jean-Luc Mélenchon, que ya se estudia en las universidades francesas.

Facultad Ciencias Politicas Sociologia
Un aula nueva con medios visuales en la Facultad de Ciencias Políticas de la UCM.Jaime Villanueva

Ariel Jerez, como Carolina Bescansa, sigue dando clase en la facultad, pero abandonó el partido que ayudó a fundar. Sostiene que hay una “derecha iliberal e incivilizada” que persigue a facultades de Humanidades como la suya en el mundo: “Somos las únicas facultades científicas que mantenemos otro tipo de relatos, de reflexiones de alternativas de la sociedad... Y ellos tienen una mirada de pensamiento único”. Y cree que hay una especial “obsesión” de la derecha por la Complutense: “Es la primera empresa pública de Madrid y, por tradición e historia, no deja de ser la universidad presencial más grande de España y el rector tiene un espacio en la esfera pública, por lo menos madrileña”.

Ricardo Alonso, el decano de Derecho, no comparte con Monedero que la universidad se politice. “Aquí [en la facultad de Derecho] la gente aprende a convivir. Fifty [50%] a aprender un programa y una profesión, y fifty a hacerse una personita democrática. ¿Y cómo se hace? Yo no estoy de acuerdo que a través del debate, sino conviviendo. En la cafetería están todas las ideologías, las etnias... Va de que uno con las rastas se dé cuenta de que no tiene que vomitar por ver a otro con gomina, y viceversa”. Alonso cree que en España “no hay cultura del debate”, pero sostiene que hay otras prioridades en la facultad: “Por lo pronto, con que no haya palos, ni botellones de 25.000 personas casi en coma etílico... ¡Es que hay que vivir la universidad! ¿Debates de altos vuelos? ¿De qué me está hablando?”. Alonso se enorgullece de no haber tenido grandes altercados durante siete años de decano ―no dejó celebrarse un acto de la política de Vox Rocío Monasterio para el que no se pidió permiso este 8-M―, pero en Políticas sí que ocurren: el disidente Leopoldo López, Pablo Iglesias o Javier Ortega-Smith (en un auto no autorizado) han sido víctimas de escrache de la izquierda radical en estos últimos años.

“En el Aula Okupada se junta todo el mundo, está sin cerradura. La gente estudia, se calienta la comida... Esta tarde tenemos una charla de la Asamblea de Vivienda de Villalba y puede entrar todo el mundo”, prosigue Kata, que compara su actividad con la de Libertad sin Ira. “El otro día dieron una charla sobre Israel. Vinieron dos policías del Mosad y ocho seguratas y nadie de nosotros se acercó a la charla”, recuerda el anarquista. “En otra que hicieron sobre la leyenda negra de la hispanidad, me pareció muy fuerte el blanqueamiento del colonialismo español y debatí con el que daba la charla muy tranquilamente. Pero al PP le da votos sacar Somosaguas [el campus], con las pintadas”, prosigue Kata, que trabaja con niños en una extraescolar de deporte. El decanato quiere acordar con los alumnos un plan para decorar artísticamente el sótano, que ofrece con sus pintadas una imagen muy degradada de la facultad.

Un repaso a los resultados de las elecciones a rector de los últimos años en Políticas dejan claro que no es un fortín de Podemos; un grupo de profesores en corrillo coincide en que probablemente la ideología mayoritaria sea cercana al PSOE clásico. En 2015, José Carrillo trató de revalidar el cargo de rector en medio de un tenso encontronazo con el presidente regional, Ignacio González, quien amagaba con no dejarle convocar las elecciones si no entregaba el expediente abierto al profesor Monedero. En este escenario, Carrillo tendría que haber arrasado, si la facultad hubiese estado en manos del partido, pero no fue así. En primera vuelta, entre los profesores, ganó Carlos Andradas, cercano al PSOE, con un 48,8% de los votos; seguido por el ex número dos del ministro José Ignacio Wert (PP), Federico Morán, con un 23,8%, y Carrillo con un 19,3%. Calduch, diputado meses después de UPyD, recabó el 7,9% de los votos. “No hicimos campaña en Políticas, nos sorprendió mucho el gran resultado”, recuerda una persona que participó en el equipo de Morán.

Escaleras del edificio de la facultad de Políticas de la UCM, el pasado miércoles.
Escaleras del edificio de la facultad de Políticas de la UCM, el pasado miércoles.Jaime Villanueva

En 2019 tampoco Carrillo salió bien parado. Acordó con Morán aupar a Goyache, pero por un puñado de votos ganó Andradas entre los profesores y su candidato entre los estudiantes. El pasado miércoles la facultad se volcó en que ganase la decana Del Campo, pero Goyache ―de nuevo respaldado por Carrillo― revalidó en el cargo. La víspera, el gerente tuvo que enviar una circular de madrugada para desmentir que el edificio no iba a abrir por una avería; resultó ser un bulo lanzado por un asesor del Ayuntamiento de Madrid, miembro de Nuevas Generaciones. Las mismas que lideran Libertad sin Ira y que acordonaron a Ayuso cuando fue condecorada entre insultos alumna ilustre de Ciencias de la Información.

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Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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