_
_
_
_
_

Cohetes espaciales con el sello de una empresa de Leganés

La compañía madrileña Ienai Space desarrolla sistemas de propulsión a medida para todo tipo de vehículos no tripulados

Sara Correyero, Daniel Pérez Grande y Mick Wijnen, cofundadores.
Sara Correyero, Daniel Pérez Grande y Mick Wijnen, cofundadores.

El pasado año se lanzaron al espacio más de 2.200 satélites con fines diversos. El sector no para de crecer, pero sigue incorporando sistemas de propulsión (similares al motor de un coche, para realizar maniobras como situarse en órbitas distintas o incorporar un mecanismo de anticolisión), que no cambian a la velocidad que las empresas demandan. Y esa velocidad es acelerada. Entre 2012 y 2021, el 50% de los lanzados a órbita pesaban menos de 200 kilos, con unas medidas similares a las de una lavadora, frente a los miles de kilos de peso de los satélites lanzados desde el comienzo de la carrera espacial hasta la primera década de los dos mil, equivalentes en tamaño al de un autobús. Sara Correyero, ingeniera aeronáutica por la Universidad Politécnica de Madrid, de 32 años, percibía este hueco en el mercado cuando en 2019 puso en marcha junto con Daniel Pérez, Mick Wijnen y Javier Cruz Ienai Space, que desarrolla soluciones de movilidad espacial para satélites. “El proyecto surgió cuando asistíamos a conferencias sobre propulsión eléctrica y nos dimos cuenta de que las soluciones que ofrecían las empresas no cumplían las expectativas de los clientes, porque ahora los satélites son más pequeños y se necesitaban sistemas de propulsión también más pequeños, pero con altas prestaciones y la misma eficacia”, explica Correyero.

Con una inversión inicial de unos tres millones y medio de euros entre financiación pública y privada, y junto con el CSIC de Barcelona, se pusieron manos a la obra para desarrollar una nueva tecnología mediante la nano y la micro fabricación, que permite realizar un propulsor “llave en mano” que, además de ser más pequeño, también ahorra grandes cantidades de masa de combustible. “Todo lo que lances al espacio cuesta dinero, por tanto, si es más pequeño también es más barato. Ahora viene a costar unos 5.000 euros por kilo, y antes el precio se multiplicaba por diez”, señala Correyero, que recientemente recibió el primer premio en la categoría de Early Stage en los Women Startup Awards 2023.

La empresa, con centros en Leganés (Madrid) y en Uppsala (Suecia), donde se reparten la fabricación y el diseño de estos sistemas, ha empezado a comercializar el software que luego servirá de base para fabricar los sistemas de propulsión. Con 20 empleados, este año han firmado varios contratos con distintas empresas, como la Agencia Espacial Europea, que les han reportado 600.000 euros, y tienen en marcha otros proyectos con empresas del sector.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_