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La cosmética coreana que causa furor

Lilin Yang abrió Miin Cosmetics en 2014 y ya cuenta con 18 tiendas en el país

Tienda de Miin Cosmetics en Barcelona.
Tienda de Miin Cosmetics en Barcelona.

Cada vez que Lilin Yang volvía de sus viajes de Asia a España, adonde se había mudado desde su China natal en 2005 para estudiar, traía una maleta llena de los cosméticos coreanos que usaba y que también regalaba a sus amistades. Veía que a la gente le sorprendía la innovación y la imagen de aquellos productos, que ya por entonces comenzaban a ganar cada vez más adeptos, y se preguntó por qué no les abría ella misma hueco en el mercado. Y así lo hizo en 2014 con una pequeña tienda en Barcelona que se convirtió en el primer eslabón de Miin Cosmetics, una cadena con 18 establecimientos y una facturación prevista para 2023 de 16 millones de euros.

“He tenido mucha influencia creo que de mi mamá”, dice la fundadora y directora general sobre el origen de este camino profesional muy alejado de sus estudios de Turismo. “Porque ella, cada día, desde que yo era pequeña, estaba frente al espejo haciendo pom, pom, pom”, cuenta mientras emula toques de cuidado facial al otro lado de la pantalla. “De ahí viene mi curiosidad”, asegura. Se preguntaba por las rutinas que su madre llevaba a cabo por la mañana y por la noche y por las combinaciones de productos que luego comenzó a probar.

Antes de abrir las puertas de Miin Cosmetics, tenía pasión y ganas, pero no estaba familiarizada, dice, con todo lo que había detrás: procesos de importación, registro, etiquetado, formación, ventas… “Yo no tenía ni idea”, reconoce. A base de equivocarse y rectificar, se fue haciendo con los entresijos del negocio. “Fue duro, pero en aquel momento yo no lo sentía así, ni sentía frustración, solo mucha pasión e ilusión de estar haciendo algo que me gusta”.

El poder del boca a oreja

El trabajo que hizo para darse a conocer y el boca a oreja fueron trayendo más clientes y en 2015 la compañía aterrizó en Madrid. Desde entonces ha sumado más boutiques en ambas ciudades y en Girona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Málaga, Sevilla, Múnich, Milán y París, todas propias, aunque Yang no cierra la puerta a franquiciar en el futuro. “Hay gente que ha venido a preguntar. Y ¿por qué no?”, comenta. “Somos flexibles, pero tenemos que estudiarlo y analizarlo bien”.

El poder de atracción de la cosmética coreana reside, para Yang, en la innovación tanto en las formulaciones como en el diseño exterior. También en el uso de compuestos naturales, sin olvidar, dice, rangos de precios competitivos para pieles con presupuestos menos holgados. “Intentamos traer las mejores marcas, trabajamos con más de 30″, cuenta la fundadora, que viaja tres veces al año a Corea en busca de tendencias y que considera la selección de producto y la capacidad de asesoramiento del personal dos pilares importantes de su éxito. “También producimos mucho contenido de rutinas, de información para que la gente entienda cómo y por qué hay que usar productos, protección solar o por qué hay que hacer doble limpieza”, añade.

En las estanterías de Miin se pueden encontrar marcas como Cosrx, Klairs o Benton, también disponibles a través de su comercio electrónico, dos canales que tienen el mismo peso en las ventas, un 30% cada uno. Del 40% restante es responsable la distribución negocio a negocio: “Trabajamos con muchos, con Zalando, Douglas, Julía… en diferentes países”, asegura Yang. También han comenzado a ofrecer recientemente tratamientos faciales, manicura, manicura artística y pedicura en uno de sus espacios en Barcelona, reconvertido en tienda insignia, y en otro en Madrid. “Es un nuevo concepto que estamos probando. Si funciona bien, queremos abrir más flagship stores en otras ciudades grandes en Europa”, comenta la fundadora, de 37 años.

El año pasado, Miin Cosmetics ha inaugurado 10 puntos de venta, el último en Murcia. Y no tiene pensado pisar el freno: “En 2024 vamos a abrir 16 tiendas, y nuestro objetivo es llegar a 100 en los próximos cuatro años”, apunta. La compañía, en la que trabajan 100 personas, 48 de ellas en las oficinas centrales, y que facturó 10 millones en 2022, según datos de Insight View, es rentable desde el segundo año. “Tenemos los dos pies en el suelo. Nos hemos autofinanciado hasta ahora”, asegura Yang. “Es una empresa supersaludable”.

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